Literatura en grajeas. Carlos Alejandro Quaglino

Literatura en grajeas - Carlos Alejandro Quaglino


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      CARLOS ALEJANDRO QUAGLINO

       Literatura en Grajeas

      Editorial Autores de Argentina

      Quaglino, Carlos Alejandro

       Literatura en grajeas / Carlos Alejandro Quaglino. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.

       Libro digital, EPUB

       Archivo Digital: online

       ISBN 978-987-87-0723-5

       1. Literatura Argentina. 2. Teología Social. I. Título.

       CDD A860

      Editorial Autores de Argentina

      www.autoresdeargentina.com

      Mail: [email protected]

      Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

      Impreso en Argentina – Printed in Argentina

      Índice

       Introducción

       “El príncipe feliz” (Oscar Wilde)

       Un momento de bienaventuranza basta para toda una vida (Dostoyevski)

       La venganza (Shakespeare)

       La muerte (Gustavo Adolfo Bécquer)

       Ser o no ser... (Shakespeare)

       Atracción tóxica (F. García Lorca)

       Arrepentimiento sin culpa (Shakespeare)

       Poesía (Gustavo Adolfo Béquer)

       Amor puro frente a la pasión devoradora (F. García Lorca)

       “Táctica y estrategia” (Mario Benedetti)

       La puerta para alcanzar la fe (Antonio Machado)

       Oración ante la pérdida (A. Machado)

       Un Dios que juega a las escondidas (A. Machado)

       Yo también he matado a Cristo (Alberto Lista)

       “La oración del ateo” (Miguel de Unamuno)

       Experiencia de Cielo e Infierno (Gustavo A. Bécquer)

       ANEXO: Tertulias Literarias (El diálogo como centro del aprendizaje)

      Introducción

      Literatura en Grageas, es un libro para los que creemos que leer autores clásicos, no es una actividad ociosa o sin sentido, ni siquiera una actividad meramente intelectual, sino que abre en nosotros nuevos canales que nos capacitan para interactuar socialmente, posibilitándonos un trato más humano y genuino con los que tenemos al lado... La gran Literatura, aun cuando haya sido escrita hace miles de años, siempre tiene un lado bueno para descubrirnos a nosotros e ir desvelando los grandes misterios que desde siempre han permanecido ocultos desde los inicios de la humanidad, sobre todo si está disciplina se conjuga y entra en diálogo con la Teología.

      Un gran filósofo decía: “Somos enanos parados en hombros de gigantes”, ojalá que parados en los hombros de estos gigantes de la Literatura, podamos ver reflejada en ellos nuestra verdad, nuestros interrogantes más profundos, aquellos que nos dicen quién en realidad somos, cómo debemos tratar con nuestro entorno y hacia dónde vamos.

      1 Cf. A. Manguel, “La literatura puede hacernos mejores”, La Nación, 17 de Marzo de 2019, Ideas 7.

      “El príncipe feliz” (Oscar Wilde)

      Se trata de un diálogo entre una golondrina y un príncipe feliz, que una ciudad había colocado sobre una estatua altísima, toda ella recubierta de láminas de oro, cuyos ojos eran dos zafiros resplandecientes y con un gran rubí en la empuñadura de la espada. La golondrina no había emigrado a Egipto como todas sus compañeras porque rezagada en el despegue se había enamorado de un junco. Posada un día sobre la estatua, comprueba que los ojos del príncipe estaban llenos de lágrimas. Y, apiadada de él, le pregunta por qué llora. Éste le responde que cuando estaba vivo y tenía un corazón humano no sabía lo que eran las lágrimas porque vivía en un palacio, donde el dolor no entraba. Creyendo que la felicidad era sinónimo de placer le apodaron los cortesanos “el príncipe feliz”. Pero ahora ya muerto y situado en la altura de la columna, puede ver la miseria del mundo, pero no puede hacer nada por superarla sino sólo llorar.

      En tres visiones sucesivas le encarga a la golondrina que lleve el rubí de la empuñadura de su espada a una mujer envejecida que tiene las manos ásperas y rojas de sangre, porque es costurera; que lleve uno de sus ojos, que son zafiros rarísimos hace mil años traídos de la lndia, y se lo entregue a un estudiante que malvive en una buhardilla; que le arranque el otro ojo y se lo lleve a una pequeña vendedora de cerillas, ya que se le han caído sus fósforos al agua y su padre le pegará sino lleva el dinero como todos los días a casa; que le arranque finalmente las láminas de oro fino de las que está revestido y se las lleve a los pobres, porque la gente cree siempre que el oro puede hacer feliz.

      La golondrina se despidió, pero no para irse a Egipto, sino a la Muerte. Al día siguiente el alcalde descubrió que al príncipe se le había caído la empuñadura, había perdido los ojos y ya no estaba dorado. Y por parecer más un pordiosero que un príncipe lo tiraron a un montón de basura, donde estaba también la golondrina muerta. El relato se cierra con este diálogo entre Dios y uno de sus ángeles:

      —Tráeme las dos cosas más preciosas de la ciudad -dijo Dios a uno de sus ángeles.

      Y el ángel le llevo el corazón de plomo y el pájaro muerto.

      2 Cf. Olegario Gonzáles de Cardedal, Cuatro poetas desde la otra ladera, Ed. Trotta, 1996, 424-425.

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