Caminar dos mundos. Márgara Noemí Averbach
comparte la visión del mundo del autor o autora siempre toma a esa comunidad como lectora primaria y para comunicarse con otras comunidades necesita de diversos intermediarios (por ejemplo, las traducciones o las notas al pie de ediciones anotadas para explicar cápsulas culturales cuyo significado se desconoce en otras culturas). Sin embargo, en estos pueblos, que siguen sufriendo colonización,18 no es del todo frecuente que se intente ayudar a los lectores no tribales. En general, frente a sus propias culturas, estos autores, directores y guionistas adoptan una de dos actitudes: las describen superficialmente porque las visiones del mundo exigen que no se revelen ciertos detalles, o las describen sin explicarlas y dejan que los lectores se vaya acercando desde afuera, sin demasiada ayuda. Solamente algunos pocos hacen gala de actitudes didácticas, explicaciones al estilo de los documentales antropológicos.19 Por lo tanto, los lectores blancos, que leen desde un marco conceptual diferente al de la narración, suelen tener dificultades para comprender. Probablemente, es imposible atravesar completamente la barrera cultural pero esa barrera importa menos cuando hay estudio y contacto de por medio. Este libro intenta analizar algunas de estas historias desde el punto de vista de una lectora no amerindia pero sí alejada en visión del mundo del centro de poder estadounidense, a partir de conocimientos adquiridos a lo largo de muchos años de estudio y de contacto con autores amerindios estadounidenses.
Caminar dos mundos está dividido en cuatro partes. La primera analiza temas generales que pueden rastrearse en gran parte del corpus. La segunda aborda obras literarias específicas. La tercera analiza narraciones de ficción en cine, tanto de los blancos sobre los amerindios como de ellos sobre sí mismos. Finalmente, la cuarta parte reúne las temáticas y motivos más importantes de los análisis anteriores y ejemplifica en obras específicas la forma en que el corpus ofrece una solución al estado de cosas a través de una visión holística y comunitaria de la vida.
Dada la tendencia de la crítica posmoderna estadounidense a acentuar lo pequeño y lo fragmentario, cabe aclarar que aunque, en un apéndice, se indicará la filiación tribal de todos los autores que se nombran y analizan en el trabajo, no es mi intención hacer análisis antropológicos, etnológicos ni sociológico de las tribus a las que pertenecen.
1 Joy Harjo y Gloria Bird, ed., Reinventing the Enemy´s Language. Contemporary Native Women´s Writing of North America, Norton: New York, 1997. Ver un análisis más detallado en el capítulo 2.
2 Los géneros occidentales no son demasiado pertinentes en una lectura de estos autores, ya que los redefinen de una forma tan amplia que se desdibuja el concepto básico de palabras como novela, cuento, poesía.
3 Llamo “apropiación” a la utilización que hace la cultura dominante de los recursos, económicos, culturales, humanos, de la cultura o culturas que ha dominado y “apropiación inversa” al movimiento contrario: cuando una cultura dominada toma recursos de todo tipo del grupo victorioso y los usa en su propio beneficio. Estos conceptos reciben diferentes nombres en diferentes bibliografías. Estos son los más claros desde mi punto de vista.
4 Para el concepto de “visión del mundo”, ver Lucien Goldmann, Para una sociología de la novela, Madrid: Ciencia Nueva, 1967.
5 Paula Gunn Allen, Studies in American Indian Literature: Critical Essays and Course Designs, New York: MLA, 1983; Paula Gunn Allen, The Sacred Hoop, Boston: Beacon Press, 1986; Louis Owens, Other Destinies, Understanding the American Indian Novel, Oklahoma: University of Oklahoma Press, 1992; Vine Deloria, Jr., Custer Died for Your Sins, New York: 1970, y God is Red, New York: Laurel, 1973.
6 La paradoja es tal dentro del pensamiento binario occidental, por supuesto.
7 Leslie Marmon Silko, “Coyote Has a Full House in His Hand”, Storyteller, New York: Arcade, 1981, págs. 257-268.
8 Ver James Nischke, Circle, Consciousness and Culture, Arizona: Navajo Community College Press, 1984.
9 Para el concepto de “persona”, ver el clásico de A. Irving Hallowell, “Ojibwa Ontology, Behaviour, and World View”, Culture in History: Essays in Honor of Paul Radin, ed. Stanley Diamond, New York: Columbia University Press, 1960.
10 De ahí una cierta cercanía entre estas novelas, cuentos, películas y el llamado realismo mágico, planteado como un oxímoron que no sería tal en las visiones amerindias del mundo.
11 La entrevista puede encontrarse en http://estocolmo. Se/cultura/literatura_agosto003.htm
12 Todas las citas pertenecen a entrevistas que pasarán al Archivo de Historia Oral de la Facultad de Filosofía y Letras apenas se termine la traducción.
13 Gordon Henry, The Light People, Oklahoma: Oklahoma University Press, 1994.
14 Realmente creo que es maravilloso interactuar directamente de esa forma, incluso tener a otro narrador de historias que tal vez esté tratando de encontrarle algún error a una, lo cual significa por supuesto que una tiene que encontrar esos errores, si una puede, ahí mismo, con la gente presente. (...) Yo creo que el momento último es cuando hay un par de narradores de historias presentes, además de un público realmente comprometido, respetuoso.
15 Abel es una figura importante en la historia completa de la experiencia estadounidense en este país. Representa una dislocación en la psiquis de nuestro tiempo. Casi ningún indio de mi generación o de la generación de Abel escapó a esa dislocación, ese sentido de tener que manejar inmediatamente no solo el mundo tradicional sino otro mundo que colocaron sobre el mundo tradicional tan abruptamente y con enorme violencia.
16 Hay estudios permanentes sobre la “vuelta a casa”, desde los libros canónicos que se enumeran en una nota al pie anterior hasta el estudio de William Bevis “Native American Novels: Homing In”, Recovering the Word: Essays on Native American Literature, ed. Brian Swann and Arnold Krupat, Berkeley: University of California Press, 1987, págs. 580-620.
17 Para la cuestión de los finales felices, ver mi artículo “Dos significados políticos para el final feliz: Hollywood contra cine de minorías” Taller 4.12 (noviembre, 1999): 113-123.
18 Las tribus amerindias no llegaron nunca al poscolonialismo: sus tierras siguen ocupadas por europeos o sus descendientes.