Traducción, humanismo y propaganda monárquica. Cinthia María Hamlin
4. Charles B. Falhauber, Medieval Manuscripts in the Library of the Hispanic Society of America, New York, The Hispanic Society of America, 1983, vol. I, pp. 516-18; Brian Dutton, Catálogo/Índice de la poesía cancioneril del siglo XV, Madison, Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1982, p. 91. Corrijo aquí la errata de tipeo de mi artículo 2013b (p. 275), pues para la descripción de Dutton reenviaba a la p. 95. Ya lo señaló Lucía Megías («Sobre textos, traducciones y otros demonios...», art. cit) en su reseña crítica al libro de Mondola, quien repite esta errata.
5. Véase al respecto Morreale, «Apuntes bibliográficos...», art. cit., especialmente p. 225 y José María Viña-Liste, Cronología de la Literatura Española. I Edad Media. Madrid, Cátedra, 1991, p. 127.
6. Faulhaber, Medieval Manuscripts..., op. cit. p. 517.
7. Carlos Alvar, «Notas para el estudio...» art. cit., especialmente p. 34; Traducciones y traductores, op. cit., p. 342 y de Carlos Alvar y José Manuel Lucía Megias, Repertorio..., op. cit., p. 97; Margherita Morreale, «Apuntes bibliográficos...», art. cit. p. 225.
8. Maribel Andreu Lucas, La amplificación..., op. cit., p. 16.
9. Para más detalles vid. infra nota 28 y especialmente mi «Nota-reseña de R. Mondola...», art cit., pp. 322-3.
10. Al describir los catálogos señala: «Dutton ha confirmado la teoría de Rodríguez Moñino y Brey Marino según la cual el manuscrito es autógrafo» (p. 33). Dutton solo advertía «parece autógrafo», sin citar catálogos previos. Lo que era un problema de descripción material del testimonio, que se transmitió de crítico a crítico, Mondola lo eleva a «teoría de la anterioridad de la versión manuscrita» (p. 33), la cual afirma que Morreale sostiene, aunque ella decía (p. 225): «[el texto] es el mismo que el de las coplas de las impresión de 1515» y «R.M dan la letra como del XV. En efecto el período que culminó con la publicación [...] pudo empezar años atrás». Plantea luego que Alvar «ha manifestado adherencia a la teoría», pero Alvar le dedica pocas líneas a Villegas recuperando con precauciones a Dutton y Morreale: «Es posible que el manuscrito [...] sea autógrafo [...] y es casi seguro que se trata del mismo texto que publicó Fradrique [...] en 1515» (p. 34). Estos críticos nunca hablan de «versiones», solo plantean que el texto es el mismo: i.e. la misma «versión» de la traducción, en un caso transmitida en un manuscrito, en el otro en la imprenta. Esta distinción es fundamental para advertir el problema, cómo lee mal a unos y a otros, incluido mi aporte de 2013c. Dirá: «Hace algunos años, en mi libro Dante nel Rinascimento castigliano dediqué un párrafo al problema de la transmisión textual de la traducción dantesca de Villegas, ateniéndome a la hipótesis de Morreale y Alvar que, como he dicho, sostenían la posterioridad de la edición burgalesa. Sucesivamente, en un estudio sobre las variantes entre el manuscrito y el impreso recién aparecido, Hamlin ha afirmado que el manuscrito de Nueva York no fue el que sirvió para la versión impresa y que ‘todo indicaría, pues, que el texto de la Comedia que nos transmite el manuscrito se trata de una copia de un subarquetipo anterior [...].’ Aunque a primera vista las palabras de Hamlin representen un cambio de orientación significativo, la frase con la que concluye su trabajo [...] confirma que, haya pesar [sic] de haber sido copiada después de 1515, la versión manuscrita transmite un estadio de la traducción precedente al impreso» (p. 33). Nótese cómo aduce que en 2011 se atenía no sólo a Morreale sino a Alvar, pero en el párrafo que le dedica al tema (p. 46), no menciona el trabajo de Alvar (que aparece citado recién en la p. 165, en relación a otra cosa). Además, no parece entender los planteos de Morreale, quien nunca sostiene que el ms. es una «versión» anterior. Finalmente recorta mis argumentos, tal vez para asestar una contradicción inexistente, pues en mi estudio aclaro exactamente eso: «la versión que nos trasmite el manuscrito es copia de una anterior, tanto al manuscrito como al impreso, que presenta lecciones en su mayoría similares a las del impreso y otras no tanto» (2013, p. 285). Esta operación más narrativa que científica le permite plantear luego mi misma hipótesis (vid. infra nota 84). Reduce también el objeto de mi estudio: dice que es «sobre las variantes», cuando le dedico a las enmiendas un apartado (pp. 281-7). Así es que luego destaca que «las abundantes correcciones» son «el elemento de mayor interés» de su trabajo (p. 34), como si fuera un objeto novedoso no abordado. Remito a la reseña crítica del libro de Mondola de Lucía Megías «Sobre textos, traducciones y otros demonios...», art. cit.
