Un Techo De Cenizas. Gerardo D'Orrico

Un Techo De Cenizas - Gerardo D'Orrico


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      Breve biografía

      Gerardo D’Orrico nació en Cosenza el seis de marzo de 1976. Después de completar mis estudios de secundaria asistí a la universidad de Arcavacata y de Bologna pero sin conseguir el título, tengo buenos conocimientos en informática y de algunos instrumentos musicales. Mi juventud transcurrió entre Luzzi y Cosenza por mis estudios o en la ciudad natal de mi madre en Villapiana en la costa. Hice muchísimos viajes en Italia y uno que otro al exterior, después de prestar servicio militar ayudé a mi padre en su trabajo y me dediqué a la escritura en prosa en vez de perseguir mi pasión por la informática y la programación de software, cree y gestioné un sitio web (beneinst.it) donde cualquier persona puede insertar sus propias páginas: cartas, poesía, diseños, cuadros, fotos. Vivo en Luzzi donde, entre mis ocupaciones, prosigo con la escritura o la revisión de mis textos y en la investigación del arte de la tecnología. Hasta ahora he publicado cuatro libros: 1. El bien y el mal, memorias 2. Un aliento de cenizas 3. Somos nosotros en diez minutos 4. Dilo tú mismo.

Imagen 1

      Foto original de la cubierta, GD 1986

      Prefacio

      Este libro es el segundo manual - recuento de la vida contemporánea y diario personal escrito por mí. La verdadera alegría que nuestro tiempo devuelve es a través de las experiencias, no un reencuentro con la tecnología sino una función en diversos períodos históricos y geológicos, lo que ya he creado según las explicaciones sobre los eventos y sus soluciones. Un paseo a la luz del Sol de los hechos y de los encantos, a veces no develados, también nuevos e insólitos, en una colectividad que desde hace tiempo representa las necesidades, como de una voz más amplia y esbelta, un instrumento para insistir mejor en el día, realmente no es un sueño.

      Diario escrito en modo simple para una forma artística textual que justifica incluso la experiencia inicial y sin cultivar hoy día. En estilo, el Ulises de James Joyce es un libro del bien como forma de vida, de arte del presente, fundamentalmente para existir libres, vivir es seguro. El periodo de las dieciséis cartas va desde abril 2007 a octubre de 2008, traducción al español de Stephanie Collaro. Buena Lectura,

       Gerardo D'Orrico

      1. Mezclas y Dúos

      28.04.2007

      Nunca perder la pluma o la paciencia, nunca aceptar al mal en casa, no se ha acabado, cuando parece haberse acabado en cambio no se acaba, se necesitan las personas indicadas, incluso cuando todos desaparecen, siempre queda alguien, y cuando ya no queda más nadie, estamos nosotros. Pasa en un horario que no hace parte del reloj existente, durante lo que llamamos el día o la noche. El mundo no ha decaído en un estado de inconsciencia, nunca ha habido un día así, esto no sería un problema. Puede que sean muchas las personas, pero en verdad no hay una ley de base, para estructurar humanos ya constituidos en el año cero siete.

      Cuantos ladrones, cuantos aviones para volar y para querer en el planeta. No hay problemas a los ojos de una clara luz cristalina, ninguna incerteza en la parte trasera de la maquina, ninguna distorsión en el sonido. La ley es nuestra, la vida no es una centrífuga. Si se reniega del mal, como se puede decir que no existe, es necesario organizarse para el infinito que, no se puede estar aquí sin tenerlo. Los otros no tienen nada que ver con nosotros, son solo imágenes que cambian, la pregunta surgió hace muchos años me dije, que molesto es eliminarlos de la imagen, lo que resultaron ser. Se combate al mal desde la muerte de Jesús, pero aun estoy estudiando que hicieron en ese siglo, por eso el tiempo podría ser, un engranaje que esconde el paraíso, quien se ocupa de de no dejarnos ir, como el absurdo de revertir el mal con el bien, el mal es la naturaleza muerta, mientras que otras personas son de goma.

      Las alegorías no son muy bien digeridas por las empresas nacionales, pero te aseguro que son una clave primaria para entender donde descansar los pies más adelante, es difícil de entender, que incluso las cosas más simples parecen imposibles. Mi cara no es mía, que se le hace, quiero solo libertad de expresión, que daremos sino el caparazón de lo que somos, todo es verdad o un falso que no sabemos, nada se detiene, pero hay reglas que no se diferencias, con el engaño no se existe. Queda como una fotocopia de lo que era, insistentemente se quiere ser, lo que es vida después es paz, o un punto de partida a lo que no nos deja vivir, para liberarme no sé ni siquiera que hice, recuerdo una serie de cosas positivas y otras negativas.

