El estallido del tiempo. Marta Panaia
una carrera que se interrumpió por necesidades económicas o por el ciclo vital y que retoman los estudios universitarios en la misma carrera y universidad o en otra, que les permita realizar un proyecto pendiente, completar una formación desarrollada en la práctica o mejorar sus ingresos agregando estudios a una actividad ya establecida.
Este fenómeno se observa, en universidades nuevas que acercan un establecimiento de estudios superiores en zonas geográficas que carecían de ellas o en grandes universidades de mucho prestigio, que cuentan con todas las especialidades profesionales y muchas alternativas de horarios y de modalidades. Igualmente, la proporción de este tramo etario (más de 45 años), que cursa estudios universitarios, es significativamente menor.
El abandono involuntario
El abandono involuntario estudiantil universitario se refiere al proceso de salida más o menos prolongado de una institución, sin que necesariamente se informe explícitamente a la misma de las razones o del reingreso a la misma. Aparece bajo la forma de interrupciones frecuentes y más o menos prolongadas de la cursada o coincidiendo con la etapa de moratoria de los primeros años en que se forja la identidad estudiantil.
En el primer tramo etario (18-24 años), es frecuente la aparición de un compás de espera, la llamada etapa de la moratoria, en el cual los estudiantes parecen delegar el tiempo de trabajo a un plazo posterior, ya sea porque no se consigue o porque existe una cierta duda sobre las actividades de interés. Puede o no estar acompañada con un nivel económico mejor, ya que estas décadas de desocupación y problemas en el empleo condicionaron mucho la entrada al mercado de trabajo, independientemente del tema de las preferencias y de los centros de interés. Son etapas en las cuales el estudiante expresa más su situación relacional y social que sus preferencias y muchas veces sin anticipaciones sobre el porvenir. La noción de moratoria es utilizada por Erickson (1966) y retomada por Coninck y Godard (1991) porque tiene la ventaja de evitar asociar a la conducta de los jóvenes el concepto de estrategia que implica un grado de racionalidad, intencionalidad y consecuencia, no siempre presente en sus conductas.
En la moratoria, los sujetos no expresan casi preferencias, no hay todavía verdaderos proyectos en cuando en su porvenir profesional y se contentan en delegar en una suerte de tiempo que pasa, el trabajo de discernimiento respecto del campo profesional y de sus posibles objetivos, así como de sus propias preferencias subjetivas. Encontramos aquí casi todas las variantes de abandono de los estudios por tiempos cortos, de cambio de carrera por decepción, de cambio de universidad, de fracaso académico y también de alargamientos de carrera (Panaia, 2013). A veces esta etapa de moratoria implica una primera elección de estudios por defecto, es decir, sin haber podido elegir con un conocimiento de la formación y de su adecuación a sus características como estudiante, quedando muy asociada esta elección al fracaso universitario (García, 2011). En otras oportunidades es una experiencia de trabajo la que condiciona cambios de carrera, abandonos o alargamientos en la cursada. Hay algunos casos para los cuales la experiencia de dos años de trabajo no parece realmente haber modificado una sensación de indeterminación profesional, de inercia sin resolver, la dimensión personal parece más estructuralmente condicionante.
En un tramo etario posterior (24-45 años), en edades más avanzadas, es el peso de las responsabilidades del ciclo de vida o las imposibilidades materiales las que muchas veces define una interrupción que se considera involuntaria, obligada por las circunstancias.
La interrupción de la cursada es uno de los procesos más significativos en el análisis de secuencias de abandono, esto es la presencia de “trayectorias interrumpidas” en la etapa de formación y en la relación formación-trabajo, como un indicador de las dificultades que tienen los estudiantes para terminar su Carrera, para alargar los estudios o incluso para mantener una inserción en ascenso en el mercado de trabajo. Vale la pena hacer algunas precisiones sobre este proceso que no se da en todos los lugares igual y tampoco para todos los grupos. Si rastreamos el concepto, encontramos que Bourdieu y Passeron (1996) consideran el “efecto de trayectoria interrumpida” como un accidente que ocurre con “las estrategias que los individuos emplean para evitar la devaluación de sus títulos, que es correlativa a la multiplicación de titulados del mismo título, y entonces se reconocen solo los más visibles”.
