El marido integral. Lou Priolo
el orgullo te ciega no sólo de ti mismo, pero también de otros pecados escondidos en lo más profundo de tu corazón y de tu vida. Te hace odiar la corrección y la reprensión. Te esconde de tu pecado, justifica tu pecado, excusa tu pecado, y evita que te arrepientas de tu pecado. Te engaña haciéndote pensar que estás espiritualmente bien, cuando de hecho tienes un cáncer fatal y estás en la necesidad desesperada del Bálsamo del Gran Médico.
Escucha a Richard Baxter, el gran escritor puritano, describir (en mi versión contemporánea) la patología de esta terrible plaga del alma.
El orgullo es una raíz profunda y un pecado que se auto preserva; por lo tanto es más difícil de eliminar y desarraigar que otros pecados. Se esconde para no ser descubierto… No permite que el pecador vea su orgullo cuando es reprobado; tampoco deja que lo confiese cuando lo ve; ni… que lo aborrezca o lo abandone… Aunque reconozca las evidencias del orgullo en otros, no lo ve en sí mismo. Cuando siente desprecio por la reprensión sabiendo que es una señal de orgullo en otros, no lo ve en sí mismo. Si tú tratas de curar a una persona orgullosa de cualquier falta, sentirás como si estás lidiando con una avispa o una culebra; pero aun mientras escupe el veneno de su orgullo contra el que lo reprende, la persona orgullosa no se da cuenta de su orgullo. Este veneno es una parte de su naturaleza y por lo tanto no siente que es dañino o tóxico…5
Antes de la caída, Adán y Eva estaban desnudos y no tenían vergüenza (Gen. 2:25). Esto no se refiere sólo al hecho de que no usaban ropa. Primordialmente habla de la total apertura, honestidad y franqueza que gozaban antes de que su orgullo les hiciera esconder sus pecados. En definitiva, lo que impide a un esposo y esposa gozar la intimidad de “una sola carne” que Adán y Eva conocieron en el jardín del Edén es el orgullo. Es tu orgullo el que se resiste a revelar a tu esposa las cosas que te avergüenzan. El a por ser tu esposa tiene la necesidad bíblica de saber ciertas cosas de tu vida que afectan tu relación con ella. Por ser ella tu ayuda tiene la necesidad bíblica de saber ciertas cosas de tu vida que afectan tu relación con Dios (recuerda: Si Dios quiere que tu esposa creyente te ayude con algo ¡es que seas un mejor cristiano!) Cuando tú orgullosamente te resistes a revelarle estas cosas pecas contra Dios, contra tu esposa y contra tu matrimonio.
4. Pereza
Si vas a tomar seriamente los mandamientos que Dios te da como esposo, necesitarás invertir una cantidad considerable de tiempo, esfuerzo y reflexión para estudiar e implementar los pasajes específicos de la Escritura que he tratado de trazar en este libro. Es probable que tengas que cambiar tu manera de pensar, actuar, hablar y priorizar tus otras responsabilidades. Quizás tendrás que cambiar para dejar de ser una persona guiada por los sentimientos6 —que hace lo que sus sentimientos le dictan y deja de hacer lo que no le dictan - para ser una persona obediente - que hace lo que la Biblia requiere, tenga deseos o no. Estos cambios serán difíciles al principio, pero recuerda, existe algo más difícil que cambiar - no cambiar: Proverbios 13:15 dice “… el camino de los transgresores es duro.” (RV60). Así que tienes una opción: trabajar duro ahora con la esperanza de la bendición de Dios en el futuro, o seguir el camino “fácil” ahora sabiendo que te espera un camino difícil por recorrer bajo la disciplina de Dios en el futuro.
5. Ignorancia
¿Alguna vez te has detenido a considerar que el hombre era dependiente del consejo de Dios aun antes de caer en pecado? Si Adán necesitaba de la sabiduría de Dios en el huerto del Edén sin haber caído, ¿Cuánto más necesitas tú de Su sabiduría mientras intentas amar a tu esposa y vivir con ella con sabiduría?