      Libera todo el mal y verás cómo te quedarás solo, me dijeron que había llegado, pero después vi con quien se había asociado, pensar en ese abismo, el mundo es injusto. Escapa, corre después te cansarás, dispara que después las municiones se acaban, pero el juego ya inició, nos encontraremos adentro, debemos solo seguir las flechas, quien nos ve es solo Dios por el momento, no se detiene, si tú no te detienes. Si te detienes te dispararán, pero no puedes escapar para siempre, existe quien ya se escapó para siempre, pero no es el camino de quien debe morir en la tierra. El opuesto a un plano ideal es un día normal, lo cotidiano. Una bocanada de aire fresco, como es cara aquí en Italia, para respirar pagamos, regalamos emociones de amor u otras obras, que en cambio son cosas que deberían ser, cada instante continuo.

      El bien puede parecer una exageración de lo que es, estar siempre felices, cuando se está enamorados, ebrios o sin pagar una invención. Yo de norma no mato vírgenes, no ofendo y no trasgredo lo que es bueno, hay personas que nos aconsejan hacerlo, por ello es lógico que uno se sienta mal, con todos esos problemas, ese ruido en casa de personas que se contraponen unos a otros, sin saber ni siquiera porqué se elimina un bien falso, más que a otros. Son los suicidios de sus ídolos, sus jefes, como almas esclavas de algún inframundo y ellos les adoran, serán esclavos del infierno también ellos, o no tienen idea de lo que es el infierno, a lo mejor lo quieren ver. El bien es irse a otro infierno, escrutar que es lo que se ve, ahora no alcanzan solo las palabras, sucede que hay que ir más a fondo, pero en realidad apenas lo superaste, eres libre del espacio que te rodeaba. Hay que respetarse primero a sí mismo y como última cosa, pero nos quedamos como si hubiéramos nacido, no sabemos qué hacer. El tiempo forma aquello que es justo, el primer trazo de la dirección visual y sonora de nuestro ser. La primera cosa que hay que hacer es no ofendernos a nosotros mismos, después a los diez mandamientos, es una sorpresa encontrar a Dios al final del camino, uno que nos quiere matar.

      Un gran error es pensar que el mal puede ser un bien, un mal es un mal, lo mismo del bien por el bien, basta, en cambio, siento yo que las personas todos los días quieren discutir sobre esto. Es cierto que es una resolución matemática, entre lo que cuenta y lo que resta, pero luego es todo, como decir el total ni siquiera lo es incluso después. La disfunción distribuida hoy día no puede ser recuperada esta noche, sin el uso de agentes externos, no se puede ser zombis todo el día, para después ser liberados y suicidarnos. Ayer vi al mal, hoy tengo muy presente al enemigo que nos diseñaron, lo que me arruina la vida para robar mi esencia. El bien no ha robado nada, es una explicación de lo que te llevas contigo, esta dentro y lo encuentras tu mismo, pienso que es el todo después del final del mundo, el paraíso. El mal está delante de nosotros, todo el día, volviéndonos unos zombis, un humano sin movimiento, tanto física como mentalmente, la libertad individual es la copia del bien, debería de ser el bien hoy. Aquí estamos en Italia, comienza en el norte y termina en el sur, todo el territorio tiene las mismas leyes, propiedad y, libertad de opinión.la carencia de un compendio del mal es un error que pagamos a diario, en el cómo nos relacionamos con los demás, siempre es bueno resolver todo, quemarlos, solo quedan pocos errores en este infierno de olvidados donde nos encerraron.

      Desde cuando otros quieren decidir sobre los ambientes, es un oprobio decidir por los demás, un oprobio como se escribe, nos hace olvidar lo que los demás experimentan. Me parece que los ambientes humanos donde vivimos, no están para nada registrados en las leyes italianas, al mismo tiempo no veo que nada o nadie que lo haga. Ilegal como si no pasara nada, entonces es un trabajo público novelar la luz, siempre ha sido obra de alguien, ellos mismos se jactan de quién sabe qué hicieron, los demás los alaban. Creo que al día de hoy, pequeñas maniobras políticas, burocráticas o jurídicas crearían un sistema estable, sin la ayuda manual del hombre, sin embargo existen aún aquellos que quieren la sangre


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