Hazañas y desventuras de Amulius y Numitor. Ricardo Rojas Ayrala

Hazañas y desventuras de Amulius y Numitor - Ricardo Rojas Ayrala


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      Hazañas y Desventuras de Amulius y Numitor

      Ricardo Rojas Ayrala

       Colección Imaginerías

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      Ricardo Rojas Ayrala

      Hazañas y desventuras de Amulius y Numitor

      E-Book

      ISBN 978-987-783-048-4

      © 2019, Al Fondo a la Derecha Ediciones.

      www.alfondoaladerecha.com.ar

      José Cubas 3471 (C1419), Buenos Aires, Argentina.

      © 2019, Ricardo Rojas Ayrala.

      Diseño de tapa e interior: Al Fondo a la Derecha

      Imagen de tapa: "Caballero reciente", Pável Andréyevich Fedótov

      Imágenes interiores: Aubrey Breadsley

      Reservados todos los derechos.

      Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida por ningún medio sin permiso del editor. Hecho el depósito que marca la ley 11.723.

      Prólogo: veritas veritatis del Arte

      Muy pocas veces en la historia de la literatura universal, un sol brillante se despeña como un torrente de lava incandescente por las laderas de la narrativa. Pocos literatos llegan tan alto como fulgurantes cóndores a la cima del Aconcagua, produciendo un cisma en los altares de la verdadera literatura argentina.

      Le damos a Ricardo Rojas Ayrala la bienvenida al parnaso de las letras universales.

      Contra el peso abrumador del tiempo estas fábulas morales y deliciosas, trócanse en ejemplos ennoblecedores que todo hombre de bien ya sea adulto, niño o aún doncella, debe leer para dispersar las brumas que anegan a su espíritu. Estos cuentos apuntan a la esencia del candor del alma, en una época plagada de falsos ídolos, que alabando al becerro de oro, infectan con sus desvaríos a los inocentes lectores de finales del siglo XX.

      Estos cuentos, humilde obra de un genio, han fundado una maravillosa sociedad dramática-musical, que al ser cantada durante los carnavales eleva el extraviado espíritu que gime en el averno, llevándolo a la ilusión sublime de la felicidad que titila a centellazos con la fuerza moral de Júpiter tronante.

      Ricardo Rojas Ayrala vela con su exultante elocuencia y alienta a la fundación de la Hélade Americana. Sus escritos trasuntan el majestuoso escorzo de la Idea, haciendo de su pluma el febril penacho sangrante que arropa el lenguaje, interrumpiendo el holocausto del espíritu.

      Su permanente conversación con la hermandad inefable de los filósofos, queda plasmada en cada una de sus páginas, llegando por pensamiento y letra al ánfora triunfal del augusto paraíso literario.

      Textos llenos de ustoria transparencia que así como nos suspenden, nos punzan, trémulos; hasta hundirnos en los exquisitos vértigos del arte.

      Si a partir de estos textos alguien escribe mal, es adrede. Los maestros existen.

      Sirva y sea este libro, códice de una nueva época literaria, que ha de ser llevada por la mano del ágil Mercurio hasta los dioses del Olimpo, completando con la ígnea majestuosidad de sus ojos nuestra propia lectura.

      Daniel Muxica

      Versificador, poeta, guitarrista y filósofo de la Argentina

      Buenos Aires, invierno de 2018.

      Breve estudio preliminar

      Estas hazañas y desventuras de Amulius y Numitor forman parte de un extraño tratado donde la dualidad se vierte, baño líquido de plata sobre vidrios, formando distintos espejos azarosos que reflejan anécdotas cóncavas y convexas las cuales, en la trampa del arte, alcanzan el ilusorio del paralelismo. Espejos que disponen de múltiples maneras, en el seno de las formas, lo visible; y refractan con heroísmo y desdicha aquello que se “nos hiciese manifiesto —y esto sí es literatura—, en las cosas aprehendidas por el razonamiento”.

