Plácido. Francisco Campos Coello
de la actual Turquía, quien tuvo como esclavo a Hércules o Heracles, con quien se casó y tuvo hijos.
55. Falerno es conocido hoy como monte Massico.
56. Campos Coello equivoca la identidad del dios, refiriéndose a él como femenino.
57. Principal dios de la mitología romana, equivalente al Zeus de la mitología griega.
58. Dios nórdico del trueno.
59. Este canto ha sido traducido de la obra intitulada «Un viaje entre los galos», por C. Roland (Nota del autor. Se trata de un relato de Charles-Alexandre Roland [Cadenet, 1800-?], incluido en el tercer volumen de una publicación periódica que recopila estudios históricos, retratos de hombres ilustres, crónicas de viajes, novelas, entre otros, de varios autores, titulada Musée des familles: lectures du soir, Troisième volume, Quatrième Année, París, 1836, pp. 161-180).
60. Marsella (Nota del autor).
61. Nerón Claudio César Augusto Germánico (37-68), emperador romano entre el año 54 y el 68.
62. Antiguo barco de origen griego, que contaba con una vela y tres columnas de remeros, superpuestas en cada flanco.
63. Llamaban así el lugar donde depositaban los remos (Nota del autor).
64. Plinio iba siempre acompañado de un secretario que escribía las observaciones que hacía o las reflexiones que le sugería su mente (Nota del autor. Campos Coello se refiere aquí a Plinio el Viejo [Como, 23-Castellammare di Stabia, 79], escritor y naturalista latino. En efecto, Plinio se encontraba al mando de la flota romana cuando fue testigo de la erupción del Vesubio. Decidió observar de cerca el fenómeno y murió poco después, en circunstancias que nunca han quedado del todo claras y han levantado muchas discusiones entre los historiadores, dejando tras de sí la leyenda del científico que arriesgó la vida para cumplir con su vocación).
65. Es uno de los gigantes de la mitología griega. Según una versión, brotó de la sangre de Urano (dios que personifica el cielo), cuando fue castrado por su hijo Cronos (dios que personifica el tiempo). Se dice que Atenea lo aplastó lanzándole la isla de Sicilia, por eso se suponía que las llamas del volcán Etna eran provocadas por la respiración de este gigante.
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