El arte obra en el mundo. Doris Sommer

El arte obra en el mundo - Doris  Sommer


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de los programas de arte para mejorar las áreas de investigación en las universidades de los Estados Unidos23. La educación estética también funciona en la industria que sirve de sustento a la innovación, la reorganización y la comunicación. Las escuelas de administración de negocios están comenzando a explorar estas conexiones y a comprender que administrar es tanto un arte como una ciencia24. Pero más allá de los negocios y del aprendizaje académico, la educación estética tiene un trabajo cívico pendiente25. Aprender a pensar como un artista o como un intérprete juicioso supone un entrenamiento básico, necesario en nuestro volátil presente. Junto con los artistas profesionales, los intérpretes son agentes culturales, si se reconoce como lo hizo la directora de Unesco, que el arte es «nuestro gran recurso sostenible» para enfrentar los retos de las enfermedades, la violencia y la pobreza26.

      Listo

      A los lectores que quizás se ericen frente a los límites donde el arte y la responsabilidad se encuentran, celosos de mantener al arte por fuera de los propósitos estratégicos y prácticos, les pido paciencia y les ruego que sigan leyendo por un rato más. Tal vez la recuperación de una posición central para las artes y la interpretación, o quizás las conexiones históricas que se han dado entre el humanismo y la vida pública, o posiblemente algunos fascinantes proyectos nómadas que se generan como resultado de los efectos estéticos, ablanden el escepticismo. Los capítulos que siguen comienzan con casos notables del trabajo del arte en el mundo y continúan con una reflexión sobre responsabilidad cívica, antes de ofrecer una respuesta personal sobre la oportunidad y obligación que me impone mi humilde trabajo diario como docente. Este libro cierra con Schiller para rematar los argumentos al reenviar sus Cartas sobre la educación estética del hombre, ese «insuperable manifiesto» a favor de hacer obrar el arte en el mundo27.

      El capítulo 1, titulado «Desde arriba», rastrea proyectos artísticos inspirados por importantes líderes políticos, incluyendo a Antanas Mockus, Edi Rama y Franklin Delano Roosevelt. Uno de los interrogantes en este caso es si el arte «ingobernable» puede colaborar con el gobierno. Otra pregunta es cómo tomar en cuenta las diferencias entre los efectos dictatoriales y democráticos del arte. El capítulo 2, «Presione aquí», indica los puntos de contacto entre la innovación estética y la política presentando persistentes proyectos de base que se diseminan a partir de las chispas generadas por una intervención artística particular que puede hacer disparar efectos sociales a gran escala, como en los trabajos de Augusto Boal, ACT UP, y el Pro-Test Lab. ¿Es el arte suficiente para producir cambios sociales?28 El capítulo 3 hace una pausa para examinar «Arte y responsabilidad pública» y arroja una mirada retrospectiva con el fin de reconectar la estética y la cívica a través de la educación del gusto, esa palabra dieciochesca que hoy conocemos como el juicio. Imágenes instantáneas de los recurrentes debates entre los defensores de la autonomía del arte y los promotores de la responsabilidad del arte muestran cómo el juicio estético sirve para desempatar la discusión. En el capítulo 4, «Pre-Textos,» asumo mi responsabilidad como agente cultural cuando traduzco el deber cívico al registro cotidiano de una maestra en el salón de clase. Además del placer de sentirme útil a través de la aproximación a la alfabetización basada en la integración de las artes, con este proyecto aprendí lo cerca que están la creatividad y la crítica y cómo la teoría literaria que se pone al alcance del usuario en términos amigables puede ser considerada como una reflexión de la producción artística. Finalmente, el capítulo 5, «La pulsión a crear», vuelve a Schiller con el fin de refrescar su concepto acuñado de Spieltrieb. Acosados por el conflicto entre la razón desapasionada y la sensualidad irracional, la pulsión de jugar e inventar enciende todas las intervenciones artísticas e interpretativas con la combinación creadora de optimismo y de respeto por las limitaciones. Así obra el arte en el mundo.

