El pueblo judío en la historia. Juan Pedro Cavero Coll
EL PUEBLO JUDÍO:
POLÍTICA, SOCIEDAD,
RELIGIÓN Y CULTURA
Juan Pedro Cavero Coll
ISBN: 978-84-15930-21-1
© Juan Pedro Cavero Coll, 2013
© Punto de Vista Editores, 2013
http://puntodevistaeditores.com/
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
Índice
I. Origen y evolución del conflicto de Oriente Próximo
Mucho sufrimiento hasta la paz
II. Los judíos en la actualidad
Israel, gran diversidad a pequeña escala
Los judíos de la diáspora
Muchos retos por delante
III. El judaismo: un único dios
Una de las tres religiones monoteístas
Fuentes del judaísmo
El Dios de la Biblia escoge al pueblo judío
Vivir el judaísmo
Judaísmo «a la carta»
IV. Otros hijos del mismo dios
El judío Jesús de Nazaret, un antes y un después
La Palabra y el Pan
Más errores que aciertos
La Iglesia pide perdón
Mahoma, enviado de Alá
V. Un breve recorrido cultural
Esplendor cultural medieval
En todas las ciencias, en todas las artes
El autor
Juan Pedro Cavero Coll (Madrid, 1965) es licenciado en Geografía e Historia y diplomado en Ciencias Religiosas. Amplió sus estudios cursando el programa de doctorado «Estado y nacionalismo en España y Latinoamérica» y realizando, entre otros, un curso de Altos Estudios Internacionales.
Dedicado a la docencia, Cavero Coll ha escrito varios libros sobre el pueblo judío y publicado artículos sobre temas educativos, históricos y del presente. En la actualidad colabora en la revista digital Anatomía de la Historia. En Punto de Vista Editores ha publicado también El pueblo judío en la historia: desde los comienzos hasta el Holocausto.
A todos, y especialmente a los míos
Introducción
Una panorámica global
Al escribir este libro me he propuesto ofrecer una visión de conjunto del pueblo judío en la actualidad. Como en otras ocasiones, mi criterio para considerar judía a una persona difiere del establecido por las corrientes rabínicas ortodoxas. Para estas, como recordaremos de nuevo más adelante, es judío todo aquel nacido del vientre de una mujer judía (a este respecto no importa, pues, si el padre es judío o no) y toda persona convertida al judaísmo (independientemente de su raza) según las normas aprobadas por las correspondientes autoridades religiosas.
Aunque sean pocos los conversos, dejar la puerta abierta a la conversión para ser judío, como permiten las normas del judaísmo ortodoxo, conlleva entre otras las siguientes consecuencias: es judío/a. cualquier nacido/a. de una mujer judía (independientemente de su raza y ascendencia), sea cual sea su raza y opción religiosa o, en su caso, no religiosa (aunque algunos rabinos excluyen a los idólatras); el «judaísmo biológico» o, mejor, la identidad judía, no se hereda del padre y, por tanto, cualquier hijo/a. de padre judío y madre gentil (no judía) debe hacer un acto formal de conversión al judaísmo para ser judío; cumpliéndose una de las situaciones anteriores, y al margen de lo que opinen los progenitores o incluso el propio interesado, la identidad judía está reconocida.
Lejos de esa rigidez a la que se oponen también las ramas liberales del judaísmo, e incluso independientemente de las doctrinas de estas últimas corrientes, nosotros consideraremos judía o judío ―como hemos hecho en otras publicaciones― a cualquier descendiente de madre, padre, abuela o abuelo judíos (sean estos por ascendencia o por conversión), así como a aquellas personas formalmente convertidas al judaísmo. Pensamos que, de esta manera, es más fácil ofrecer una visión global de cuanto guarda relación con los judíos, grupo heterogéneo de personas tanto en su aspecto físico como en su modo de pensar y preparación cultural, cuyos miembros, además, han atravesado por diferentes circunstancias políticas, sociales y económicas.
Rechazado, pues, cualquier monolitismo, a lo largo del libro podremos percatarnos de las tendencias centrífugas y centrípetas que se aprecian en los judíos actuales, en los que, a pesar de las muchas excepciones, pueden destacarse unos denominadores relativamente comunes: algunas generaciones precedentes han compartido experiencias pasadas, cierta relación ―sentimental, política, económica, cultural― con el estado de Israel e interés por la seguridad y bienestar de los judíos en el mundo. Como es lógico, los lazos de unión son más fuertes en los judíos de la diáspora más satisfechos de su identidad (que suelen ser los más integrados y activos en sus respectivas comunidades judías) así como en muchos otros de nacionalidad israelí, por cuanto se sacrifican y benefician a un tiempo de la existencia del estado de Israel; estos últimos, además, no tienen que hacer esfuerzos especiales para recordar y mantener psicológicamente viva su identidad judía.
Uno de esos vínculos esenciales que, aunque algunos no lo reconozcan, unen de hecho a los judíos es, como hemos indicado, el pasado común, más o menos compartido en función de las coordenadas espacio-temporales donde se han desarrollado las diferentes comunidades judías. Hay más historia común cuantos más son los ancestros judíos (a este respecto, no es igual tener madre y padre judíos que, por ejemplo, uno de los progenitores o de los abuelos/as.). Y evidentemente, hay experiencias cotidianas (la educación judía, atenerse a las normas de