Un compromiso en peligro. Lucy King
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Editado por Harlequin Ibérica.
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28001 Madrid
© 2020 Lucy King
© 2020 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Un compromiso en peligro, n.º 2818 - noviembre 2020
Título original: A Scandal Made in London
Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.
Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial. Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.
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Imagen de cubierta utilizada con permiso de Harlequin Enterprises Limited. Todos los derechos están reservados.
I.S.B.N.: 978-84-1348-914-8
Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.
Índice
Capítulo 1
QUÉ DIABLOS…?
Desde su despacho, situado en el piso más alto del edificio de cuarenta y cuatro plantas del grupo Knox, Theo Knox se quedó mirando la página web que ocupaba toda la pantalla del iPad que su jefe de seguridad acababa de colocar delante de él.
Parecía ser una tabla de información.
«Harmony», ponía en el encabezado. Y debajo estaban los detalles:
Edad: 26 años
Altura: 1,85
Cabello: Rubio
Ojos: Azules
Intereses: Viajar, leer, música.
Experiencia sexual: Ninguna
¿Y la página web? Los ángeles de Belle, según el elaborado logotipo con enredaderas que brillaba en la esquina superior derecha. Todo eso estaba muy bien, pero, ¿a él de qué le servía? ¿Y por qué Antonio Scarlatto, un empleado valioso al que hasta ahora consideraba competente, creía que podía servirle?
Theo no tenía ningún interés en páginas de citas, ni en ningún tipo de cita, porque las aventuras de una noche ocasionales cuando surgía la necesidad era más que suficiente para él. Y aunque no fuera así, no tenía tiempo para otra cosa. Como dueño y director de una empresa mundial que empleaba a miles de personas y valía millones de dólares, tenía una gran cantidad de asuntos que reclamaban su atención. Y actualmente el principal era cómo iba a persuadir al sentimental dueño del negocio que quería comprar para que se lo vendiera.
–¿Por qué me haces perder el tiempo enseñándome esto? –preguntó Theo alzando la vista de la pantalla y clavándola en el hombre que estaba al otro lado del escritorio.
–Está relacionado con un miembro de tu equipo –dijo Antonio sin pestañear–. Está registrada en esta web y esta es su página. Intentó iniciar sesión desde el ordenador del trabajo hace veinte minutos. Nuestro sistema de seguridad lo registró. La política de la empresa prohíbe acceder a este tipo de sitios, así que quería saber qué acción tomar.
–Es una página de citas –dijo Theo sin entusiasmo.
–No es solo una página de citas –replicó Antonio–. En ese caso no te habría molestado. Sigue bajando.
Theo suspiró y volvió a centrar la atención en la tableta, centrándose en la información mostrada.
Y se quedó paralizado.
Porque la descripción de Harmony estaba acompañada de media docena de fotos. De la mujer en cuestión con varios atuendos y en poses provocativas. En las primeras cuatro fotos al menos llevaba ropa, aunque ajustada. En las dos últimas iba vestida con una especie de negligé, pero como si no llevara nada, porque era completamente transparente y no le ocultaba ni las curvas ni las piernas largas. Nada.
Y su rostro…
Theo conocía aquel rostro. Era Kate Cassidy. Harmony, con su cuerpo lujurioso, era Kate Cassidy. Theo sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago.
¿Qué diablos pretendía?
Hizo un esfuerzo por recuperar la compostura, siguió bajando y leyó el texto que acompañaba a las fotos. Se le heló la sangre en las venas. Antonio tenía razón. Los ángeles de Belle no era solo una página de citas, y Kate no iba tras una cita normal. Cuando entendió lo que estaba leyendo, las preguntas empezaron a darle vueltas por la cabeza. ¿En qué diablos estaba pensando Katie? ¿No