El poder. Pedro Banos
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Un estratega lee a Maquiavelo
Derechos exclusivos de la presente edición en español
© 2022, editorial Rosamerón, sello de Utopías Literarias, S. L.
El poder
Primera edición: febrero de 2022
Segunda edición: febrero de 2022
© 2022, Pedro Baños
© 2022, Daniel Tubau, por la traducción de El príncipe
Imagen de cubierta © Jan Butchofsky / Alamy Foto de stock
Imagen reinterpretada de Fox games de Sandy Skoglund, instalación compuesta por veintisiete zorros grises de resina y un zorro rojo, Denver, CO, EE. UU.
Imagen interior © Everett Collection / Shutterstock
Nicolás Maquiavelo en una escena imaginada por César Borgia, a quien consideraba un ejemplo del nuevo líder.
ISBN (papel): 978-84-124739-1-9
ISBN (ebook): 978-84-124739-4-0
Edición al cuidado de Daniel Tubau
Diseño de la colección y del interior: J. Mauricio Restrepo
Compaginación: M. I. Maquetación, S. L.
Producción: Ángel Fraternal
Todos los derechos reservados. Queda prohibida, salvo excepción prevista por la ley, cualquier forma de reproducción, distribución y transformación total o parcial de esta obra por cualquier medio mecánico o electrónico, actual o futuro, sin contar con la autorización de los titulares del copyright. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sigs., Código Penal).
Gracias por comprar una edición autorizada de este libro y por tanto respaldar a su autor y a editorial Rosamerón.
www.rosameron.com
Al lector
AUNQUE EN TODOS ESTOS AÑOS DE DEDICACIÓN al análisis estrátegico son muchos los libros que me han acompañado, hay algunos autores que por su claridad, su intuición e incluso sus contradicciones, conservan una atrayente vigencia que me hace volver a ellos una y otra vez. Pienso en Clausewitz, en Sun Tzu, en Santa Cruz de Marcenado y, por supuesto, en Maquiavelo.
En las páginas que siguen el lector encontrará ampliadas muchas de las anotaciones que he ido realizando a lo largo del tiempo sobre El príncipe, bien sea en el mismo ejemplar, de una manera más esquemática, bien en diversas libretas, en donde extendía esas reflexiones e iba comprobando que, más allá de los avances tecnológicos, pocas son las cosas que han cambiado desde que se escribiera el libro.
La esencia del ser humano, con sus maravillosas dotes, pero también con sus muchas debilidades, se muestra como imperecedera. Por ello, debidamente ajustado al tiempo presente, El príncipe sigue siendo de máxima actualidad, ofreciendo lecciones de vida plenamente válidas.
A través de sus sentencias más reconocidas, Maquiavelo nos instruye sobre cómo sobrevivir en la vorágine del mundo. Y no solo en el ámbito político, pues lo cierto es que sus enseñanzas son aplicables a cualquier aspecto de la vida.
Espero que con mis humildes comentarios consiga acercar aún más este clásico al gran público. No pensando en que sea empleado «maquiavélicamente», sino, al contrario, para ayudarnos a pulir las imperfecciones individuales y sociales, y alcanzar entre todos un mundo más justo, seguro y libre, en el que paulatinamente vayamos abandonando los vicios y las pasiones de las que nos habla el autor florentino, y que siguen dirigiendo buena parte de nuestras acciones diarias. No es cuestión de un día, pero, si algo logro en este aspecto, me daré por más que satisfecho.
Les invito también a que hagan su propia lectura de El príncipe, cuya traducción íntegra encontrarán en la segunda parte del libro, con las frases que comento señaladas en negrita. Seguro que pueden extraer por su cuenta muchas y variadas enseñanzas.
Introducción
«EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS», eso es lo que nuestro subconsciente nos dice cuando escuchamos o leemos la palabra «maquiavélico». Aunque la célebre frase no aparece en las obras de Nicolás Maquiavelo, ha servido para definir un pensamiento político que tiene su origen en el siglo XVI y que se asocia a una forma de gobierno autoritaria, incluso malvada. Sin embargo, debemos darnos cuenta de que, en ocasiones, por simplificar y porque somos víctimas de nuestros sesgos cognitivos, tan solo vemos el árbol (la frase) pero no el bosque (el libro), en parte también porque ignoramos el contexto histórico. Esto nos lleva a rechazar ideas que podrían resultar muy interesantes.
Nicolás Maquiavelo, con su obra principal, El príncipe, nos ofrece lo que hoy llamaríamos un manual o una guía. Un recetario para «torpes» con las estrategias necesarias para alcanzar el poder político o mantenerlo, para crear un Estado fuerte, sin dar demasiada importancia a los medios empleados. Nos encontramos, en definitiva, ante un pensamiento despojado de idealismos y utopías, alejado de justificaciones religiosas y centrado en la naturaleza humana como condicionante eterno de las relaciones sociales y, por lo tanto, también de las de poder.
Hoy en día vivimos una época de cambio profundo, una era disruptiva marcada por innovaciones tecnológicas que no dejan de sorprendernos, y que incluso son parte fundamental del enfrentamiento geopolítico entre Estados Unidos, que ahora es vista como la superpotencia en decadencia, y China, cuyo imparable desarrollo tiene como objetivo final hacerse con el dominio mundial. Las tecnologías emergentes (o ya emergidas y en constante mejora), en el ámbito de la inteligencia artificial, la computación cuántica, el internet de las cosas, los sistemas y procedimientos de comunicación, la biotecnología, la robótica o los avances en el espacio, están redefiniendo al ser humano y también la manera en que nos relacionamos, tanto con otras personas como con las máquinas.
En este punto de inflexión histórico, en el que los acontecimientos se precipitan con increíble velocidad, estas profundas transformaciones nos obligan a redefinir algunos conceptos que se han mantenido casi invariables desde el siglo XVI. En las siguientes páginas descubriremos si Maquiavelo todavía nos ofrece lecciones de vida válidas y revelaciones acerca del poder, que se puedan aplicar al contexto actual, puesto que es indudable que la psicología humana sí ha permanecido invariable en sus valores fundamentales. Y también en sus debilidades y pasiones.
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La visión de Nicolás Maquiavelo sobre la política está inevitablemente teñida por su pesimista opinión acerca de la naturaleza del ser humano. No cabe duda de que esta percepción le impedía considerar como posible una organización social que confiara en la bondad o la colaboración solidaria y desinteresada de los ciudadanos o súbditos.
Los instintos reptilianos del ser humano
«Los hombres nos ofenden o por odio o por miedo».
Maquiavelo reduce al miedo y al odio las fuerzas que impulsan a las personas a obrar contra el prójimo. Esto se antoja un tanto restrictivo, porque no se debe olvidar que uno de los rasgos del ser humano consiste en dañar a sus semejantes por puro placer, por simple maldad; o bien por problemas psicológicos, que en algunos casos impiden que sea consciente del dolor que causa con sus acciones, o con la ausencia de estas.
Las reacciones del hombre son valoradas por Maquiavelo como variaciones del instinto reptiliano: no son racionales. Son siempre emocionales y de índole impulsiva. Formula una suerte de primitivismo ético, en el que el comportamiento del príncipe posee un elemento bastante agresivo, al modo nietzscheano, donde la voluntad