Posdíptico. Pedro Agudelo Rendón

Posdíptico - Pedro Agudelo Rendón


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      POSDÍPTICO

      POSDÍPTICO

      Pedro Agudelo Rendón

Agudelo Rendón, PedroPosdíptico / Pedro Agudelo Rendón; fotografías Carolina Muñoz Valencia. – Envigado: Institución Universitaria de Envigado, 202156 páginas: fotografías – (Colección Literaria)ISBN Epub: 978-958-53031-2-6ISBN pdf: 978-958-53031-1-9ISBN impreso:978-958-53303-9-91. Poesía colombiana – 2. Literatura colombianaC863.44 (scdd ed.20)

      Posdíptico

      © Pedro Agudelo Rendón

      © Institución Universitaria de Envigado, (IUE)

      Edición: marzo de 2021

      Hechos todos los depósitos legales

      Rectora

      Blanca Libia Echeverri Londoño

      Director de Publicaciones

      Jorge Hernando Restrepo Quirós

      Coordinadora de Publicaciones

      Lina Marcela Patiño Olarte

      Diseño y Diagramación

      Leonardo Sánchez Perea

      Corrección de texto

      Erika Tatiana Agudelo Olarte

      Fotografías:

      Carolina Muñoz Valencia

      Edición

      Sello Editorial Institución Universitaria de Envigado

      Fondo Editorial IUE

      [email protected]

      Institución Universitaria de Envigado

      Carrera 27 B # 39 A Sur 57 - Envigado Colombia

      www.iue.edu.co

      Tel: (+4) 339 1010 ext. 1524

      Impreso en Colombia – Printed in Colombia

      Los autores son moral y legalmente responsables de la información expresada en este libro, así como del respeto a los derechos de autor. Por lo tanto, no comprometen en ningún sentido a la Institución Universitaria de Envigado.

      Prohibida la reproducción total o parcial del libro, en cualquier medio o para cualquier propósito, sin la autorización escrita del autor(es) o del Fondo Editorial IUE.

      De la serie Puntos de fuga. Carolina Muñoz Valencia. 2020.

      Fotografía digital. 70 × 100 cm. Colección de la artista.

      A Daniela o Diana, de ojos grises, de ojos azules, de ojos verdes, de ojos claros como la arena del mar.

      A su viaje literario lleno de figuras y sueños; su cuerpo etéreo como una escultura griega, su piel pálida como el rayo de Zeus cayendo sobre el rostro de una mujer hecha de acrílico y óleo.

      Contenido

       Carátula

       Portada

       Créditos

       Dedicatoria

       Invocaciones

       Parte I El brujuleo de los colores

       Tiempo en gerundio

       1 Dánae recibiendo la lluvia de oro, 1565

       2 Judit decapitando a Holofernes, 1613

       3 El columpio, 1767

       4 La maja vestida, 1808

       5 El mar helado, 1824

       6 La noche estrellada, 1889

       7 El espíritu de los muertos vela (Manao tupapau), 1892

       8 Café de noche en Arlés, 1888

       9 Animal locomotion. Dancing (Fancy), N.º 12, 1887

       10 Mont Sainte-Victoire, 1895

       11 Mujeres corriendo en la playa, 1922

       Parte II Galería de silencios

       Las Moiras

       1 Tiziano 27 de agosto de 1576

       2 Artemisia Gentileschi 1654

       3 Jean-Honoré Fragonard22 de agosto de 1806

       4 Francisco de Goya16 de abril de 1828

       5 Caspar David Friedrich 7 de mayo de 1840

       6 Vincent van Gogh29 de julio de 1890

       7 Paul Gauguin 8 de mayo de 1903

       8 Paul Gauguin 8 de mayo de 1903

       9 Eadweard Muybridge 8 de mayo de 1904

       10 Paul Cézanne 22 de octubre de 1906

       11 Pablo Picasso 8 de abril de 1973

       Parte III Cuadros de ficción

       Encuentros discordantes

       Retrato

       Un vidrio indiscreto

       Borde

       Paisaje: montañas y cubos

       Pintura surrealista

       Reseña del autor

       Colofón

       Contracarátula

      Ver es imaginar.

      Lawrence Durrell

      Evocar es un gesto. Es invocar la protección de un tiempo pasado, recobrar las imágenes que la historia ha dejado atrás, sin clausurar la añoranza de lo que todavía no está dicho. El evocar nos impele ante la necesidad de amar o de buscar refugio, el abrazo tierno que a veces nos aprieta o nos quita el aire. La poesía resulta de ese encuentro, a veces doloroso, en el que la vida desaparece tan pronto la palabra se abre camino. Y nosotros, puestos allí para escuchar o para deleitarnos con cada bocado, vemos manar las imágenes por el río de Lete. ¿Qué nos queda?, ¿memoria?, ¿olvido? Tal vez la necesidad de las palabras que se escapan de nuestros labios. Quizá el aliento de lo que no pudo ser dicho porque no hay retorno para el amor y tampoco para aquello que se funde en el río del olvido.

      Posdíptico no es un juego de remembranza; es, más bien, un gesto de evocación. Nos trae en las palabras lo que el olvido no puede llevarse. El arte parece luchar contra la amnesia que sofoca infatigable la piel de la memoria, y la poesía instaura un nuevo espacio en el que una pintura, una fotografía o una escultura tiene su asiento más sublime. El autor —escritor y artista— sabe muy bien sobre este espacio


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