Redes Sociales para la Iglesia. Elis Amâncio
El que recibe el mensaje.
Ruido: Algo dentro del proceso de Comunicación que puede afectar la eficiencia de la comprensión del mensaje.
Pensando de esta forma comprendemos que la Comunicación abarca todo lo que ocurre en la vida del ser humano. Desde los primeros gestos y sonidos emitidos por el bebé hasta cuando escribe una publicación en Internet.
La presencia de la iglesia y ministerios en el medio digital cada día tiene más notoriedad como estrategia de Comunicación. Sin embargo, ¿nuestra presencia digital agrega un valor positivo a la vida de las personas, o es más de lo mismo? La presencia digital debe estar alineada con el posicionamiento y la postura de la iglesia, en total coherencia. Es necesario tener una presencia on-line adecuada para luego poder actuar en ese ámbito con eficiencia y marcar la diferencia (GABRIEL, 2010).
Una de las intenciones de este libro es destacar que la eficiencia de un trabajo digital solo resulta posible si existe un buen trabajo de Comunicación. O sea, es necesario desarrollar un adecuado Plan de Comunicación que involucre: investigación, planificación, producción/ejecución, monitoreo (acompañamiento), análisis de los resultados… Y el ciclo se inicia nuevamente.
Más adelante hay un capítulo en el que hablo exclusivamente acerca del Plan de Comunicación.
Capítulo 2
¿Por qué mi iglesia debe tener presencia en el medio digital?
«Internet puede ser buena o mala según el uso que se le dé» (Elis Amâncio).
«Tú anuncia el mensaje de Dios en todo momento. Anúncialo, aunque ese momento no parezca ser el mejor. Muéstrale a la gente sus errores, corrígela y anímala; instrúyela con mucha paciencia.» (2 Timoteo 4:2).
Cuando pienso en Jesús identifico a uno de los mayores comunicadores —sino el mayor— que se hayan conocido. Con claridad y eficiencia transmitió el mensaje a la gente de su generación. El impacto de sus palabras era tal que inspiró a los 12 apóstoles (o 13 contando a Matías, Hechos 1:26) y a la Iglesia Primitiva a ser multiplicadores de su mensaje, el cual llegó a nuestros días y alcanzó a todo el planeta.
En los últimos años la pregunta que más escucho en mis clases, en los lugares a los que voy a hablar, y en mis redes sociales es: «¿Es necesario que mi iglesia tenga presencia en el medio digital?» La cuestión es que, independientemente de si su iglesia o ministerio se maneja o no en el medio digital, la gente igual habla del tema.
La respuesta no es tan simple. Sin embargo se puede explicar fácilmente al leer Marcos 16:15: «Jesús les dijo: “Vayan por todos los países del mundo y anuncien las buenas noticias a todo el mundo”». Trasladando el «vayan por todos los países del mundo» a nuestros días, hoy existe una mayor posibilidad de que se cumpla considerando el alcance que tiene Internet. Las diferentes formas que utilizamos para comunicarnos —mediante un texto, un audio, un video, fotografías y toda clase de contenido multimedia— pueden ser reproducidas y vistas por muchas personas. De este modo podemos llevar el mensaje del evangelio no solo a las personas con las cuales nos cruzamos a diario sino a miles que están on-line en todo el mundo. Y de esta forma permitirles que reciban el mensaje del Reino.
Un punto importante para quienes están comenzando, o para quienes ya se manejan en el medio digital, es que entiendan que Internet es moralmente neutra. O sea, puede ser buena o mala según el uso que le demos. Es necesario que seamos sabios, tengamos discernimiento y usemos estrategias para comunicarnos virtualmente. Saber huir de algunas de sus trampas es también esencial, como la pornografía, las discusiones vanas y la propagación de informaciones falsas sin el menor cuidado de chequear la veracidad de la publicación. Además, he visto personas que se denominan cristianas que entran en discusiones vanas acerca de doctrina, religión, fútbol o política, entre otros temas.
Siempre me hago esta pregunta: «¿Jesús publicaría esto en mi lugar?» Y puedo dar testimonio de que muchas veces dejé de publicar ciertas cosas por haber comprendido que Jesucristo no actuaría de esa forma.
El objetivo de este libro no es que se convierta en un manual acerca de lo que está bien y lo que está mal, ni dar una receta del estilo: «¿Cómo tener éxito en el medio digital?» La idea es generar en las iglesias y ministerios un uso consciente del medio digital, dándoles algunos consejos, reflexiones y sugerencias acerca de la utilización de estas herramientas. Nuestro testimonio como cuerpo de Cristo on y off-line debe y puede mejorar. Debemos pensar que el mensaje del Reino de Dios puede traspasar los límites de localización y geografía, y alcanzar a todo el mundo.
Imagine la siguiente escena: Una persona pasa frente a una iglesia evangélica con su familia. Al llegar a su casa siente el deseo de buscarla en el Google para tener más información sobre dicha institución, como qué tipo de fe comulga, los horarios de las reuniones, etc. Pero, al buscar esa información descubre que solo tiene página en el Facebook. Al entrar a ella se da cuenta de que en la foto de perfil de la iglesia se ve al pastor al lado de su esposa e hijas en la playa (¡y además están en traje de baño!). ¡Yo misma encontré una página de Internet así! Y como esa, muchas otras iglesias, ministerios, pastores, líderes, ministros y gente como uno, como usted y como yo, se equivocan mucho en la utilización del medio digital —me refiero a equivocaciones feas, groseras—. Hace unos días leí el libro «Jesus Copy» del pastor Douglas Gonçalves. Allí menciona una frase del teólogo John Piper que dice: «Una de las mayores utilidades de ciertas redes sociales es poder comprobar que la falta de oración no era por escasez de tiempo.» Y es cierto.
En algunos de los diversos eventos de Marketing Digital de los que participo todos los años escucho repetidamente que ciertos sitios con contenido pornográfico llevan la delantera en cuanto al acceso digital. Y me pregunto: ¿Qué ha hecho la iglesia al respecto? ¿No será que no somos buenos productores de contenido, que no publicamos mensajes de edificación que alegren el alma? Tal vez hacemos solo algunos «murmullos» on-line.
No se engañe. Estamos afirmando que más de la mitad de la población mundial tiene acceso a Internet. Lo cual no es poco. Y como iglesia del Señor hemos hecho poco por alcanzar a la gente a través del medio digital. Estamos hablando de almas, no de números. Tenemos la responsabilidad de predicar a todos. A tiempo y fuera de tiempo.
Según una investigación publicada en enero de 2019 por We Are Social/Hootsuite vale recordar que el 67% (5.100 millones) de la población mundial utiliza teléfono celular. Y también que cerca del 57% (o sea 4.300 millones de personas) utiliza Internet. Solo en las redes sociales hay 3.400 millones de usuarios activos.
Los 10 países que pasan más tiempo on-line, según esta investigación, son:
Filipinas: 10:02 hs.
Brasil: 9:29 hs.
Tailandia: 9:11 hs.
Colombia: 9 hs.
Indonesia: 8:36 hs.
Sudáfrica: 8:25 hs.
Argentina: 8:19 hs.
Malasia: 8:05 hs.
México 8:01 hs.
Emiratos Árabes: 7:54 hs.
El español es el cuarto idioma más hablado en la Internet mundial, quedando solo un poco más atrás del inglés, del ruso y del alemán.
Comportamiento on-line:
El 92% mira videos on-line.
El 58% mira herramientas de streaming TV.
El 30% juega juegos on-line.
El 23% mira a