Dibujos y formas en cobre chileno. Ignacio Villegas Vergara
estuvo a cargo de la Feria de Artesanía Tradicional de esa Universidad, nos pone en la mesa un nuevo problema: aquello que no es artesanía bien podría ser una manualidad o un híbrido, pero su aporte cultural podría no ser menor.
El primer rasgo de una manualidad, es que se trata de piezas donde no hay transformación de la materia prima; sin embargo, hay muchas manufacturas de objetos que, siendo manualidades, adquieren un significado dentro de un grupo local, van formando parte de una tradición que las hace ser merecedoras de otro valor. (C. Rodríguez, comunicación personal,14 de marzo de 2018)
Celina Rodríguez sostiene que hay instituciones que no consideran a las manualidades en el concepto de artesanía. Basados en su definición, el trabajo en crin es una manualidad, pero eso no la descalifica como artesanía.
La artesanía tradicional tiene mucho de patrimonial, dice Celina Rodríguez y hay manualidades que más allá de una transformación (o no) de la materia prima…
[…] son expresiones populares. El artesano siempre está inmerso en una atmósfera, en un lugar donde la tradición está en todo, no solamente en la artesanía. Es un sistema de vida que incluye el habla, los dichos, la vestimenta; es en ese contexto que la artesanía está relacionada con todo un sistema de vida. Entonces es más complejo el asunto, no es tan taxativo como una simple definición. (C. Rodríguez, comunicación personal,14 de marzo de 2018)
Rodríguez confiesa que su reflexión sobre la definición de lo que es o no es artesanía ha ido tomada de la mano de las necesarias discusiones que ha tenido el Estado por medio de su Consejo de la Cultura, para definir límites generando nomenclatura. Rodríguez ha asesorado a diversos gobiernos en el tema desde hace años y ha llegado a una conclusión: «El límite nunca es claro –y agrega–, para la Feria de Artesanía de la UC, por ejemplo, hemos trabajado para que exista calidad, diversidad y novedad por sobre todo». Este asunto la lleva a explicar lo complejo que ha sido concebir armoniosamente esa suma: la tradición como rasgo de lo patrimonial, sumado a la calidad del (buen) oficio, ya se aproximan a una idea de artesanía tradicional. Pero esa misma ecuación la enfrentó a otro desafío teórico, al crearse en Chile el sello de calidad en artesanía. A esos dos rasgos (calidad y tradición) se le sumó la innovación. El riesgo es que si se innova, nos dice Rodríguez, el límite con lo tradicional se puede disolver.
En otras formas de artesanía en cambio esa tradición no se observa y generalmente son actividades que nacen por urgencias de los tiempos, ya sean políticas, medioambientales, financieras o de otra índole. Es el caso de las bordadoras (Isla Negra o de Macul), los joyeros en plata, los fabricantes de bisutería u orfebres urbanos, los artesanos en cobre, los estampadores de tela, los jugueteros de madera, sopladores de vidrio o los talladores de piedra. El caso de los artesanos de carbón en Lota es nítido para demostrar este rasgo. Nacen en la década de los setenta y alcanzan su máximo desarrollo en la década de los ochenta. Su repertorio iconográfico era híbrido y sin norma: animales y objetos. Evoluciona hasta lograr consistencia entre material y forma (personajes del carbón hechos de carbón). Pese a que nacen en un sector geográfico concreto, su producción no responde a una tradición local, satisfacen más bien un requerimiento económico que aprovecha recursos locales. Sin embargo, esta producción artesanal cumple con muchos requisitos para convertirse en una producción patrimonial8.
Este tipo de producción amplio y diverso, al que denominaré como artesanías de emergencia9, lo podemos definir como una actividad laboral con organización financiera de pequeña escala, desarrollada sobre la base de técnicas elementales, pero sin base en la tradición y como una forma de organización social, solidaria, horizontal y autogestionada. En el caso de los talladores de Lota, el oficio surgió como una expansión del oficio de minero, una respuesta laboral a la sistemática reducción del aparato productivo del carbón que concluyó con el cierre de la mina de Lota el 16 de abril de 1997. Pero no siempre ocurre que la especialización profesional se desplaza hacia nuevas formas de actividad laboral. Cuando los oficios artesanales emergen por la urgencia (generalmente económica), sus actores están desprovistos de un conocimiento previo y especializado que permite el desarrollo y generación de talleres de pequeña escala.
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