Retóricas del cine de no ficción en la era de la posverdad. Alejandro Cock Peláez

Retóricas del cine de no ficción en la era de la posverdad - Alejandro Cock Peláez


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de forma que están disponibles a los profesores de escritura son enumeraciones de planes y fórmulas de las cuales los escritores pueden escoger”. D’Angelo hace hincapié en que muchos de los métodos tradicionales frente a la composición, en lugar de describir las relaciones que se obtienen entre las partes del discurso, simplemente las nombran. “Decir, por ejemplo, que un texto tiene un principio, un medio y un final; o por un exordium, narratio, propositio, confirmatio, refutatio y peroratio no es describir la estructura, sino nombrar partes”.

      Frente a esta limitación del modelo clásico, se proponen otras categorías basadas en la teoría tropológica, la narratología y la teoría cinematográfica y

      documental.

      Tropología estructural

      La teoría tropológica no solo impregnaría el lenguaje figurativo, sino que penetraría todo el sistema retórico. Así, los cuatro tropos maestros (metáfora, metonimia, ­sinécdoque, ironía) se toman como marco conceptual para representar el proceso de selección, orden y ubicación de ideas e imágenes dentro del texto. Este modelo es aplicable a cualquier tipo de discurso, pues el lenguaje figurativo no solo describe el traspaso de significados entre palabras, sino todo el texto como su esqueleto estructural. Los tropos son estrategias básicas para organizar todo tipo de textos (D’Angelo, 1990).

      Hayden White (1978: 23) afirma que los eventos se deben “prefigurar” y “constituir” como objeto de pensamiento, lo que se logra por medio de los tropos maestros. Como para la “estructura profunda” de la conciencia histórica, estos están al servicio de la “estructura profunda” o “latente” del texto y explican relaciones entre los eventos en el mundo de la experiencia y, al mismo tiempo, en el seno del texto entre las partes e, incluso, entre estas y el todo.

      Los tropos conducen entonces a los diferentes modos de guionización y a otras estrategias de interpretación. Así, cada tropo corresponde a un modo pregenérico, o “mito arquetípico”: romance - metáfora, tragedia - metonimia, comedia - sinécdoque, sátira - ironía. Dichas duplas, argumenta White, demuestran que es posible organizar un texto a partir de un modo tropológico dominante. Entonces, un documental que busca remarcar las similitudes entre elementos referenciales es metafórico; si se mueve de un elemento a otro, (de parte a parte) es metonímico; si trata de entender la naturaleza de las partes y el todo que las forma, es sinecdóquico y si es reflexivo frente a la experiencia u otras visiones, es irónico.

      Además de estas estrategias generales de organización tropológica, D’Angelo (1990) propone una más específica basada en el concepto de ratio de Kenneth Burke (1970: 34), con el que se pueden estudiar las relaciones internas y entre los tropos. Dicho concepto indica los puntos de transición de un término a otro, lo cual, aplicado a los tropos, describiría un texto como organizado de un modo metafórico - metonímico, metafórico - sinecdóquico, metafórico - irónico y así, en sus combinaciones posibles (figura 1.8). Además, sugiere que se puede subdividir cada tropo maestro en categorías similares, algunas de las cuales enumera:

      — modo metafórico: personificación, símil, alusión, doble sentido, elipsis, paralelismo, esquemas de repetición (anáfora y epístrofe), esquemas de sonido (homofonía, aliteración, asonancia, consonancia);

      — modo metonímico: antimeria, metalepsis, prolepsis, traductio, políptoton, epíteto, eufemismo;

      — modo sinecdóquico: inducción, partición, enumeración, merismo, entimema, silogismo;

      — modo irónico: antimetábola, zeugma, paradoja, ironía, oxímoron, lítotes e hipérbole.

      D’Angelo (1990) concluye entonces que se pueden conceptuar los patrones organizativos en el discurso de no ficción identificando las operaciones tropológicas que gobiernan su estructura. Así, bien sea un documental apoyado en formas lógicas y argumentativas o uno informal, sus estructuras latentes siempre serán tropológicas más que lógicas, dependiendo más de la textura del estilo que de principios macroestructurales de organización. Por ello, defiende que es importante nombrar y describir las partes del discurso, sus patrones de ordenamiento y sus relaciones lógicas y argumentativas, pero es necesario también describir las relaciones tropológicas, incluidas las estrategias retóricas básicas de selección, organización y división de las partes.

