Lutero y la vida cristiana. Carl Trueman

Lutero y la vida cristiana - Carl Trueman


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ABREVIATURAS

       INTRODUCCIÓN ¿QUÉ TIENE QUE VER GINEBRA CON WITTEMBERG?

       CAPÍTULO 1 LA VIDA CRISTIANA DE MARTÍN LUTERO

       CAPÍTULO 2 TEÓLOGOS, SACERDOTES, Y REYES

       CAPÍTULO 3 LA TEOLOGÍA DE LA PALABRA PREDICADA

       CAPÍTULO 4 LA LITURGIA DE LA VIDA CRISTIANA

       CAPÍTULO 5 VIVIENDO POR LA PALABRA

       CAPÍTULO 6 LIBERADOS DE BABILONIA EL BAUTISMO Y LA MISA

       CAPÍTULO 7 LUTERO Y LA JUSTICIA CRISTIANA

       CAPÍTULO 8 VIDA Y MUERTE EN ESTE REINO TERRENAL GOBIERNO, VOCACIÓN Y FAMILIA

       CONCLUSIÓN LA VIDA COMO TRAGEDIA, LA VIDA COMO COMEDIA GOBIERNO, VOCACIÓN Y FAMILIA

       EPÍLOGO

      Algunos podrán pensar que somos unos malcriados. Vivimos en una época en que los cristianos contamos con una gran cantidad de recursos significativos para la vida cristiana. Tenemos fácil acceso a libros, series en DVD, material de Internet y seminarios, todos dirigidos a animarnos en nuestro caminar diario con Cristo. Los laicos, la gente que se sienta en los bancos de nuestras iglesias, tienen a su disposición más información de lo que los estudiosos del pasado hubieran podido imaginar.

      Sin embargo, a pesar de esa abundancia, nos falta algo. En general, nos faltan las perspectivas del pasado, de un tiempo y un lugar que no sea el nuestro. Dicho de otra manera, tenemos tanta riqueza en nuestro horizonte actual que tendemos a no mirar a los horizontes del pasado.

      Y eso es triste, especialmente cuando se trata de aprender sobre el discipulado y de ponerlo en práctica. Es como vivir en una mansión y elegir vivir solamente en una habitación. Esta serie te invita a explorar las demás habitaciones.

      Conforme vayamos explorando, visitaremos lugares y épocas diferentes de las nuestras. Veremos distintos modelos, perspectivas y puntos de interés. Esta serie no pretende que estos modelos se copien sin criterio, ni que estas figuras del pasado sean subidas a un pedestal como una raza de súper-cristianos. Lo que sí pretende es ayudarnos en el presente a escuchar el pasado. Creemos que hay sabiduría en los últimos veinte siglos de la iglesia, sabiduría para vivir la vida cristiana.

      Stephen J. Nichols y Justin Taylor

      El pequeño fraile agustino que en medio del llanto apenas podía lamentarse y suspirar ante Dios, finalmente encontró una voz que resonó en toda Europa occidental durante su propia época. Sus palabras todavía se dirigen a la iglesia cristiana en todos los rincones del mundo hoy.

      A algunos luteranos les gusta reclamar un derecho de propiedad sobre Martín Lutero como su posesión. Carl Trueman demuestra que el reformador de Wittenberg le pertenece a toda la iglesia de Jesucristo. Cuando las imprentas juntaron a Lutero con Johannes Gutenberg, difundieron sus conversaciones con Dios y con otros creyentes por medio de la impresión, no solo durante su tiempo, sino también hasta el nuestro. Trueman aprovecha esto y nos pasa la conversación a nosotros, sus lectores. Desde su punto de vista como historiador comprometido con la confesión de la fe reformada, se aproxima de manera sensible a esta figura separada de los cristianos del siglo XXI por cientos de años y culturas contrastantes. Sin embargo, él interpreta a este pensador con quien no siempre está de acuerdo como un compañero de conversación digno, atractivo y animado. Aquí, Trueman esclarece, tanto para los luteranos como para los cristianos de otras tradiciones, la forma en que Lutero se comprometió con las Sagradas Escrituras y vivió el mensaje del poder creativo y re-creativo de Dios y de Su profunda misericordia.

