Ausencia. Rodrigo Gustavo Espínola Vargas
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AUSENCIA
Vuelve corazón
Rodrigo Gustavo Espínola Vargas
En el barrio de Montecarlo, uno de los más prestigiosos del Principado de Mónaco a fines del siglo XIX, cuenta con abundante fuente de trabajo para sus habitantes —pero siempre con la indiferencia entre la maldad y envidia que algunas personas tendría que vencer—. La mayor desdicha de esa época era defender la patria y el amor entre el hombre y la mujer para la creación de una familia normal.
Espínola Vargas, Rodrigo Gustavo
Ausencia : vuelve corazón / Rodrigo Gustavo Espínola Vargas. - 1a ed. - Tres de Febrero : Imaginante, 2021.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-8447-21-6
1. Narrativa Paraguaya. 2. Literatura Juvenil. 3. Novelas Románticas. I. Título.
CDD Pa863.9283
Edición: Oscar Fortuna.
© 2021 Rodrigo Gustavo Espínola Vargas.
© De esta edición:
2021 - Editorial Imaginante.
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ISBN 978-987-8447-21-6
Conversión a formato digital: Libresque
Época de ambientación
Finales de siglo XIX
Personajes
Kadeo Martín Gill Lombardi, hijo de Luz Marta Lombardini Vera y hermano de Elena Gill Lombardi, enamorado de Elisabeth Sousa Díaz.
Elisabeth Sousa Díaz, hija de Claus Díaz Díaz y Pedro Sousa Riveros, enamorada de Kadeo Martín Gill Lomabardi.
Luz Marta Lombardi Vera, madre de Kadeo Martín Gill Lombardi y Elena Gill Lombardi.
Elena Gill Lombardi, hija de Luz Marta Lombardi Vera y hermana de Kadeo Martín Gill Lombardi.
Jeremías Gill Sousa, hijo de Kadeo Martín Gill Lombardi y Elisabeth Sousa Díaz.
Carolina Sousa Díaz, hija de Claus Díaz Díaz y Pedro Sousa Riveros, esposa de Ángel Pedroso.
Ángel Pedroso, esposo de Carolina Sousa Díaz.
Jorge Sousa Díaz, hijo de Claus Díaz Díaz y Pedro Sousa Riveros.
Don Alberto, vecino de Elisabeth Sousa Díaz y Kadeo Martín Gill Lomabardi.
Claus Díaz Díaz, madre de Elisabeth Sousa Díaz, Carolina Sousa Díaz y Jorge Sousa Díaz, esposa de Pedro Sousa Riveros.
Pedro Sousa Riveros padre de Elisabeth Sousa Díaz, Carolina Sousa Díaz y Jorge Sousa Díaz, esposo de Claus Díaz Díaz.
Frases de la historia
Uno ve la vida feliz cuando hay amor en sus corazones.
Un hombre sin familia, es un hombre pobre, aunque esté forrado de dinero.
Argumento
En el barrio de Montecarlo, uno de los más prestigiosos del Principado de Mónaco a finales del siglo XIX, cuenta con abundante fuente de trabajo para sus habitantes -pero siempre con la indiferencia entre la maldad y envidia que algunas personas tendrían que vencer-. La mayor desdicha es esa época era defender la patria y el amor entre el hombre y la mujer para la creación de una familia normal.
ACTO I
ESCENA I
La historia comienza con Kadeo, un hombre ejemplar de 23 años de edad, es pintor y se dedica a hacer hermosos cuadros y dibujos para comercializar; de acuerdo a eso, él obtiene los ingresos para mantener a su madre y hermana menor de 12 años. Cuando tenía 17 años de edad, él y su hermana menor quedaron huérfanos de padre por consecuencia del derrame que le causó la muerte. Kadeo aprendió a ser pintor porque su padre se había dedicado a eso para criarlos.
Kadeo es el sostén de la familia, lleno de admiración, ama a su familia y es muy feliz, es un muchacho que tiene muchísimas esperanzas en el éxito y de encontrar el amor algún día. Está lleno de espíritu y alegría; cuando comienza a dibujar sus cuadros, empieza a silbar y cantar. Su madre Luz Marta se encarga de servirle cuando él trabaja. En síntesis, Kadeo hace todo lo posible para mantener a su madre y hermana, y son una familia muy unida.
Luz Marta es la madre de Kadeo y Elena, ella vive muy feliz con sus hijos, se dedica día y noche a cuidarlos. Kadeo trabaja todos los días con sus cuadros; al mediodía él empieza a recorrer la ciudad para distribuirlos a sus clientes y, de paso, lleva a su hermana menor a la escuela.
ESCENA II
Por otro lado, una bella mujer, que es muy humilde, sencilla y con un corazón noble, es Elisabeth Sousa con 22 años de edad. Es muy feliz y se dedica a hacer prendas de vestir. La mayor parte de sus gustos es la de ser costurera, pero siempre tiene conflictos con sus padres por dicha profesión. Elisabeth es hija de Claus Días y Pedro Sousa, dueños de una hacienda con varias riquezas, y tiene dos hermanos. Su hermano se llama Jorge Sousa, es la mano derecha de su padre en la hacienda, tiene 27 años y es el mayor de todos, pero su debilidad es que está sometido ante sus padres y no puede hacer una vida normal; y la otra se llama Carolina, de 26 años de edad, que está casada con Ángel Pedroso.
Carolina recibe constantemente los maltratos de su marido por celos enfermizos, ella aguanta todo porque no sabe dónde refugiarse. Tiene un hijo de 4 años, sus padres no le permitieron volver a su casa porque ella debe estar con su marido y, además, tiene una buena posición económica. Más tarde, Elisa se entera de lo sucedido con su hermana, esta se enfurece y aconseja a su hermana.
ELISA.— Hermana, ¿cómo puedes soportar todo esto? Además, él es tu marido y para eso se casaron, para formar una familia. En una pareja debe brotar el respeto y la confianza entre ambas partes.
CAROLINA.— Lo sé, hermana, pero, ¿dónde me refugio? Nuestros padres no me dieron el apoyo que necesito.
ELISA.— Tú puedes salir adelante sin ayuda de nadie, hermana. Lo más importante en esta vida es tener fe en ti misma, tener una profesión para poder salir adelante; vas a venir conmigo ahora mismo.
CAROLINA.— ¿Dónde nos vamos, hermana?
ELISA.— Nos vamos a cualquier parte, menos quedarnos en este lugar. Recoge tus cosas, esta noche te vas a quedar en nuestra casa, mañana te voy a acomodar en mi casita y, de paso, vamos a trabajar en mi pequeño negocio.
CAROLINA.— En serio, hermana, no sé cómo agradecerte, pero Ángel no va a parar de buscarme. Seguro que está con sus amigos tomando, pero todo lo que gana en esta hacienda se va a juegos de azar.
ELISA.— Piensa en ti y en tu hijo, él aprenderá a comportarse cuando sea consciente de sus actos.
Después de la conversación entre las hermanas, Carolina decide irse con Elisa, recoge sus cosas y se van a la casa de sus padres para poder pasar la noche. Ella deja una carta dirigida a su esposo con la intención de que él pueda cambiar algún día.