      Estas páginas se mantienen abiertas a las críticas y contribuciones de los lectores, incluyendo las nominaciones de otros agentes culturales ejemplares. Esta es una versión Beta o experimental de un proyecto pensado con el fin de generar comentarios y críticas, un modelo que tomo prestado de Augusto Boal cuando experimentó con el teatro legislativo29. Boal le pidió a sus lectores enviar respuestas a su dirección postal personal. Siguiendo su ejemplo, los invito a enviar sugerencias para actualizaciones de El arte obra en el mundo a través de la dirección de correo electrónico de Agentes Culturales, [email protected]

      Y ahora, si quiere avanzar para leer sobre algunos temas específicos y dejar otros para después, puede hacerlo de manera selectiva, tal como Boal le indicaba a sus lectores, aunque esta vez el menú ha cambiado:

      Si quiere:

      – creatividad desde arriba, presione 1;

      – intervenciones desde abajo, presione 2;

      – humanismo útil, presione 3;

      – hacer algo práctico, presione 4;

      – educación estética, presione 5;

      – hablar con la operadora, presione [email protected].

      En todos los casos, presione aquí, donde sea, porque las líneas al final van a conectarse si ustedes siguen presionando.

      Desde arriba

      La creatividad en la gestión oficial

      Cuando me siento atrapado me pregunto, ¿qué haría un artista?

      Antanas Mockus

      El chiste, en serio

      «Profesor Mockus, ¿cómo se le ocurrió la idea de reemplazar los policías de tránsito por mimos?» Era una pregunta obvia para quien acababa de terminar su periodo como alcalde de Bogotá y estaba recién llegado a Harvard, pero si los estudiantes no la hubieran hecho, a mí se me habría escapado que uno de los elementos del extraordinario éxito de su administración fue su sentido del humor. Entre las muchas herramientas políticas y didácticas del alcalde está su capacidad para desarmar un argumento con ese irresistible humor que lo caracteriza. Antanas Mockus sabe cuándo tomarse en serio un chiste y hacer que la diversión compartida tenga efectos multiplicadores. Después de su segunda administración, Mockus llegó a la Universidad de Harvard, durante el semestre de otoño de 2004, invitado como profesor distinguido. Era una oportunidad de enseñar con él un curso de posgrado, «Ficciones fundacionales». Este trataba sobre las novelas nacionales del siglo XIX que servían como trasfondo para considerar los agentes culturales contemporáneos. Aquellas novelas, escritas por líderes políticos de la época para impulsar el deseo de consolidación nacional, se estudiaron como casos históricos, antecedentes de las recientes obras de arte en la vida pública como la de Mockus30.

       Con este marco reflexionamos acerca de su creatividad como alcalde durante los dos periodos de su administración (1995-1997 y 2001-2003).

      Antes de que Mockus fuera elegido en 1994, Bogotá era la ciudad más peligrosa de América Latina, según las directrices del Departamento de Estado de los Estados Unidos. En los aeropuertos internacionales había carteles oficiales que aconsejaban no viajar a Lagos ni a Bogotá, porque eran lugares peligrosos para los turistas. Los mismos bogotanos se movían en la ciudad con cautela. Muchos perdieron la confianza en su seguridad y si disponían de recursos económicos decidían emigrar para que sus hijos, por ejemplo, lograran ir a la escuela sin necesidad de tener guardaespaldas personales. La ciudad parecía estar atrapada en niveles de corrupción que hacían que cualquier solución convencional de inversión, basada en más gasto público o más armas para los cuerpos de seguridad, agudizara la codicia y la violencia en lugar de mitigarlas.

      Al asumir el gobierno de la ciudad, el nuevo alcalde se encontró inicialmente desconcertado y sin respuesta, al igual que otros políticos y economistas como Larry Summers, quienes admitieron que no sabrían qué hacer ante tal situación. Después de este primer momento de incertidumbre, la gestión de Mockus tomó un giro inesperado cuando se le ocurrió acudir al arte como herramienta política. Al principio estuvo reacio a llamar a este proceso creativo por su nombre propio. Arte es una palabra que aparentemente carece de gravitas política. Pero en 2006, su plataforma


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