Moscú, los años 80. Cuentos cortos no adaptados para traducción del español y recuento. Niveles B2—C2. Libro 1. Tatiana Oliva Morales
s años 80. Cuentos cortos no adaptados para traducción del español y recuento. Niveles B2—C2
Libro 1
Tatiana Oliva Morales
Illustrator Tatiana Oliva Morales
Cover designer Tatiana Oliva Morales
© Tatiana Oliva Morales, 2019
© Tatiana Oliva Morales, illustrations, 2019
© Tatiana Oliva Morales, cover design, 2019
ISBN 978-5-0050-7426-3 (т. 1)
ISBN 978-5-0050-7428-7
Created with Ridero smart publishing system
Cómo trabajar con los cuentos
Siga las reglas simples, a saber:
1. Primero, analice cada oración para la gramática: los tiempos verbales y las formas de los verbos, voz activa o pasiva.
2. Si no sabe alguna palabra, use el diccionario o el servicio Traducir Google https://translate.google.com
3. Si la oración tiene modismos o palabras con realidades difíciles, use la búsqueda de sus significados o las realidades aquí https://context.reverso.net
4. Primero, traduzca todas las oraciones del cuento, luego aprenda por memoria todas las palabras y frases nuevas, interprete estas historias y recuentelas.
De la autora
Si necesita consultas o clases adicionales, puede contactarme. Son posibles consultas / clases en persona y vía Skype.
Mis datos de contacto
Tel. 8 925184 37 07
Skype: oliva-morales
Correo electrónico: [email protected]
Sitios:
http://lronline.ru
http://www.m-teach.ru
¡Nunca hable con extranjeros!
Hospital Clínico Central (“Kremliovka”)
Oh, mis ochenta, su comienzo acaba de ocurrir en mis últimos años escolares, y como se sabe, es el tiempo cuando todos los escolares normales deben dar los exámenes…
Las palabras “escolar normal” obviamente no me aplicaban a mí, y si lo hacían, era mínimo, porque entonces era la única cosa que no podía aceptar y odiaba con toda mi alma honesta infantil: eran los exámenes.
Mi alergia a los exámenes escolares seguía siendo un misterio para mí y toda mi familia. Nadie, incluido yo, podía entender por qué no los aceptaba tan agudamente. Después de todo, estudiaba muy bien. Aunque nunca había sido una excelente alumna, no tenía triples, excepto química.
Sin embargo, eso era un hecho. No aceptaba los exámenes en la escuela y, por lo tanto, era absolutamente necesario que inventara algo para protegerme al cien por cien de la participación en ese proceso.
La única opción disponible para mí en ese momento para la suspensión médica oficial de los exámenes era el Hospital Clínico Central. El Hospital Clínico de Kremlin, que ya me había salvado repetidamente de todo tipo de trabajos de control de la ciudad y otras cosas y actividades en la escuela que eran inconvenientes para mí.
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