      Sistemas formales cinematográficos y secuencias textuales

      Los trabajos neoformalistas y cognitivistas de David Bordwell sobre la forma fílmica le aportan elementos interesantes al documental desde el punto de vista textual, pues hace coincidir en ellos la estética, la retórica y la narratología para describir e intentar clasificar diferentes tipologías formales. Bordwell (1995: 41) se basa en la idea de que el cerebro siempre reclama la forma y sigue unas pautas y estructuras en busca del orden y la significación al enfrentarse a las obras artísticas. Por ello, para el autor la forma fílmica es un sistema, un conjunto unificado de elementos relacionados e interdependientes que están a su vez directamente conectados con el espectador y su percepción del sistema total de la película (42).

      Bordwell clasifica los discursos audiovisuales en los sistemas formales narrativo y no narrativo. El sistema narrativo lo subdivide en clásico, arte y ensayo, paramétrico, materialista histórico y godardiano, un sistema clasificatorio que Bordwell asocia únicamente al cine de ficción; y Plantinga coincide en que no es posible encontrar en la no ficción unas correspondencias con dicho modelo (una afirmación que, con la perspectiva actual que tenemos del documental, se puede refutar y encontrar ciertos paralelos, aunque no exactos, en la no ficción). El sistema no narrativo, por otra parte, lo subdivide Bordwell en formas categóricas y retóricas —que asocia

      al documental— y, por otro lado, en formas abstractas y asociativas —que asocia al cine experimental—. Dicha categorización, retomada de estudios narratológicos y retóricos previos, se basa en variables que él denomina subsistemas y principios. Así, diferencia entre el subsistema narrativo (elementos que conforman la historia) y el estilístico (elementos derivados de las técnicas cinematográficas), enfatizando que en su modelo analítico la forma y el contenido son inseparables. Los principios (similitud y repetición, diferencia y variación, desarrollo, unidad/desunidad) actúan por lo tanto en ambos subsistemas marcando su tipología.

      Sistema narrativo formal

      Este sistema formal, basado en la narración, es el más común tanto en la ficción como en la no ficción, ya que pareciera ser natural y estar presente en cualquier tipo de actividad o comunicación humana. Para el estudio del sistema narrativo, Bordwell se basa en diferentes aportes de la narratología, la semiótica y la teoría cognoscitiva. Propone para su investigación las siguientes unidades de análisis: argumento e historia, causa y efecto, tiempo y espacio, principios y finales y modelos de desarrollo. Además, en su libro La narración en el cine de ficción (1996), Bordwell habla de cinco principales modos históricos de narración en el cine de ficción: clásica, arte y ensayo, materialista histórica, paramétrica y godardiana.

      Sistemas formales no narrativos

      A pesar del enorme predominio de la narración en el cine y de que se afirma que siempre existirá algún grado de ella, Bordwell ha sido una voz clave en hacer notar dentro de la teoría cinematográfica que existe una importante variedad de formas en que la narrativa no es el dispositivo predominante de organización textual. Él los agrupa en cuatro sistemas formales: los categóricos, los retóricos, los abstractos y los asociativos.

      — Categóricos: tipo de organización que divide el tema en partes o categorías, que pueden ser científicas o explorar las infinitas posibilidades que la imaginación les pueda dar. Su forma está basada en la repetición, incluidas ligeras variaciones; de esta forma, se toma un tema amplio que organiza la globalidad y categorías que organizan los segmentos. Su desarrollo se basa en esquemas inductivos simples y repetitivos, por ello puede debilitar el interés del público. Su reto es, según Bordwell, generar categorías poco comunes o irracionales. Los primeros documentales de Greenaway, los de Alan Berliner, buena parte de los documentales clásicos como Olimpia (Riefenstahl: 1936) y muchos documentales de vida salvaje tienen esta forma.

      — Retóricos: Bordwell asocia esta forma


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