El libro conciso de la punción seca (Color). John Sharkey
8 Músculos de la cadera y del muslo
Piriforme (y músculos asociados)
9 Músculos de la pierna y del pie
10 Opciones de tratamiento y control del dolor crónico
Estiramiento y rociado: Estiramiento con terapia fría activa
Advertencia: Reacción anafiláctica
Control del dolor crónico: Tres pasos clave
Glosario
Bibliografía
Índice alfabético
Sobre el autor
Prólogo
Quisiera incluir algunas palabras del padre de los puntos gatillo miofasciales, el difunto David G. Simmons. En 2008 escribió estas palabras para mi primer libro sobre este tema; sus comentarios son notables porque son tan válidos hoy en día como lo eran en aquel entonces.
Pese a que mi carrera se ha centrado en los puntos gatillo y he animado a los profesionales de la salud a integrarlos en su metodología y práctica clínica, en todo momento he sido consciente de la importancia de incluir este conocimiento especializado en una perspectiva más general. Para alcanzar una mayor eficacia en la identificación y el tratamiento del dolor y las disfunciones musculares, es esencial conocer la estructura y la función muscular.
En su libro, John ha hecho hincapié en esta importante información. Sin embargo, lo que tenemos que investigar a continuación se debe al hecho de que los manuales de los puntos gatillo solo constituyen la mitad de la historia de los puntos gatillo miofasciales. Esto es de suma importancia. Los manuales se centran en el dolor causado por los puntos gatillo miofasciales activos; es decir, el efecto que los puntos gatillo miofasciales activos tienen en el sistema nervioso sensorial. Ahora se sabe que los puntos gatillo miofasciales pueden generar efectos igual de potentes y trastornos en el sistema nervioso motor. Esto provoca debilidad a causa de la inhibición muscular en el mismo músculo o en otros, pérdida de la coordinación y a veces espasmos reflejos en otros músculos. Estos efectos a distancia son más o menos igual de homogéneos para una determinada localización de un punto gatillo miofascial y tienen tanta variabilidad individual como los patrones de dolor referidos, pero son una historia muy diferente y en gran medida no explorada.
Por definición, el dolor miofascial clínico procede de los puntos gatillo miofasciales activos. Cabe destacar que los trastornos motores que no suelen tener síntomas álgicos correspondientes se deben con gran frecuencia a los puntos gatillo miofasciales latentes asintomáticos (sin dolor) que, hasta hace poco tiempo, solían considerarse como una pista terapéutica falsa.
Os deseo lo mejor para una carrera exitosa en este campo tan remarcable y estimulante.
David G. Simons, M.D. (1922-2010)
(Extracto