Comprometida . Морган Райс
con ella en el último lugar?
¿Y si lo había perdido todo?
Ruth saltó sobre el sarcófago, puso sus cuatro patas sobre el pecho de Caitlin, y comenzó a lamer toda su cara. Pasaron varios minutos y Ruth no dejaba de lamerla, gimiendo.
Cuando Caleb se inclinó para sacar a Ruth, se detuvo. Le sorprendió ver a Caitlin abrir un ojo.
Ruth aulló, feliz, mientras saltaba del pecho de Caitlin y corría en círculos. Caleb se inclinó, igualmente feliz, mientras Caitlin abría los dos ojos y empezaba a mirar a su alrededor.
Se apresuró y cogió una de sus manos heladas, calentándola entre las suyas.
"¿Caitlin? ¿Puedes oírme? Soy yo, Caleb."
Poco a poco, ella empezó a incorporarse y él la ayudó, colocando suavemente una mano detrás de su cuello. Estaba tan feliz de verla parpadear, entrecerrando los ojos. Podía ver lo desorientada que estaba, como si hubiera despertado de un sueño profundo, muy profundo.
"¿Caitlin?", preguntó de nuevo, en voz baja.
Ella lo miró fijamente, con sus ojos marrones tan hermosos como él los recordaba. Pero algo, se dio cuenta, estaba mal. Ella no sonreía y, cuando parpadeó, sus ojos tenían la mirada propia de un extraño.
"¿Caitlin?", preguntó de nuevo, esta vez estaba preocupado.
Ella lo miró directamente con los ojos bien abiertos y con sorpresa, se dio cuenta que ella no lo reconocía.
"¿Quién eres tú?", ella preguntó.
A Caleb se le cayó el corazón al piso. ¿Era posible? ¿El viaje había borrado memoria? ¿De verdad lo había olvidado?
"Caitlin", le preguntó otra vez, "soy yo. Caleb."
Él sonrió, esperando tal vez que eso la ayudaría a recordar.
Pero ella no le devolvió la sonrisa. Se limitó a mirarlo con una mirada vacía, parpadeando varias veces.
"Lo siento," dijo finalmente. "Pero no tengo idea quién eres."
CAPÍTULO DOS
Sam se despertó con el chillido de los pájaros. Abrió los ojos y vio en lo alto varios buitres dando enormes vueltas. Debía haber una docena de ellos y volaban en círculo cada vez más bajo, justo sobre él como si lo estuvieran observando. Como si estuvieran esperando.
De repente, se dio cuenta de que los buitres suponían que él estaba muerto y estaban esperando su oportunidad para lanzarse en picada y comérselo.
Cuando Sam se puso de pie, las aves, de repente, salieron volando, como si les hubiera sorprendido que los muertos podían resucitar.
Miró a su alrededor tratando de orientarse. Estaba en un campo en medio de colinas. Por lo que alcanzaba a ver, había muchas colinas cubiertas de hierba y arbustos raros. La temperatura era perfecta, y no había ninguna una nube en el cielo. Todo se veía muy pintoresco y no había un solo edificio a la vista. Parecía que estaba en medio de la nada.
Sam trató de averiguar dónde estaba, en qué época, y cómo había llegado hasta allí. Trató desesperadamente de recordar. ¿Qué había ocurrido antes de regresar en el tiempo?
Poco a poco, fue recordando. Había estado en la catedral de Notre Dame, en París, en 1789, había estado luchando contra Kyle, Kendra, Sergei y su gente, manteniéndolos a raya para que Caitlin y Caleb pudieran escapar. Había sido lo menos que podía hacer, él le debía a Caitlin más que eso, sobre todo después de haberla puesto en peligro con su imprudente romance con Kendra.
Enormemente superados en número, había usado su poder de cambiar de forma y había logrado confundirlos lo suficiente como para causar daños considerables, aniquilando a muchos de los hombres de Kyle, incapacitando a los otros, y logrando escapar con Polly.
Polly.
Ella había estado todo el tiempo a su lado, había luchado valientemente y los dos, recordó, habían sido una fuerza a respetar. Habían escapado por el techo de la catedral de Notre Dame y en medio de la noche habían ido en busca de Caitlin y Caleb. Sí. Todo estaba empezando a hacerse claro ....