      Desde una perspectiva fuera de la tradición que reclama el nombre de Lutero (y que algunas veces incluso ha tomado en serio su mensaje), Trueman lleva al lector por los vericuetos de la carrera del reformador. El autor explica cómo el contexto del pensamiento ockhamista alemán y la piedad monástica interactuaron con los textos bíblicos que Lutero se comprometió a interpretar para el beneficio del pueblo de Dios cuando hizo su juramento como doctor en Biblia, un maestro de la Palabra de Dios. Este estudio rastrea perceptivamente la interacción de la conciencia turbulenta y tierna de Lutero con los escritores de la Biblia y con una amplia variedad de las sensibilidades religiosas de sus parientes campesinos y de la realeza gobernante por igual. Las citas que Trueman escoge acertadamente de la pluma de Lutero animan su relato.

      Lutero encontró en las Escrituras que Dios no se complace con los sacrificios externos, con el mero cumplimiento ritual del deber religioso. Dios es un Dios de conversación y comunidad, un Dios cuyas palabras crean y constituyen la realidad. Lutero finalmente se vio inmerso en una conversación con este Dios, que se había vuelto humano para morir en una cruz y reclamar la vida de Su pueblo. A menudo pensamos en Lutero como un teólogo tan obsesionado con Jesucristo y Su cruz, que no era capaz de prestar mucha atención a los frutos de la fe y la vida de nueva obediencia a los planes del Creador para la experiencia humana. En efecto, Trueman aclara el hecho de que, mientras el profesor predicaba a la congregación de Wittenberg y escribía para la instrucción de lectores a lo largo y ancho de las tierras alemanas, Lutero hacía hincapié en el vivir como los hijos renacidos de Dios. Su fuerte doctrina de la Creación lo llevó a disfrutar los dones del Creador, tanto en las bendiciones materiales como en las relaciones tejidas en la esencia misma de la vida humana en comunidad. Por tanto, habló a la necesidad humana y a los deseos humanos dentro de la trama y urdimbre de la vida cotidiana, con todas sus tentaciones y todos sus llamamientos divinos para servir como máscaras de Dios en Su creación. En todas las luchas de Lutero con su propia conciencia, con campesinos obstinados y príncipes arrogantes, con los poderes de Satanás alineados contra él y listos para quemarlo en la hoguera, Trueman encuentra a uno “de nosotros” (p.55), de quien podemos aprender mucho, ya sea que estemos de acuerdo con él en todos los puntos o no.

      Por lo tanto, este volumen nos presenta una conversación de otro “de nosotros” que a lo largo de los años ha observado de cerca a Lutero, le ha escuchado atentamente y ahora comparte más que solo ideas aisladas. Este libro presenta un plan para vivir la vida piadosa sobre la base del discurso de Dios a Sus criaturas humanas como una Palabra (Verbo) hecha carne, una Palabra que cumple una promesa en formas orales, escritas y sacramentales. Esta obra materializa sabiduría de otra época que se ajusta a la nuestra pues es extraída de la Palabra de Dios. En este estudio, Trueman facilita una conversación gratificante a través de las eras y lleva al lector a espiar a Lutero mientras escuchaba y hablaba con su Señor y el pueblo fiel del Señor.

      Robert Kolb

      Seminario Concordia, San Luis

      Herzog August Bibliothek, Wolfenbüttel

      He amado a Lutero casi desde el primer momento en que entendí el evangelio. Junto con Agustín, Aquino, Owen, Warfield, Lloyd-Jones y Packer, ha sido uno de mis íntimos compañeros teológicos. Y él me ha hecho reír mucho más a menudo que cualquiera de esos otros nombres famosos. Por tanto, que me pidieran escribir


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