Lenguaje, conocimiento y educación superior. Carlos Julio Restrepo Velásquez

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un número significativo de cultores que le permitan seguir madurando hasta llegar a ser plasmada o escrita. Luego surge el idioma oral y escrito, unas veces en jeroglíficos, otras en ideogramas o en grafemas. Después aparece la gramática, un ámbito funcional y pragmático del idioma, que estudia sus estructuras, condiciones, relaciones, determinaciones, con el fin de reconocer generalidades y establecer sus reglas, origen, creación, combinación y corrección. Finalmente, en un contexto interdisciplinario, conceptual, surge la lingüística como una aproximación científica al origen, estructura y dinámica de los idiomas y las lenguas, con un alcance más universal. En su evolución, desde los setenta del siglo pasado y hasta donde avanzan los estudios en este siglo xxi, la lingüística está concentrada en formular una teoría general que explique el origen, la dinámica y las leyes de generación del lenguaje, a partir del estudio de las lenguas naturales y su evolución histórica.

      Los nativos polinesios tenían varias palabras en su lengua nativa para nombrar las relaciones de propiedad, por lo cual tenían una palabra “mi” que se pronunciaba diferente para cada concepto. Tenían una palabra para referirse a los hijos: “Mi1 hijo”, porque dependían de ellos; otra para referirse a la naturaleza: “Mi2 bosque”, porque ellos se consideraban parte del bosque y no propietarios; otra palabra para nombrar a su pareja: “Mi3 esposa”, porque no había relación de propiedad, sino de compañera con la cual hallaron la felicidad, y se consideraban complementarios; y otra para nombrar las herramientas y cosas que ellos hacían con sus manos: “Mi4 lanza”. Cada una era diferente y sus significados portaban la visión particular de su propiedad o su relación.

      En El lenguaje como semiótica social, Halliday (2017) propone tres conceptos clave para el estudio de las relaciones entre lengua, lenguaje, gramática, idioma: la lengua como conocimiento, la lengua como comportamiento y la lengua como sistema. Cada concepto se estructura en ámbitos que comparten aspectos entre sí, cuando se desagregan al detalle. En este caso, solo se tomarán ciertos elementos con respecto al primero.

      El idioma se define como un código ordenado por una gramática y un léxico propios. Existe la gramática del idioma español, la del inglés, del alemán, y todas difieren en estructuras, normas, componentes y dinámicas. Aunque, en cuanto concepto universal, la gramática es una sola desde que los griegos comenzaron a nombrar y ordenar el mundo con base en reglas, estructuras, elementos, relaciones y funciones creadas, su evolución paralela a la de la lingüística es innegable. Se puede afirmar que el idioma tiene un número finito de términos, los cuales pueden combinarse en una relación exponencial de conceptos tan grande que es imposible cuantificar, por lo que algunos autores dicen que es infinita.

      La gramática, entendida como el ordenador del idioma y, por extensión, de la lengua, forma parte de la lingüística. Ha evolucionado desde la básica función prescriptiva, enfocada en las formas correctas, hasta una visión psicolingüística, soportada en enfoques que combinan la lógica matemática y la cibernética. La gramática generativa promovida por Noam Chomsky es un ejemplo: logra incorporar, en dispositivos informáticos, funciones del pensamiento autónomo, conocidos como algoritmos, fundamentos de la inteligencia artificial. En este libro, el concepto de gramática es esencial como ordenador del idioma, en función del conocimiento que se puede generar. En otras palabras, se trata de la relación entre dominio, amplitud y flexibilidad del idioma, reconocimiento de la lengua y calidad de la educación.