Sam se había enterado de que su hermana había regresado en el tiempo y, lo supo en el acto, él también tenía que regresar en el tiempo para corregir los agravios, encontrar Caitlin otra vez, pedirle disculpas y protegerla. Sabía que ella no lo necesitaba: ahora ella era un guerrero mejor que él, y tenía a Caleb. Pero, después de todo, era su hermana y no podía detener su impulso de protegerla.
Polly había insistido en regresar con él. Ella también tenía el propósito de ver a Caitlin de nuevo y darle explicaciones de lo que sucedió. Sam no se había opuesto y habían regresado juntos.
De nuevo, Sam miró a su alrededor con la mirada fija en los campos, preguntándose dónde estaba ella.
"¿Polly?", gritó una primera vez.
No escuchó ninguna respuesta.
Caminó hacia el borde de una colina para tener una vista más amplia del paisaje.
"¿¡Polly !?", gritó de nuevo, esta vez más fuerte.
"¡Por fin!" dijo una voz.
Cuando Sam miró a lo lejos, vio a Polly caminando en el horizonte, dando vuelta en una colina. Cargaba una brazada de fresas y estaba comiendo mientras hablaba con la boca llena. "¡He estado esperando toda la mañana! ¡Dios! ¡Realmente te gusta dormir, ¿¡no!?"
Sam estaba encantado de verla. Se dio cuenta de lo solo que se había sentido al volver, y lo feliz que estaba de tener algo de compañía. También se dio cuenta, a pesar de sí mismo, de lo importante que ella se había convertido para él. Después de su fiasco con Kendra, apreciaba estar alrededor de una chica normal, apreciaba a Polly más de lo que ella podía imaginar. Y a medida que se acercaba y el sol iluminaba su pelo marrón, sus ojos de color azul claro y su piel blanca translúcida, le sorprendió, una vez más, su belleza natural.
Estaba a punto de responder pero, como de costumbre, ella no lo dejó hablar.
"Me desperté a menos de tres metros de ti", continuó mientras se acercaba comiendo otra fresa, "y te sacudí una y otra vez ¡pero no despertabas! Así que me fui y me puse a recolectar fresas. Ya quería irme de este lugar pero no iba a dejarte a merced de los pájaros. Tenemos que encontrar a Caitlin. ¿Quién sabe dónde estará? Ella podría necesitar nuestra ayuda en estos momentos. ¡Y todo lo que haces es dormir! Después de todo, ¿para qué regresamos si no nos vamos a levantar e ir… "
"¡Por favor!" Sam gritó, rompiendo a reír. "¡No puedo decir una palabra!"
Polly se detuvo y lo miró con sorpresa,como si no tuviera ni idea de que estaba hablando muchísimo.
"Pues bien," dijo ella, "¡habla!"
Sam la miró, distraído por lo azul que sus ojos se veían a la luz de la mañana; finalmente cuando tuvo la oportunidad de hablar, se quedó congelado olvidando lo que iba a decir.
"Uh …", comenzó.
Polly alzó las manos.
"¡Chicos!", exclamó. "Nunca quieren que hables-¡pero ellos nunca tienen nada que decir! Bueno, ¡no puedo seguir esperando más! ", dijo y se apresuró pavoneándose por el campo, mientras comía otra fresa.
"¡Espera!" Sam gritó, corriendo tratando de alcanzarla. "¿Adónde vas?"
"¿Pues a encontrar a Caitlin, por supuesto!"
"¿Sabes dónde está?", preguntó.
"No," dijo ella. "Pero sé dónde no está- ¡y es en este campo! Tenemos que salir de aquí. Encontrar la ciudad más cercana, o edificios, o lo que sea, y averiguar en qué época nos encontramos. ¡Tenemos que empezar en alguna parte! ¡Y este no es un lugar adecuado!"
"Bueno, ¿¡No crees que yo también quiero encontrar a mi hermana!?" Sam gritó exasperado.
Finalmente, ella se detuvo y se volvió de frente hacia él.
"Quiero