Ahora, si aún piensas que vivir sabiamente con tu esposa es imposible puede ser porque ignoras, no sólo las Escrituras, sino también el poder de Dios. Jesús una vez dijo acerca de otro asunto:
¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? (Marcos 12:24)
En primer lugar, puede ser que no te des cuenta que las Escrituras te ordenan entender a tu esposa. 1 Pedro 3:7 no es un consejo, una recomendación o una sugerencia. Es un mandamiento. En otras palabras, ¡tienes que aprender cómo entender a tu esposa!
En segundo lugar, puedes ser que no entiendas el poder de Dios. Siempre que veas en la Biblia un mandamiento que parece imposible de obedecer, debes recordar que Dios nunca pide a un cristiano obedecerle sin la provisión de tres fuentes poderosas.
• Dios promete darte sabiduría para obedecerle. Pero si alguno de vosotros se ve falto de sabiduría, que la pida a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. (St. 1:5)
Si no sabes cómo obedecer debes pedirle a Dios que te enseñe. Esta promesa es primero porque usualmente es necesario saber cómo obedecer a Dios antes de poder hacerlo.
• Dios promete darte la capacidad para cambiar. Porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito (Fil. 2:13).
Conforme caminas en fe para obedecer lo que Dios ha mandado en Su Palabra, Él provee el poder necesario para hacer lo que antes te parecía imposible. Santiago dice que el hacedor de la Palabra será “bienaventurado en lo que hace” (Stgo. 1:25).
• Dios promete darte el deseo de cambiar. Porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito (Fil. 2:13).
Es después de que has obedecido lo que has aprendido que probablemente experimentarás el deseo de caminar en obediencia a las Escrituras.
Estas tres promesas son hechas sólo a los cristianos quienes en dependencia del Espíritu de Dios y en conjunción con Su palabra, las reciben e implementan. Mientras lees este libro, aprenderás cómo entender mejor a tu esposa y cómo cumplir mejor tus responsabilidades bíblicas hacia ella.
¿Puedo guardar una copia impresa del Manual?
Sí, pero únicamente con la aprobación de tu esposa.7
Al final de los capítulos dos al trece podrás apuntar en una página sepa-rada lo que estés aprendiendo de tu esposa. Estas páginas te ayudarán a aplicar los principios bíblicos discutidos en el capítulo correspondiente.
Por supuesto, necesitarás la ayuda de tu esposa para completar la mayoría de ellos. Las páginas quizás deberían ser fotocopiadas antes de completarlas. Después podrías convertirlas en un cuaderno para futura revisión y examen. Este cuaderno “basado en 1 Pedro 3:7” se convertirá en la copia impresa del manual de operación de tu esposa.
Ya sea que elijas hacer una copia impresa del manual o no, te beneficiarás en gran medida llenando mentalmente las páginas adicionales al final de cada capítulo.
Capítulo Dos
¡De regreso a la
escuela por el
resto de mi vida!
“¿Qué es exactamente lo que debo aprender de mi esposa que aún no sé?”
La respuesta a esta pregunta es doble: Primero, tienes que aprender algunas cosas de las mujeres en general. Segundo, tienes que aprender algunas cosas de tu mujer en particular.
Tienes que aprender sobre las necesidades, gustos, intereses, metas, sueños, alegrías, penas, temores, problemas, manera de pensar, motivaciones, sentimientos, dones espirituales y tentaciones de tu esposa.
Vivir con tu esposa de una manera comprensiva, (“sabiamente” RV60) significa que tienes que ser estudioso de tu esposa de por vida. Tendrás que estudiarla y analizarla como un comerciante estudia a sus clientes en potencia - sólo que en una dimensión mucho más grande e íntima. Tendrás que aprender a hacerle preguntas específicas para obtener la información precisa que buscas. Tendrás que aprender a atenderla (incluso cuando esté sentada junto a ti mientras conduces y podrías estar resolviendo algún problema “más importante”). Deberás aprender a percibir lo que le agrada aunque no te lo