La otra vida. Mariano Peyrou

La otra vida - Mariano Peyrou


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      Peyrou, Mariano, 1971-

      La otra vida / Mariano Peyrou. -- Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2015.

      72 p. ; 19 cm. -- (Colección Otramina)

      ISBN 978-958-720-260-1

      1. Poesía argentina. I. Tít. II. Serie

      Aa861 cd 21 ed.

      P516

      Universidad EAFIT- Biblioteca Luis Echavarría Villegas

      La otra vida

      Colección Otramina

      A cargo de Darío Jaramillo Agudelo

      Primera edición: febrero de 2015

      © Mariano Peyrou

      © Fondo Editorial Universidad EAFIT

      Carrera 48A No. 10 sur - 107

      Tel.: 261 95 23, Medellín

       http://www.eafit.edu.co/fondoeditorial

      e-mail: [email protected]

      ISBN: 978-958-720-260-1

      Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio o con cualquier propósito, sin la autorización escrita de la editoral.

       Diseño epub:

       Hipertexto – Netizen Digital Solutions

       Cuestión de decidir

      Misteriosa todavía

      aún no sé de qué hablo ni por lo tanto su género pero

      la a es mi letra favorita

      el uno es mi número predilecto pero

      solamente casi siempre.

      Sólo me interesa una parte

      del cuerpo dije

      te hacen falta al menos dos me contestó

      me refiero al corazón añadí risueño

      yo al corazón y al pie declaró vencedora.

      Misteriosa la conversación laberinto

      misteriosa la duda

      también

      el dos es mi número predilecto.

      El mar es mi agua preferida junto con la lágrima la nieve

      el vaso junto a la cama.

       Ni los años

      Ni los años

      ni los kilómetros

      ni la colección de placeres;

      sólo una adecuada combinación

      de maldad y sentimientos autocompasivos

      permite apreciar la belleza

      de las cosas que caen.

       ¿Y si fuera el día?

      ¿Y si fuera el día la mentira, y estuviera

      en la serenidad la distorsión,

      en casa el enemigo?

      Hay una continuidad en el

      sueño similar a la de la vigilia.

      A veces se manifiesta. Ocurre entonces

      la caída lenta que está más allá de los

      relojes y la prudencia (pero un cigarrillo

      es un reloj, un caracol es otro, un

      corazón; y más allá de la

      prudencia están los asteroides, o

      Finlandia y todas las veces que resbalaré en el

      hielo). Ahora hay que confiar en

      lo que no se entiende, elegir el

      recipiente más adecuado para

      contener el desconcierto. Un

      poema puede ser bastante capaz, aunque

      siempre será mejor usar el mar o la fogata.

      O la caricia. Se extienden

      las pupilas en la oscuridad, palmas que se

      abren para acariciar la decepcionante

      espuma tras la cual está ella,

      está él. La caída de su

      párpado es una ola que se

      rompe, un movimiento de

      bailarina antes de dejar la escena.

      Mi cuerpo está fuera de mí.

      Yo defiendo lo leve, lo menor.

      Es mi trabajo.

      Mi trabajo es estar ahí

      sentado, contando mentiras. Mi

      trabajo es contener un mar.

      No hay nada tan inútil. Nada

      tan bello como lo que no sirve.

       Convivencia

      Parecen más, pero sólo

      son veinticuatro horas. La primera

      puede ser azul pálido, sal,

      horizonte; la segunda es sin duda un

      cesto vacío, la tercera dos cestos vacíos

      o un cesto por la mitad (es casi lo

      mismo); para la cuarta desembocamos

      en cualquier otro plano, por ejemplo en el

      recuerdo del día en que se arranca

      un pedazo de corcho de un árbol con

      la idea de regalarlo a la vuelta del campo;

      en la quinta jugamos al ajedrez, yo

      suelo ser alfil; la sexta y la séptima

      son un resbalar jabonoso y lunático;

      la cera de las velas, todos los atributos de la

      cera de las velas abundan en la hora

      octava y sellan lo que será la primera

      parte siempre que estructuremos a partir del número

      tres (se recomienda el tres, es tanto más

      justo y cómodo, a la humana medida);

      entonces la novena, o nona

      si uno tiene mal gusto, será otra vez

      azul o rosa pálido pero menos, y algo de

      hastío, de círculo, como cuando

      estamos sentados en esos lugares desde los que


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