“Es decir, las estrategias colectivas por las cuales un grupo logra mantener el dominio de los mecanismos para mantener o aumentar las ventajas adquiridas, encontrando así el fundamento de la declinación, particularmente marcadas en ciertas coyunturas y en ciertas posiciones sociales, entre las chances objetivamente ofertadas en un momento dado del tiempo y las aspiraciones realistas que no son otra cosa que el producto de otro estado de las chances objetivas: esa declinación es muy frecuentemente el efecto de una caída en relación a las trayectorias personales o colectivas que ya estaba inscripta como potencialidad objetiva en la posición anterior y en la trayectoria que conducen a esa caída”4.
Para comprender el concepto planteado por Bourdieu, vamos a plantear tres puntos esenciales, siguiendo los razonamientos de otro autor que hace una lectura interpretativa de Bourdieu, según Eckert (2005) para profundizar los objetivos de trabajar este concepto. El primero es que las interrupciones de Carrera afectan sobre todo las trayectorias de grupos sociales, aunque la interrupción sea un hecho personal y la encontremos en trayectorias individuales, afectan por el solo hecho de su ocurrencia a todo el grupo. Esto, sin duda no es igual para todos los grupos, hay grupos que son más vulnerables a la aparición de este tipo de conductas de interrupción. Muchas veces estos hechos están acompañados por algunos hechos sociales remarcables, que contribuyen a que esos grupos más vulnerables, tiendan a interrumpir sus Carreras.
El segundo punto a tener en cuenta es que los grupos profesionales, en general tratan de mejorar la posición adquirida o por lo menos de mantenerlas, de manera que las pugnas ocultas de cada grupo están muchas veces ligadas a las diferentes condiciones de quienes participan de cada grupo, sobre todo si tienen roles docentes o reproductivos de la base cognitiva de la profesión. Es allí que hay que buscar, las razones de las decisiones de algunos de interrumpir o abandonar, especialmente ante la decepción que proviene de las condiciones de ejercicio o de remuneración.
Por último, hay que ver si las interrupciones en estos grupos no aparecen como efectos de contagio asociados a situaciones históricas de expectativas que no son cubiertas, para cuando se cuente con el título o cuando ya se está en el mercado de trabajo.
Alguno de estos mecanismos son capaces de producir la interrupción de las trayectorias, pero hay que saber cuál se corresponde con el grupo que estamos analizando, para lo cual hay que poder caracterizar la evolución social particular, ver qué estrategias de reproducción o de mejoramiento utiliza y cuál es la posición social del grupo en el contexto social, sus estrategias educativas y sus prácticas educativas. En trabajos anteriores, se muestran con ejemplos estas diferencias en varias regiones del país como Río Cuarto, Avellaneda, Gral. Pacheco (Panaia, 2013).
Para seguir el razonamiento de Bourdieu5 (1978) es importante recordar que
“entrar en la cursada y en la competencia por lograr el título, en fracciones hasta ese momento débiles, que utilizan la institución para mejorar su posición relativa, ha producido muchas veces el efecto contrario al buscado por esos grupos, ya que las instituciones aseguran las promociones justamente a los grupos que ya están afianzados y que invierten en educación y en titulación aumentando permanentemente la demanda de mayor educación y produciendo una suerte de inflación en los títulos”.
Esto nos lleva a otro tema de importancia para la evaluación de las trayectorias interrumpidas, que es la valorización del título, el valor que le dan al diploma los grupos de las nuevas generaciones de profesionales y, especialmente el grado de expectativas que cumplen estos títulos cuando se llega a su ejercicio: nivel de salarios, prestigio social, posibilidad de continuar ejerciéndolo, posibilidad de acceder a cargos de poder. En el caso de las ingenierías, la duración de la carrera, las dificultades a enfrentar para terminarla y los bajos salarios que se obtienen en el mercado de trabajo para estas posiciones, contribuye muchas veces a desvalorizar el logro del título.