Víctimas y verdugos en Shoah de C. Lanzmann. Arturo Lozano Aguilar
VÍCTIMAS Y VERDUGOS EN SHOAH, DE C. LANZMANN
GENEALOGÍA Y ANÁLISIS DE UN ESTADO
DE LA MEMORIA DEL HOLOCAUSTO
HISTÒRIA / 182
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VÍCTIMAS Y VERDUGOS EN SHOAH, DE C. LANZMANN
GENEALOGÍA Y ANÁLISIS DE UN ESTADO
DE LA MEMORIA DEL HOLOCAUSTO
Arturo Lozano Aguilar
UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
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© Del texto, el autor, 2018
© De esta edición: Publicacions de la Universitat de València, 2018
Publicacions de la Universitat de València
Ilustración de la cubierta: Hynek Moravec,
Campo de concentración Auschwitz II Birkenau (2005)
Diseño de la cubierta: Celso Hernández de la Figuera
Fotocomposición, maquetación y corrección: Letras y Píxeles, S. L.
ISBN: 978-84-9134-254-0
Para Yolanda,Darío, Ariela y Violeta
ÍNDICE
PERSISTENCIA E HISTORICIDAD DEL CANON. A MODO DE PRÓLOGO, Vicente Sánchez-Biosca
PERSONAJES APARECIDOS EN SHOAH
PRECISIONES AL USO DE REFERENCIAS
CAPÍTULO I. GENEALOGÍA DE LA REPRESENTACIÓN DE LA VÍCTIMA JUDÍA
Inmediata posguerra (1945-1960)
El surgimiento de la víctima judía (1961)
CAPÍTULO II. REPRESENTACIÓN DE LAS VÍCTIMAS EN SHOAH
Víctimas sin zonas grises
La víctima en Shoah
CAPÍTULO III. GENEALOGÍA DE LA REPRESENTACIÓN DE LOS VERDUGOS
De vencidos a culpables. Los dirigentes nazis en el banquillo de Núremberg
Los vínculos de los dos imaginarios de posguerra con el inicio de la Guerra Fría
La banalidad de los verdugos. Eichmann en Jerusalén
CAPÍTULO IV. REPRESENTACIÓN DE LOS VERDUGOS EN SHOAH
El entorno de los verdugos
Sobre la burocracia y los verdugos banales
Verdugos
PERSISTENCIA E HISTORICIDAD DEL CANON.
A MODO DE PRÓLOGO
No solo la belleza; también el horror tiene su canon. Respecto al Holocausto, dicho canon sufrió un giro sin precedentes con la aparición en las pantallas francesas, y muy pronto del mundo entero, de Shoah (1985), el film en cuya documentación, realización y montaje Claude Lanzmann había invertido quince años de vida. Un film que sobrepasaba las nueve horas de duración y de cuyo largo proceso de rodaje fueron surgiendo, cual oportunas sorpresas, nuevas películas que, según nos decía su autor, tenían su lugar asignado desde el principio como obras independientes. Así verían la luz, prolongando el efecto Shoah, Un vivant qui passe (1997), Sobibor, 14 octobre 1943, 16 heures (2001) y Le dernier des injustes (2013). Película decisiva, Shoah fue también, por tanto, germinal y duradera para abordar el exterminio judío a mano de los nazis, sobre todo por su decisión de desprenderse de otros paraguas bajo los cuales había sido tratada (o encubierta) la cuestión, como la historia de los campos de concentración, la ideología nacionalsocialista o el curso de la Segunda Guerra Mundial. Ante esa pieza de orfebrería tan rigurosamente construida fueron inclinándose historiadores y sociólogos, filósofos y psicoanalistas, testigos y víctimas. Se convirtió así Shoah en un verdadero acontecimiento. Pocas veces –si alguna hubo– un producto cinematográfico ha sido tan uniformemente aclamado fuera del ámbito que es propio a un film. Francia primero, a cuyo estreno asistió el mismísimo presidente François Miterrand; más tarde, Estados Unidos, que la celebró en presencia de preclaros e influyentes espectadores como Philip Roth o Elie Wiesel. Hubo, ciertamente, algunas tímidas reservas u opiniones críticas, como aquella de Tzvetan Todorov que reprochaba al film su explícita decisión de rehusar la comprensión de los hechos; la verdadera misión –añadía el ilustre pensador búlgaro y francés– que correspondía a un intelectual. Pero tales voces fueron ahogadas sin necesidad de recurrir a la artillería pesada. Y el deslumbramiento público realzó todavía el carácter de acontecimiento que adquirió el documental.
Hubo algo