Memorias de un pesimista. Alberto Casas Santamaría
Memorias de un pesimista
© 2020, Alberto Casas Santamaría
© 2020, Intermedio Editores S.A.S.
Primera edición, agosto de 2020
Edición, diseño y diagramación
Equipo editorial Intermedio Editores
Diseño de portada
Beiman Pinilla
Foto de portada
Roberto Pombo
Intermedio Editores S.A.S.
Av. Jiménez No. 6A-29, piso sexto
Bogotá, Colombia
Este libro no podrá ser reproducido,
ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor.
ISBN:
978-958-757-683-2
Impresión y encuadernación
A B C D E F G H I J
Diseño epub:
Hipertexto – Netizen Digital Solutions
CONTENIDO
LOS EFECTOS NOCIVOS DEL SÍ Y DEL NO
A Ana Cristina y María Emma Mejia Vélez por haber tenido la paciencia para leer y corregir este texto.
Nuestra historia entre el sí y el no
Este libro que el lector tiene entre sus manos es la historia de una vida, pero también es una vida en la historia. Es el relato, a partir de la experiencia personal, de todas las convulsiones y emociones de la historia colombiana.
Pero hay muy pocas personas en el país con los atributos y el conocimiento suficientes para escribir un libro así, como Alberto Casas Santamaría. Hombre de Estado, de los medios de comunicación y de la cultura, exministro, exparlamentario, periodista desde hace años y mecenas del arte, Casas ha sido un testigo privilegiado de nuestra historia casi desde que nació. Incluso desde antes, pues la conoce como si todo hubiera ocurrido en los patios de su casa, y de alguna manera es así. En estas páginas, escritas con rigor y con encanto, la vida política colombiana se entrelaza con el destino de su familia, mientras él obra como un severo notario no solo de sus recuerdos, sino también de los de sus mayores. En ese sentido, su memoria sí llega casi hasta la fundación de la república.
“Metido a grande” desde niño, Alberto Casas vio cómo se resolvía muchas veces el destino de cosas importantes de la vida del país en su propia sala, en la biblioteca de su padre, en el patio de su casa solariega y bogotana en La Candelaria. Fue allí, sin duda, donde nació su vocación de servicio público, heredada de personajes como su tío José Joaquín o su tío Jesús, cuya agonía y muerte aparecen aquí con el relato estremecido del padre Tenorio, doloroso fragmento y resumen de las guerras civiles que asolaron nuestro siglo XIX. Eso por no hablar de su propio padre, don Vicente Casas Castañeda, el “jesuita de frac”, símbolo de la lealtad y la amistad cuando llevó a Laureano Gómez hasta la puerta del avión en el que se iba al exilio el 13 de junio de 1953. Su famoso paraguas ese día, mientras Laureano caminaba al lado suyo, cogiéndolo de gancho, fue el testimonio excepcional, sobre todo en la política, de los afectos que no cambian y las ideas que no se transan ni van en el carrusel del próximo gobierno. De ahí nace también la devoción laureanista de Alberto, ejercida luego como una prolongación