11. Se suele catalogar dentro de los ejemplares impresos de la traducción el II-2544 del Palacio Real aunque, según lo que pude corroborar en mi examen del ejemplar, cuenta solo con los cuadernillos P-Q6 donde se transmiten los tratados: «Aversión al mundo y conversión a Dios», «Querella de la fe» y «Sátira dezena del Juvenal». Sucede lo mismo con el ejemplar de Santander (Menéndez Pelayo, 57), motivo por el cual no lo incluí en esta lista.
12. Sigo aquí la descripción de Fernández de Valladares, La imprenta..., op.cit., p. 447.
13. De los 37 ejemplares que he consultado muy pocos carecen de marcas de uso: BNE R-2510 y R-2529; el del Senado, el BL C.56.f.9, el de Boston, el i-128 (excepto por la paginación que se agrega en el margen superior derecho).
14. Sigo las pautas de transcripción que Alberto Montaner Frutos (Prontuario de bibliografía: pautas para la realización de descripciones, citas y repertorios, Gijón, Trea, 1999, pp. 77-9) recomienda para las descipciones, según la modalidad «paleográfica simplificada».
15. Así denomina Morreale a este segmento paratextual (p. 226). Habría que señalar, sin embargo, que no se trata estrictamente de una «fe de erratas» según lo que ésta significaba para la legislación de impresos de los siglos XV-XVI (i.e. un documento preliminar que certifica que la obra impresa está conforme con el manuscrito excepto por las erratas indicadas, firmado por el corrector del Consejo. Véase Montaner Frutos, op. cit, p. 131). Conservo esta terminología, sin embargo, por una cuestión de economía, haciendo referencia con ella a lo que entenderíamos hoy por «fe deerratas», es decir, una lista de los errores que el mismo autor observa en su libro, e inserta en el mismo al final o al comienzo, con la enmienda que de cada una debe hacerse. En este caso, por el tipo de enmiendas señaladas así como por su redacción es muy probable que esta «fe de erratas» sea del propio Fernández de Villegas y no del impresor o del corrector de la imprenta.
16. Véase para todo esto Morreale, «Apuntes bibliográficos...», art. cit., especialmente pp. 226-7.
17. Al ejemplar de la UCM y los de la BNE (R/2531 y R/30767) les falta el último folio del último cuaderno (Q6). A R-2474 le faltan los folios exteriores de los cuadernos P y Q (P1, P6, Q1 y Q6), mientras que al del Senado de Madrid le faltan los últimos dos folios (Q5 y Q6). La ausencia, en estos casos, se deba a pérdida por uso.
18. Véase al respecto Jaime Moll, «Problemas bibliográficos del libro español en el siglo de Oro», BRAE, 59 (1979), pp. 49-107, especialmente pp. 57-76 y Lilia Ferrario de Orduna, «Editar impresos en el siglo XVI y XVII», en Germán Orduna, Ecdótica. Problemática de la edición de textos, Kassel, Edition Reichenberger, 2000, pp. 113-163, especialmente pp. 118-122.
19. Andreu Lucas (La amplificación..., op. cit., p. 21) trae a colación los 5 ejemplares citados por Morreale (Madrid, Barcelona, Londres, Ravenna, Nueva York) a los que agrega solamente el de la Fundación Marco Besso.
20. El caso más elocuente es el de cerrado/cerrados en VII, 9h, error que además de corregirse en algunos ejemplares se señala en la fe de erratas. Para más datos véase mi edición crítica: El Infierno de Dante traducido por Pedro Fernández de Villegas (1515). Edición crítica y estudio. Cilengua, San Millán de la Cogolla, 2020 (en prensa).
21. Se trata de agregados u omisiones introducidas para salvar descuidos en la cuenta del original, o subsanar una