¿Por qué te preocupas?. Robert D. Jones

¿Por qué te preocupas? - Robert D. Jones


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      Publicado por:

      Publicaciones Faro de GraciaP.O. Box 1043 Graham, NC 27253 www.farodegracia.org

      ISBN 978-1-629462-62-2

      © 1999, 2018 by Robert D. JonesAll rights reserved. P&R Publishing Company, P.O. Box 817, Phillipsburg, New Jersey 08865-0817.

      © Copyright, Publicaciones Faro de Gracia. Traducido al español por Paula Bautista. La portada y las páginas fueron diseñadas por Benjamín Hernandez.

      Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, procesada en algún sistema que la pueda reproducir, o transmitida en alguna forma o por algún medio -electrónico, mecánico, fotocopia, cinta magnetofónica u otro- excepto para breves citas en reseñas, sin el permiso previo de los editores.

      © Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.

      Contenido

       ¿Por qué preocuparse?

       DIOS TE DA ESPERANZA PARA SUPERAR LA PREOCUPACIÓN

       LA PREOCUPACIÓN ES PECAMINOSA, PERO JESÚS DA GRACIA

       LA PREOCUPACIÓN ES IDOLATRÍA; LA SOLUCIÓN ES EL ARREPENTIMIENTO

       Posesiones antagonistas

       Ojos antagonistas

       Maestros antagonistas

       UN EJEMPLO DE LA VIDA REAL: EL ATAQUE DE PÁNICO DE JOSÉ Y SU ARREPENTIMIENTO

       LA PREOCUPACIÓN ES INCREDULIDAD; LA SOLUCIÓN ES LA FE

       Razón #1: Dios valora, cuida y provee para Sus hijos

       Razón #2: La preocupación refleja una mentalidad de incredulidad

       Razón #3: La preocupación desvía nuestra atención del reino

       UN EJEMPLO DE LA VIDA REAL: CAMILA Y SU DIOS PODEROSO Y MISERICORDIOSO

       LA FE Y LA OBEDIENCIA CRECIENTES DE JOSÉ

       PASOS FINALES

       Publicaciones Faro de Gracia Otras obras de esta serie:

      

al vez no haya un problema que frustre a más personas que el problema de la preocupación o la ansiedad. Puede surgir de repente y atormentarnos a diario. Nos quita el sueño, nos roba el gozo y agota nuestra energía. Nubla nuestro pensamiento, destruye nuestras relaciones y agrava nuestras dolencias corporales. Aunque la preocupación es crónica y paralizante para algunos, es una molestia cotidiana para todos.

      ¿Tenemos alguna esperanza ante este problema común?

      Las respuestas populares frente a la preocupación parecen insuficientes e incluso contraproducentes a veces. Algunas personas dicen: “No te preocupes; la mayor parte de las cosas que nos preocupan nunca llegan a suceder”. Pero muchas de nuestras inquietudes son muy reales. Algunas van a suceder. Otros dicen: “Cuando estés preocupado, piensa en cosas positivas. Piensa buenos pensamientos, no malos”. Pero eso es más fácil decirlo que hacerlo cuando hay realidades preocupantes que se introducen continuamente en nuestras mentes. Aun otros optan por medicamentos para la ansiedad, pero sus preocupaciones permanecen a pesar de que sus emociones estén algo adormecidas. Y esa famosa canción de Bobby McFerrin que ganó un premio Grammy, “Don´t Worry, Be Happy”, no da más que razones fútiles, sin importancia. Las soluciones culturales para los problemas de preocupación, ansiedad y temor parecen tristemente simplistas1.

      En este folleto, vamos a explorar las palabras que Jesús mismo pronunció en el Sermón del Monte. Veremos la esperanza que Él nos proporciona para los momentos en que nos preocupamos, y veremos qué es la ansiedad y cómo superarla. Aprenderemos que la preocupación es un pecado que expresa varios grados de idolatría e incredulidad, incluso entre creyentes. Conforme avanzamos en este recorrido, observaremos las historias de José y Camila -dos personas preocupadas que acudieron a Dios en medio del desasosiego y hallaron consuelo en Él.

      SUPERAR LA PREOCUPACIÓN

      Dada la variedad de métodos que nuestra cultura recomienda, y su incapacidad para resolver el problema de la preocupación, ¿qué esperanza tenemos? La respuesta es Dios y Su Palabra. La Escritura contiene buenas noticias: la preocupación es un problema que puede ser resuelto. A través de Su Palabra y Su Espíritu, Dios proporciona a los seguidores de Cristo la sabiduría y el poder que necesitamos para combatir la preocupación y superar nuestra ansiedad. El Señor nos da consejos poderosos para este problema incesante.

      ¿Qué deberíamos hacer con nuestra preocupación? ¿Cómo deberíamos manejar su aparición? Tres veces en Mateo 6:19-34, Jesús nos ordena que no nos preocupemos: “Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida” (v. 25 LBLA); “Por tanto, no os preocupéis, diciendo: «¿Qué comeremos?» o «¿qué beberemos?» o «¿con qué nos vestiremos?»” (v. 31 LBLA); “Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo” (v. 34 LBLA). Tan solo este detalle ya nos da esperanza. El hecho de que Jesús mismo hable de la preocupación significa que Dios conoce este problema y que Él tiene respuestas. Para encontrar respuestas a los problemas de la vida, no hemos sido abandonados a las psicologías seculares. El creyente en Jesús no necesita depender de opiniones, teorías y técnicas humanas. Tenemos la Biblia, que nos enseña cómo manejar la preocupación. Dios mismo nos garantiza ayuda y esperanza a aquellos que nos preocupamos, como tú y yo.

      Además, el hecho de que Jesús hable a Sus seguidores también nos da esperanza. ¿Por qué? Porque prueba que incluso los cristianos pueden luchar con preocupaciones. Incluso los apóstoles de Cristo experimentaron ansiedad, y si fue así en el caso de ellos, entonces es altamente probable que también nos pase a nosotros. Dios sabe eso. Y, dado que Él nos ama, Él quiere liberarnos progresivamente de nuestra preocupación. Las palabras de nuestro Señor sobre este asunto desbordan esperanza. Jesús dice que podemos aprender a no preocuparnos.

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