Vecino silencioso. Блейк Пирс

Vecino silencioso - Блейк Пирс


Скачать книгу
de acción a un domingo que parecía demasiado tranquilo.

      –Aquí la agente Fine ―dijo al responder.

      –Agente Fine, soy el subcomisario Nolan. Creí que le gustaría saber que logré comunicarme con Mark Fairchild, el esposo. Él llegará a la estación de policía cerca de las ocho de la noche de hoy. Él y su hermano están regresando a la ciudad para ocuparse de la organización del funeral, el papeleo del seguro y otras cosas de esa índole.

      –¿Y él ya está al tanto de que el FBI está en el caso?

      –Sí, parecía complacido y deseoso de hablar con ustedes.

      –Estaremos allí a las ocho ―dijo Chloe terminando la llamada animada ante la posibilidad de una nueva fuente de información. Cuando la información llega hacia ti sin tener que ir a buscarla, cualquier caso es fácil y rápido.

      Solo esperaba que todo continuara a este ritmo.

***

      Desde el primer momento en que vieron a Mark Fairchild era evidente que hacía unos días que no dormía bien. Solo por su apariencia, Chloe podía adivinar que no había podido dormir ni un minuto desde que supo que se esposa había sido asesinada. Él tenía unas pronunciadas ojeras bajo sus ojos inexpresivos que se movían para intentar reconocer dónde se encontraba. Su cabello estaba despeinado y su barba tenía un crecimiento de varios días.

      De todas formas, lucía bastante centrado y determinado. Se sentó un poco encorvado en una de las sillas con una taza de café que Nolan le había servido, pero aún no había tomado ni un sorbo. Su hermano estaba parado en un rincón de la sala, lucía igual de cansado pero se notaba que estaba cuidando a su afligido hermano.

      Chloe sabía que la conversación podría ser difícil. La gente que está atravesando un duelo está cansada puede estar en una posición frágil. O podrían hablar sin parar, o incluso sus emociones podrían salirse de control de un segundo al otro. Ella sabía que debía elegir sus preguntas con mucho cuidado, debería hacerle sentir que era él quien estaba en control.

      –Sr. Fairchild, me gustaría que me contara cómo fue su mañana del día viernes. Le pido si puede incluir cualquier detalle que recuerde, sin importar que considere que sea algo trivial.

      Él asintió pero se veía incómodo.

      –Todo ―dijo él con una sonrisa somnolienta que parecía algo forzada―. Bueno… sonó mi alarma para ir a trabajar. Apreté el botón de postergar y cuando lo hice, Jessie se acercó y se acurrucó junto a mí. Era una tradición que teníamos desde que éramos novios. Era viernes y ambos habíamos tenido una buena semana, así que terminamos teniendo sexo. A ella le gustaba hacerlo en la mañana, nada fuera de lo común.

      Chloe se sintió incómoda al mirar como cambiaba la expresión en el rostro del Sr. Fairchild a medida que contaba su mañana. Ella le dio un momento para que tuviera el tiempo suficiente para recomponerse y seguir hablando.

      –Luego fui a la ducha mientras ella contestaba emails de su trabajo. Cuando salí de la ducha, ella se estaba lavando los dientes. Hablamos de cosas triviales. Mientras yo me alistaba para ir a trabajar, Jessie se ponía su ropa para salir a correr, la misma ropa que estaba usando cuando…

      En ese momento se quedó callado y respiró hondo. Él miró a su hermano, que alentó a Mark con un leve asentimiento con la cabeza. Mark también asintió y comenzó a hablar con la voz un poco temblorosa.

      –Fuimos al piso de abajo. Ella tomó un batido y yo tomé una taza de café. Ella jamás tomaba café antes de salir a correr, decía que le caía mal. Recuerdo que me acompañó a la puerta. Normalmente lo hacía, solo para darme un beso de despedida. Ella estaba jugando con sus airpods mientras buscaba el podcast que la acompañaría mientras corría. Nos besamos, entré al coche, y eso fue todo. Esa fue la última vez que la vi con vida.

      –¿A qué hora se fue de su casa? ―preguntó Chloe.

