Cafeína. Nina Dagnino

Cafeína - Nina Dagnino


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      Nina Dagnino

       Cafeína / Nina Dagnino. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2021.

       Libro digital, EPUB

       Archivo Digital: online

       ISBN 978-987-87-1333-5

       1. Poesía Argentina. I. Título.

       CDD A861

      Editorial Autores de Argentina

      www.autoresdeargentina.com

      Mail: [email protected]

       A mi abuela Cata, a mi madre Marisa y a Pedro,

       mi familia, quienes vivieron mis cambios de humor

       durante estos meses y aun así, creían que podía lograrlo.

       En memoria de mi padre Héctor, quien alguna vez

       se sorprendió de mi imaginación y de mi amor por la escritura.

       A quienes predijeron este libro y a quienes lo han esperado

       desde el día que se enteraron de su creación.

       A las personas que han sido CAFEÍNA,

       de la buena y de la mala, para escribir estas páginas.

       A los posibles lectores, por animarse a leer los fragmentos

       que forman parte de mí.

       Simplemente gracias.

       Nina.

      —Parece una mujer muy sensata.

      —Lo dudo.

      —¿Defectos?

      —Sí, varios.

      —¿El peor?

      —Mi memoria.

      —¿Suele ser distraída?

      —No. Tengo una excelente memoria y eso ha causado más de un problema.

      —¿La buena memoria le genera conflictos?

      —De los peores, diría yo. Aún recuerdo el sabor de sus besos, sus suaves caricias sobre mi espalda y el número exacto de lunares de su cuerpo.

      —¿Acaso sufre de desamor?

      —No. Decepción. Me da rabia mi decepción.

      Si hoy terminaran mis días, me sentiría culpable por no haberle confesado lo mucho que me encanta. Jamás me perdonaría por llevar conmigo ese tan sagrado secreto.

      Me encanta, lo confieso. Me encanta su forma despreocupada de ser, sus modos de hablar, sus silencios, sus ojos perdidos en la nada. Me encanta que sea usted quien me encante.

      * * * * *

      Cuéntame cómo hiciste para borrar en segundos las risas entre besos, los abrazos interminables, las películas en el sillón, las fotos sacando la lengua, los mates durante los viajes.

      Cuéntame cuál es el truco.

      Rompiste cada ladrillo de confianza que me costó colocar en su lugar.

      Rompiste todo, dejaste polvo y escombros por todos lados.

      Dejaste en ruinas cada neurona de mi sistema y no tuviste la caballerosidad para ayudarme a limpiar.

      Rompiste todo y no te hiciste cargo, no pediste perdón.

      Tu actitud fue siempre silenciosa, inmóvil, impenetrable.

      Eres consciente de que rompiste todo.

      * * * * *

      Quisiera saber de usted…

      Llevo días con el corazón en cortocircuito.

      Regrese…

      Quisiera que hagamos el amor.

      Las calles estaban desiertas, el sol me achinaba los ojos, la suave brisa estremecía mi piel, las ideas se arremolinaban en mí y los recuerdos me ponían melancólica.

      En ellos estaba usted… con esa sonrisa perfecta que me hacía sonrojar, con ese cuerpo que lograba doblegar mi razón, con esa particular forma de desvestirme, con ese inexplicable modo de hacer el amor por las mañanas.

      * * * * *

      Se vistió en silencio y con cautela, observó como él dormía plácidamente del lado derecho de la cama.

      Lo besó y se marchó.

      No tenía sentido romper la magia que envolvía a ese hombre que tanto la hechizaba.

      Extendió los brazos como una pequeña ave que está a punto de tomar vuelo, cerró los ojos y se dejó llevar.

      —¡Liberación! — gritó mientras caía.

      Todo a su alrededor se movía en cámara lenta, los sonidos se agolpaban en sus oídos de manera estrepitosa, sentía la fresca brisa sobre el rostro y así, tan sencillo como dar un insignificante paso, se liberó.

      * * * * *

      Comencé a amarte así.

      De golpe y de a poco, con sarcasmos y con risas escandalosas, con palabras y con silencios.

      Comencé a amarte así…

      A mi manera.

      Algún día, iré por usted.

      Romperé cada uno de sus huesos y restauraré mi cuerpo.

      Nunca quise ser violenta con usted. Traté de ser dulce y considerada pero no ha sido de su agrado.

      Hombre cobarde y miserable que no supo soportar a una mujer como yo.

      Algún día, lo destruiré.

      * * * * *

      Me daré una tregua.

      Recogeré las piezas rotas y tomaré un descanso para reconstruirme.

      El ser humano debe aprender a curarse solo de vez en cuando.

      Me contó que por las noches llora hasta quedarse dormida. Me confesó que en el pecho siente un gran vacío y en su corazón una grieta crece con el pasar de los días.

      Es desgarrador escucharla y no poder hacer nada, porque yo solo existo dentro de ella.

      Si tan solo pudiera escapar de esta mente para estar a su lado y darle ese abrazo que necesita.

      Si tuviera la autoridad para calmar ese dolor acumulado en sus huesos.

      Si tuviera como tarea liberar esa sonrisa que lleva tanto tiempo en cautiverio.

      Si al menos una persona pudiera estar un segundo dentro de su cabeza entendería de qué hablo.

      Yo la vi incontables veces aguantar las lágrimas aun estando quebrada en mil pedazos y siempre debí quedarme sentada entre sus recuerdos a esperar que se canse de llorar y duerma algunas horas; que sea capaz de dormir.

      Necesito que duerma aunque en sueños deba verla igual de triste… pero ahí, puedo rodearla entre mis brazos y sobrellevar junto a ella esa maldita angustia.

      Siempre será el lado de la moneda que quiero que salga.

      * * * * *

      Estás ahí, siempre agazapado entre las sombras.

      Estás


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