Corazones Furiosos.. Amy Blankenship
demonio Tenshi podrÃa tejer un hechizo alrededor de la chica, inconscientemente haciéndola enamorarse de quien la tiene en su poder. También llamando a un demonio de inmensa fuerza y una masa de espÃritus malvados volando para mantener a Toya ya los demás a raya, Hyakuhei los envió a encontrarse con el grupo mientras lo miraba a través del espejo de las almas.
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Mientras Toya y el grupo se acercaban al aura siniestra del valle, Kyoko se detuvo. Malevolencia... podÃa sentirlo a su alrededor, pero no podÃa verlo. "Algo está aquà con nosotros," susurró Kyoko mientras daba un paso atrás asustada. Sus amplios ojos esmeraldas se alzaron ante una colina frente a ellos justo cuando un enorme demonio se elevaba desde el suelo como si saliera de alguna tumba sin marcar.
Toya gruñó ante los demonios más pequeños que también venÃan del suelo. ParecÃa que alguien habÃa abierto una puerta del infierno. Las dagas gemelas brillaron rápidamente a la vida como Shinbe y Suki estaba a cada lado de él. Kaen descubrió sus colmillos cuando Kamui se lanzó hacia Kyoko para situarse frente a ella, en caso de que algunos de los demonios lo hicieran más allá de los demás.
Toya saltó hacia delante gritando. Kyoko! ¿Ves un talismán en el demonio principal?
Kyoko miró al demonio con fuerza y vio un suave resplandor saliendo de su frente. "¡Frente!" Gritó de nuevo a Toya mientras Suki empezaba a cortar los espectros que volaban hacia ellos delante del demonio principal.
Kyoko observó a Shinbe comenzar a desenrollar las cuentas de amatista de su mano para abrir el maldito vacÃo que Hyakuhei le habÃa regalado cuando era niño, el mismo vacÃo que podÃa tragarlo todo si sus poderes se ponÃan fuera de control. El vacÃo del vacÃo podrÃa chupar a los demonios en sus profundidades en las olas, por lo que es una de sus mejores y más peligrosas armas en la batalla contra Hyakuhei y su subordinado.
Kyoko vio una sombra pasar por ella y miró por encima de ellos. "Shinbe, no lo hagas, un changeling" Ella señaló y Shinbe levantó la vista, cerrando rápidamente el maldito vacÃo y asintió con la cabeza agradeciendo la advertencia justo cuando un enjambre de demonios se acercaba a ellos. Los changelings eran la caÃda de los espacios solitarios.
Shinbe casi habÃa muerto la última vez que habÃa accidentalmente chupado uno de los changelings de Hyakuhei. Su poder se reflejó dentro del vacÃo, girándolo fuera de control y poniendo la propia vida de Shinbe en peligro de ser consumida por el vacÃo maldito.
La bayoneta de Suki se acercó por el aire en el último segundo, matando a algunos de los demonios avanzados. Shinbe lanzó sus pupilas y lanzó hechizos al resto que los atacaba.
Ahà fue cuando todo empezó a suceder a la vez, Kyoko observó cómo el grupo luchaba contra un gran enjambre de infantes de tierra. Los demonios aéreos atacaron a Toya con movimientos demasiado rápidos para rastrear, dando al demonio gigantesco una apertura para atacar. Toya fue lanzado a través del campo sólo para levantarse de nuevo y volver a hacerlo.
Kyoko levantó su ballesta, con la intención de ayudarle tanto como pudiera cuando algo llamó su atención... deteniendo sus movimientos. Una iluminación descendió a su alrededor, rechazando a Kamui como si le hubieran echado de encima. Era tan brillante que Kyoko cerró los ojos con fuerza y lanzó su brazo frente a ella para evitar ser cegada.
Toya vio que la esfera de luz descendÃa sobre Kyoko. Su corazón golpeó su pecho... su atención en ella en vez de la pelea con el demonio mientras se levantaba de la tierra otra vez.
Finalmente abriendo los ojos, Kyoko jadeó cuando vio a un hombre justo enfrente de ella. Era hermoso... con alas de luz... como en sus libros de literatura en la escuela. HabrÃan dicho que era un ángel. Este hombre no era en absoluto un ángel... podÃa sentirlo. Retiró la cuerda de su ballesta y un dardo de espÃritu se formó mientras recordaba la historia sobre el ángel más hermoso que habÃa sido expulsado del cielo porque él era malvado.