      Numitor y Amulius difícilmente hayan participado de la mentada discusión entre Parménides y Sócrates —a quien Pytodoro le atribuye lo dicho en bastardilla—, pero opinan y accionan sobre aquellas cosas que se saben ya nunca.

      Una suerte de alquimia acompaña a estos personajes de linaje americano, latino y bárbaro quienes, como en las mejores epopeyas de los gauchos escapados de la fortinera, en contradicción con su espíritu de libertad, sueñan con el remanso de una vida agrícola o ganadera; hombres que recorren el hábitat pampeano, de Mar Chiquita o del Titicaca, siendo de difícil identificación para estos tiempos de “magnesio y electricidad”. Hombres que escuchan las quejas amorosas del gambusino Yterbio de la misma manera que usan a modo de cacharros porcelanas inglesas, que a fines del siglo pasado resultaban casi habituales en las rancherías. Es casi siempre la historia, paradójicamente, la que al aceptar la realidad diversa en que se conforma la cultura, termina siendo menos prejuiciosa que la propia literatura.

      Las hazañas y desventuras resultan un concierto desconcertante, una radiografía de la inmensidad que vuelve a Numitor un perfeccionista de hechos sobresalientes y a Amulius un perfeccionista de la simpleza y la practicidad, logrando un extraño contrapunto en esta mixtura donde errabundos y prácticos filósofos, atraídos por los sortilegios de la pampa húmeda, se hacen cargo de un decir en el que la soberanía de la realidad, enlazada necesariamente con el mundo de las formas, admite las objeciones que uno al otro hace.

      Acciones pobladas de hazañas que rozan lo mágico, desventuras que ambos, más allá de la anécdota literaria sufren en carne propia, aleccionadoras historias que determinan en las pequeñas certidumbres en que Amulius ancla, se nos hagan pensar como a Parménides, que “tendríamos que hallarnos ante un hombre de raro talento para hacerle comprender que hay de cada realidad un género”. ¿Será ese hombre Numitor?, ¿será Amulius su objetor?, ¿ o viceversa...?, ¿será la moral unicista o estará ligada a los distintos prestigios del azar?... demás está decir que Amulius y Numitor aún hoy existen, que los querandíes y los emecas aún hoy existen, que los mangangás siguen volando “desde el Ande majestuoso hasta la colorida isla de Cuba, en menos que se llegara a la cuenta de tres, en latín y con los dedos”.

      Ninguno de los dos escapa de su relación con el mundo y ambos reaccionan desaforadamente o con sensatez ante categorías —ya que hablábamos de tratado— como el Logos, el Valor, el Gobierno, el Futuro o la Sensibilidad. La soberanía de la realidad a la que hacemos referencia entrevé una voluntad casi heroica y un pragmatismo en el que el “yo” y la “circunstancia” se relativizan entre la tiranía de lo real y las exigencias de la trascendencia.

      Quizás la cuestión paralela esté en la alegoría, aunque ésta suene en los textos de manera más hiperbólica. Quizás el paralelo se quiebra cuando la propia escritura acepta la diversidad y nos convida a tener cosas de ambos personajes, a ser como ellos, “mamíferos peinados” que pueden solazarse en el intento de una escritura poemática o escribir inútilmente cartas en correo anónimo a doncellas y viudas casaderas.

      Si hay algo que esta literatura alienta sin disimulo, es a trastocar valores, grados o categorías de aquello que hoy se considera medida de lo utilizable, intentando devolvernos el estudio de lo bueno y lo bello como una ciencia poblada de inexactitudes.

      Daniel Muxica

       Dedicatoria, veinte años después

      Amulius dedica este libro a Victoria y el cachorro Santiago.

      A mis hermanos, a mis sobrinos, a mis cuñados.

      A mis maestros, a mis amigos y a mis nueve lectores.

      A Ivonne Bordelois, a Marta Miranda


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