      –No sé la hora exacta, pero creo que fue entre las siete cincuenta y cinco y las ocho y cinco. Estoy seguro de que no fue más tarde que eso.

      –Así que tenemos una ventana de tres o tres horas y media ―dijo Rhodes.

      –Sr. Fairchild, ¿usted y su esposa ya habían hecho amistades? ¿Alguien que los haya visitado en su casa un par de veces desde que se mudaron?

      –No, solo conocidos. Sí, vino gente a la casa. Cuando una nueva familia se muda a este vecindario, la gente viene de visita con pasteles, galletas y cosas así. Pero creo que la única persona que entró en la casa y que no fuera para darnos la bienvenida al vecindario, fue la señora de la limpieza.  Ah, y el plomero también. Tuvimos un problema con el triturador de basura la primer semana después de mudados.

      –También quería hablar con usted sobre el anillo que fue encontrado en la mesa de luz ―dijo Chloe―. Entiendo que no está seguro si pertenecía o no a su esposa, ¿es correcto?

      –Es correcto. No me parecía conocido, pero eso no es extraño. Jessie no era de usar joyas, solo usaba nuestro anillo de bodas. Sé que puede parecer tonto porque el vestidor está lleno de joyas. Pero Jessie tenía una especie de colección de joyas, de la misma forma de que algunas mujeres se vuelven locas por zapatos o carteras. Cuando falleció su madre hace seis o siete años, Jessie heredó todas las joyas de su madre. Collares, anillos, unos pendientes horribles. Y eso despertó algo en Jessie, allí fue cuando empezó a coleccionar ese tipo de cosas.

      –¿Recuerda cuántos anillos heredó Jessie de su madre?

      –No, recuerdo que la mayor parte de ellos estaban en una caja fuerte. Al menos una parte de ellos. Lo que sí sé es que recibió una pequeña caja con algunos collares y anillos. Debía haber al menos diez anillos en esa caja.

      –Así que cree que hay una gran posibilidad que el anillo encontrado en la escena del crimen haya sido uno de los anillos de su madre.

      –Probablemente. Pero ese es el tema, ella los tenía en el vestidor. Quien sea que haya hecho esto…

      Él se detuvo como si la sola mención del acto cometido con el anillo lo hubiera paralizado. Él respiro hondo y sacudió su cabeza como obligándose a continuar.

      –Quien sea que lo haya hecho ―continuó él―, debería haber sabido donde buscarlo.

      –Esa es una opción, o simplemente tuvo suerte y adivinó donde podrían guardar las joyas de valor.

      –Es verdad ―dijo Mark.

      –¿Y durante esa semana notó algo extraño en su esposa?

      –No. Me estuve preguntando lo mismo… Preguntándome si se me había escapado algo. Pero juro que parecía estar completamente normal.

      –Tenemos entendido que Jessie estaba intentado involucrarse en grupos y organizaciones locales ―dijo Rhodes―. ¿Sabe en cuáles?

      –Ella me habló bastante sobre “Espacio de los niños”, una organización sin fines de lucro que recaudaba fondos para niños que no pueden pagar los almuerzos en las escuelas y cosas de ese estilo. Había otra… Un club de jardinería o algo así… Estoy seguro de que sé dónde pueden estar los nombres y números telefónicos de toda esa gente, si es algo que les interesa.

      –Ya tenemos una copia de eso ―dijo Nolan.

      Mark asintió, poniendo sus ojos en blanco.

      –Es verdad. Lo siento, estos últimos tres días son bastantes confusos para mí.

      –Me imagino ―dijo Chloe―. Sr. Fairchild, gracias por su tiempo. Por favor, vaya a su casa y duerma un poco. Le pediré que se quede en la ciudad por los días venideros, solo en caso de que tengamos más preguntas.

      –Claro que sí.

      Él se levantó y saludo sin fuerzas mientras él y su hermano salían de la sala. Nolan los acompañó y cerró la puerta detrás de él.

      –¿Qué te parece? ―le preguntó Rhodes a Chloe cuando quedaron solas.

      –Creo que aunque Mark Fairchild tuviera algo importante para decirnos, no


Скачать книгу