Kyoko estabilizó su objetivo mientras miraba los cristales que eran sus ojos pero no podÃa disparar. ¿Cómo podÃa herir algo tan precioso? Con su pelo largo y blanco fluyendo a su alrededor, nunca habÃa visto algo tan encantador en su vida. Ãl lentamente se acercó a ella, susurrando palabras que ella no podÃa entender.
Entre Suki y Shinbe, habÃan borrado casi todos los espÃritus voladores libres y se volvieron para ayudar a Toya con el demonio enfurecido que lo golpeaba contra el suelo porque no estaba prestando atención a la pelea. Estaba demasiado ocupado tratando de ver lo que le estaba pasando a Kyoko.
Suki arrojó su arma y atravesó la mejilla del demonio, fijando su atención en ella. Shinbe la sacó del camino justo cuando el demonio atacó, enviando escombros volando mientras sus garras se perdÃan y golpeaban el suelo. Le gritó a Toya. "Tú vas a ayudar a Kyoko, ¡nos encargaremos de esto!"
Toya corrió a la luz radiante, viendo la imagen de un hombre con alas flotando hacia Kyoko dentro de la barrera. Corrió hacia ella, pero la barrera lo rechazó como lo habÃa hecho Kamui. Pequeños relámpagos del color de la luz negra chisporroteaban sobre su piel. Volando hacia atrás, golpeó el suelo con un ruido ensordecedor. Se quedó allà un momento, aturdido e intentando recuperar el aliento.
Kamui estaba parado al otro lado de la esfera, lanzando frenéticamente cada hechizo mágico que podÃa pensar para desestabilizar la barrera, pero no funcionaba. Gruñó en frustración cuando volvió a intentar romper el escudo y llegar a Kyoko. Colocó sus manos frente a él, cantó su hechizo más poderoso y lo soltó, sólo para que se reflejara en la pared de la barrera y golpear de nuevo en él, enviándole patinando sobre la hierba con irritación.
Kyoko estaba tratando de luchar contra la forma de aparición que tenÃa frente a ella. PodÃa oÃrle susurrar encantamientos y podÃa sentir una sensación extraña en su pecho. No fue doloroso... pero aún asÃ... parecÃa que iba a estallar. No con dolor... era un sentimiento de amor. TodavÃa estaba lúcida para sentir miedo al mismo tiempo.
Trató de retroceder cuando él se acercó aún más y fue entonces cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo exactamente. Este malvado demonio le estaba lanzando un hechizo... y ahora era demasiado tarde. Kyoko parpadeó lentamente. SentÃa el sentimiento abrumador de estar enamorada. Ella harÃa cualquier cosa por esa persona, pero ella no sabÃa quién era esa persona. ¿A quién amaba tanto que le dolÃa?
Sintió que el suelo se movÃa bajo sus pies y ella empezó a hundirse en un vacÃo justo cuando el seductor demonio finalmente estaba a una distancia de su pelo. Sus sedosos labios rozaron los de ella y su mundo se volvió negro.
*****
Hyakuhei miró a través del espejo y presenció el hechizo que se colocaba en Kyoko. SabÃa que cuando se despertara, la persona ante ella serÃa la que amaba. Sus ojos brillaron con una débil luz carmesà cuando abrió un portal bajo la esfera de la barrera en la que estaba atrapada y comenzó a atraerla hacia él.
-SÃ, ven a mÃ, soy yo a quien realmente amas -sus pensamientos se distorsionaron y él se sintió como si finalmente estuviera regresando a su casa-. Como deberÃa ser -susurró.
Yuuhi miró a Hyakuhei sin un parpadeo de emoción cruzando su rostro pálido y joven. Ella no vendrá, porque Toya la detendrá.
Los ojos de Hyakuhei se estrecharon contra el chico antes de volver al espejo.
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Toya se paró sobre la esfera de la barrera que mantuvo a Kyoko lejos de él. Con todo su cuerpo temblando de miedo y cólera, juntó sus poderes de guardián y lo dejó pulsar en las dagas gemelas.
-¡No