Facundo Quiroga. Ramón Torres Molina
de 1863, parcial, como toda memoria que intenta justificar las acciones de quien la escribe y parcial, también, porque toma en consideración solo una parte de la historia. Por eso la obra sobre El Chacho es el libro en el que Sarmiento más se acercó a la reconstrucción del hecho histórico; es el más histórico de sus libros. No recurrió a relatos parciales y lejanos como ocurrió con Aldao y Facundo. Escribió sobre lo que había protagonizado, deformando los hechos con una finalidad justificadora. Pero fue una obra de historia y el historiador la puede tomar como fuente y someter a crítica la documentación y lo que dice, lo que no ocurre con las restantes obras que forman la trilogía sobre los caudillos.
Como Quiroga, Peñaloza era un caudillo y por eso representaba al pueblo:
…Por eso, siempre que usamos la palabra caudillo para designar a un jefe militar o gobernante civil, ha de entenderse uno de esos patriarcales y permanentes jefes que los jinetes de la campaña se dan obedeciendo a las tradiciones indígenas…42
En la proclama que Sarmiento dirigió a los habitantes de La Rioja con motivo del levantamiento de el Chacho insistía en los mismos conceptos que había desarrollado en el Facundo:
No es un sistema político lo que estos bárbaros amenazan destruir. Es todo el orden social, es la propiedad tan penosamente adquirida, toda esperanza de elevar a estos pueblos al goce de aquellas simples instituciones que aseguran a más de la vida, el honor, la civilización, y la dignidad del hombre.43
Para enfrentar el levantamiento de El Chacho, Sarmiento debía hacer una guerra de policía según las instrucciones que le diera Mitre en las que calificaba de salteadores a los insurrectos.44 Decía Mitre:
La Rioja se ha vuelto una cueva de ladrones, que amenaza a los vecinos, y donde no hay gobierno que haga, ni policía de la provincia, hay que declarar ladrones a los montoneros sin hacerles el honor de considerarlos como partidarios políticos, ni elevar sus depredaciones al rango de reacción.45
Con esas instrucciones Sarmiento justificó la ejecución de El Chacho. Consideraba que las montoneras eran el equivalente a lo que los españoles habían llamado guerrillas y que éstas no estaban amparadas por el derecho de gentes. Estaban fuera de la ley.
¿En qué estaba la falta del sucesor de Sandes, haciendo la policía de La Rioja, donde no había gobierno, al ejecutar al notorio jefe de bandas? ¿Cuáles son los honores de partidarios políticos que no habían de concederse a los ladrones?46
En El Chacho además de explicar la ejecución de Peñaloza con algunos ejemplos ajenos a la tradición histórica argentina del siglo XIX, reclamaba para sí el mérito de haber terminado con los caudillos y las montoneras, es decir con la barbarie. El título de la obra, El último caudillo de la montonera de Los Llanos, era toda una definición. Pretendía haber aplicado las ideas que había expresado en el Facundo exterminando a la barbarie en nombre de la civilización. En su concepto había contribuido a llevar a la práctica la dirección inexorable de la historia. Sin embargo, con base en Los Llanos, se produjo pocos años después el levantamiento de Felipe Varela que alcanzó mayores proporciones que el de Peñaloza, en pleno desarrollo de la guerra contra el Paraguay. Después vinieron los levantamientos entrerrianos encabezados por Ricardo López Jordán que el propio Sarmiento, desde la presidencia, debió enfrentar.
Quedaron como testimonio para la historia las palabras de Sarmiento que sintetizan el significado del enfrentamiento entre la civilización y la barbarie:
…Llegado el mayor Irrazábal, mandó ejecutarlo en el acto y clavar su cabeza en un poste, como es de forma en la ejecución de salteadores, puesto en el medio de la plaza de Olta, donde quedó ocho días.47
Alguna vez Arredondo, con una larga experiencia en el combate a los levantamientos populares del Noroeste argentino, consideró que la única forma de eliminarlos era despoblar a Los Llanos de La Rioja región en la cual, durante cincuenta años, se produjeron insurrecciones populares.48 ¿Tuvo que ver esa idea con el trazado de las líneas ferroviarias que no llegaron a las viejas poblaciones de Los Llanos creando otras en torno a las nuevas estaciones, alterando la demografía de la región?
1 Sarmiento, Domingo Faustino: Facundo, Buenos Aires, Jackson, 1944, segunda edición.
2 Sarmiento, Domingo Faustino: “Viajes por Europa, África y América” en Obras Completas, T° V, Buenos Aires, Editorial Luz del Día, 1948, p. 116 y siguientes.
3 Sarmiento, Domingo Faustino, ob. cit., p. 130.
4 En vida de Sarmiento se publicaron cuatro ediciones del Facundo. Primera edición: Civilización y barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga y aspecto físico, costumbres y hábitos de la República Argentina, Santiago, Imprenta del Progreso, 1845. Segunda edición: con el mismo título, se le agregó Apuntes biográficos sobre el General Fray Félix Aldao. Santiago de Chile, Imprenta de J. Belini Compañía, 1851. Tercera edición: Facundo; civilización y barbarie en las pampas argentinas, Nueva York, D. Appleton y Compañía, 1868. Incluye Aldao y El Chacho, último caudillo de la montonera de Los Llanos. Cuarta edición, con el mismo título de la tercera, París, Librería Hachette, 1874. Los cambios que introdujo en cada una de las ediciones respondían a objetivos políticos inmediatos.
5 Las primeras obras que cuestionaron la leyenda creada por Sarmiento fueron: Gaffarot, Eduardo Emilio: Comentarios a ‘Civilización y Barbarie’ o gauchos y compadres por un nieto de Quiroga, Buenos Aires, Imprenta de M. H. Rosas, 1906 y Peña, David: Juan Facundo Quiroga, Buenos Aires, Imprenta y casa editora de Coni Hermanos, 1906.
6 Sarmiento, Domingo Faustino, Editorial Jackson, ob. cit. p. XXI.
7 Lacay, Celina: Sarmiento y la formación de la ideología de la clase dominante, Buenos Aires, Contrapunto, 1986.
8 Borges, Jorge Luis: “Sarmiento”, en La Nación, 12 de enero de 1961.
9 Borges, Jorge Luis: Facundo, Buenos Aires, Librería El Ateneo Editorial, 1974.
10 Lacay, Celina, ob. cit., p. 10.
11 Sarmiento, Domingo Faustino: artículo publicado en El Progreso, Santiago de Chile, el 27 de septiembre de 1844, en Obras Completas, Buenos Aires, Editorial Luz del Día, 1948, p. 217.
12 Sarmiento, Domingo Faustino: Los caudillos, Buenos Aires, Jackson, 1944.