Elige solo el amor. Sebastián Blaksley
creó para ser. Es en la relación directa entre el creado y su creador donde el ser se conoce a sí mismo en la verdad de lo que es. Conocerse a sí mismo, tal como Dios lo conoce, es un anhelo inherente del ser, porque ser y conocer son en verdad uno y lo mismo.
Dado que el amor es relación, puesto que es unión, el amor divino solo puede conocerse en la relación con lo divino, es decir, con Dios. Dicho llanamente, conocerse a uno mismo en la relación directa con Dios es conocer a Dios, fin último de todo ser. Conocer a Dios es tu meta y tu destino.
En la relación directa con Dios es donde descubres, por medio de la revelación, la verdad de lo que eres: el Cristo viviente que vive en ti. Vivir en armonía con este descubrimiento es lo que significa retornar al amor.
Preludio
Un mensaje de Jesús, identificándose a sí mismo como “el Cristo viviente que vive en ti.”
Amada mía. He venido como el Cristo viviente que vive en ti. He venido a reclamar mi herencia. He venido a reclamar tu ser. He venido a recordarte a ti, alma enamorada, y a los muchos que recibís estas palabras de sabiduría y amor, cuál es el camino de la felicidad y la plenitud. El camino consiste en amar todo lo que surja en tu interior. Todo lo que percibas que experimentas interiormente.
Tu función es bendecir a la creación. En otras palabras, es llevar amor a todo lo que surge en el marco de tu consciencia, sean imágenes, sentimientos, recuerdos, emociones, pensamientos, sensaciones, cosas, cuerpos, circunstancias o acontecimientos. Todo. Sea lo que sea que el espíritu puro, que es aquel a quien habéis dado el nombre de Espíritu Santo y procede del Padre, te muestre.
Soy el Cristo viviente que vive en ti.
Soy el fiel reflejo de tu ser, de tu alma.
Soy la perla de inestimable valor.
Soy la dracma perdida.
Soy el tesoro escondido.
Soy eso que habéis olvidado precisamente porque es verdad.
Soy la luz de la consciencia crística.
Soy tu verdadera identidad.
Soy lo que eres en verdad.
Soy el Cristo en ti.
La blancura de la luz en la que he venido es un pálido reflejo de la inefable gloria y poder que viven en ti, que eres luz de luz verdadera.
Soy el reflejo perfecto de tu ser.
Soy la morada de la luz.
No vengo a ti en cualquier momento sin tu participación volitiva. Nunca irrumpo intempestivamente en vuestras vidas. Estoy siempre a la puerta y llamo. Cuando os disponéis a abrir vuestras mentes y vuestros corazones, haciendo un espacio sereno para mí, entonces sin demoras me hago presente. Me manifiesto en toda mi gloria y todo mi esplendor. Gloria y esplendor que también es vuestra pues yo no me quedo nada para mí mismo. Yo no escucho ni sigo a la llamada codiciosa porque no tengo ni albergo miedo alguno.
Soy puro amor.
Soy la pura potencialidad.
Soy pura inteligencia.
Soy tu alma, radiante, ilimitada, perfecta.
Soy la morada de la luz.
Basta un solo pensamiento para que haga acto de presencia en vuestras vidas y os abrace en la luz, la calidez y el solaz de mi amor. Yo amo todo lo que surge en mí y tú eres precisamente eso que ha surgido de mi divinidad, de mi ser de amor infinito. Eres mi perfecta creación. Eres esa parte de mí que solo tú puedes ser. Eres un pedacito de cielo. Una partícula de amor. Eres una molécula del Dios que soy. Eres mi luz, mi amor, mi verdad.
No existe ningún lugar donde yo no esté.
Allí donde sopla el viento, allí estoy yo.
Allí donde la brisa de una tarde de primavera abraza todo, allí estoy yo.
Allí donde el rocío besa la hierba, allí estoy yo.
Allí donde el perfume del nardo es esparcido por la belleza de su flor, allí estoy yo.
Allí donde nace una estrella, allí estoy yo.
Allí donde hay un corazón roto, y una lágrima brota, allí estoy.
Allí donde mora la dulzura, allí estoy yo.
Allí donde reside la ternura, allí estoy yo.
Allí donde las aguas del cielo se juntan con las de la tierra creando océanos insondables, allí estoy yo.
Allí donde un pensamiento de miedo asoma sobre el horizonte, allí estoy yo.
Allí donde hay una flor, allí estoy yo con todo mi amor.
Allí donde estás tú, allí estoy yo porque tú eres mi luz, mi amor y mi todo.
No hay un lugar donde yo no esté.
No hay un lugar donde tú y yo no estemos por siempre unidos en la luz de la verdad.
Allí donde el rayo de luz que emerge del sol ilumina, allí estamos tú y yo.
Allí donde cae el pétalo de una rosa, allí estamos tú y yo porque somos aquello que ha dado vida a todo lo que ven los ojos y más allá.
Somos la pura potencialidad del amor.
Somos la morada de la luz.
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Amor trino
Un mensaje del arcángel Rafael al unísono con el coro de los ángeles en presencia del arcángel Gabriel
I. Refugio de amor divino
Existe un refugio en la creación. Un refugio en el universo creado. Ese es el umbral de la esencia y la esencia misma. Es todo luz. Es belleza informe y multiforme. Es alegría incolora y a la vez plena de matices como si se tratara de una paleta de colores con la que se pinta un arco iris.
Ese refugio de luz, de belleza, de plenitud, de unión, es todo vida. De él surge la vida. En él se sostiene la existencia. Él da forma a los universos de universos creados y por crearse. Nada perturba la paz, el sosiego, la seguridad y el solaz de este refugio en el que la brisa perenne refresca todo lo que lo abarca. Toda creación es creada dentro del refugio. Todo proceso de infinitos procesos en unión perfecta de infinitos mundos es constelado dentro del seno de su poder y su gloria. Dentro del refugio toda seguridad es dada y no puede ser amenazada por nada ni nadie.
En este refugio vuelan libremente y para siempre las aves del cielo y resplandecen en toda su gloria los lirios del campo, cantan eternamente los ángeles y entonan sus himnos de alabanzas los espíritus humanos inmortales. Todo es un tintinar rítmico de belleza y melodía de canto y gratitud. Todo es luz.
En este refugio, en cuyo solaz todo existe y nada puede ser amenazado, las aguas danzan y las amatistas refulgen dando alegría a todo en todo. Una abeja crea la miel que endulza vida. Una oruga envuelta en su seda comienza a tejer una nueva tela que dará comienzo a una nueva vida. Todo vibra al compás de las armonías eternas en este refugio de amor divino donde toda palabra queda muda y el asombro y la reverencia reemplazan al lenguaje.
Silencio, expectación, asombro. Éxtasis de amor y verdad en este inefable lugar del universo donde el refugio se yergue como soberano de todo y lo envuelve todo en su paz.
Hijas e hijos del altísimo, de este modo intento describir lo indescriptible. Valiéndome de una mano que da forma a estas palabras del mismo modo en que un pintor da vida a un cuadro pincelando su obra. Sirviéndome de una mente y un corazón, que unidos en plenitud actúan como palestra y púlpito, desde el cual quiero revelarles una nueva dimensión del amor divino para el gozo de vuestras almas. De este modo, intento expresar en palabras