      El uso local

      La mayoría de los idiomas conocidos son resultado del sincretismo de diferentes culturas, desarrollado a lo largo de cientos de años. El esperanto es una de las excepciones más conocidas, porque fue creado de forma intencional por alguien. Ludwik Łazarz Zamenhof, oftalmólogo polaco, publicó las bases gramaticales en 1887 y las presentó como un idioma internacional planificado, orientado a facilitar la comunicación de los pueblos. Con base en la practicidad demostrada como segundo idioma de trabajo y crecimiento, en el 2014 el esperanto fue declarado patrimonio inmaterial de Polonia por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco). Su número de hablantes está creciendo en forma constante y está presente en las redes sociales con gran acogida. Al ser creado con este propósito, quizá sea el único idioma que no se asocia a un origen nacional, lo que no impide que adquiera particularidades de las culturas en las que se promueve. Un dato especial al respecto es que en China existen numerosas familias, constituidas por parejas internacionales que hablan esperanto, y sus hijos dominan los tres idiomas.

      Como se afirmó antes, un idioma generalmente está asociado a una nacionalidad. Sin embargo, más allá de identificar a un país, también se ha usado como arma de colonización: cuando se impone un idioma en las colonias, comienzan a desaparecer elementos culturales asociados a la lengua en los colonizados. Esto puede facilitar la permanencia del colonizador e incluso el sincretismo definitivo. Hoy el concepto de idioma se entiende más como un fenómeno social y comercial que como un elemento de poder.

      Por ser un fenómeno social, es inevitable que los hablantes de un idioma lo ajusten a sus condiciones y particularidades locales. Son numerosos los ejemplos culturales de situaciones en las que un idioma va acogiendo términos de otros y se mezclan, como sucede en culturas costeras como el Caribe. El castellano que llegó con los españoles durante el descubrimiento de América hace más de 500 años se enriqueció con palabras como cóndor, cacao, canoa, papa, entre muchas otras. Pero un número desconocido de lenguas han desaparecido desde entonces.

      Aunque en general el idioma español se habla en España, gran parte de América del Sur, del Caribe, Filipinas y las colonias latinas en Estados Unidos también lo hacen, y cada lugar y grupo social hablante lo ajusta a sus necesidades. Se puede decir que existe un idioma y una lengua común en estas regiones, a pesar de que la cultura filipina difiera enormemente de la cultura andina, por ejemplo. Una de esas diferencias surge de esa especie de música peculiar que le confieren al idioma oral y del conjunto de términos propios con los que se nombran objetos, situaciones y cosas en su territorio. A esa particularidad de la lengua se le conoce como habla. En Colombia existen regiones claramente diferenciadas: paisa, costeña, santandereana, caleña, pastusa, boyacense, bogotana, llanera y guajira; cada una posee su riqueza léxica, giros, interjecciones y jaculatorias. Puede servir al respecto la siguiente analogía: la lengua es como la letra, y el habla es como la música de una canción a la que llamamos idioma. También se llama habla a la función fonatoria.

      La claridad sobre estos conceptos ayuda a agilizar la comprensión de los fenómenos derivados o relacionados con la educación, el conocimiento, el entretenimiento, la economía y la política, especialmente en la era de la globalización. Es preciso reconocer el uso universal del idioma, para potenciarlo más allá de los límites que impongan sus condiciones de adaptabilidad y normatividad.

      Lenguaje y calidad educativa

      Desde que Wittgenstein (1921) planteó en su Tractatus Logico-Philosophicus que el alcance de la filosofía estaba determinado por la capacidad del lenguaje, se inició un camino de sucesivas investigaciones y descubrimientos sobre las relaciones entre conocimiento y lenguaje. Así, se han suscitado hitos importantes, no solo por la apertura e incursión de la filosofía en nuevos campos, sino con la combinación de campos de conocimiento, como la informática en la educación y el aprendizaje. Uno de los hitos más significativos ocurrió en los años cincuenta, cuando surgió la lingüística de corpus —llamada también computacional— y se sentaron las bases teóricas de la traducción automática. Hubo otro hito en los sesenta: el surgimiento de la inteligencia artificial y lograr por primera vez la identificación de los idiomas por sus grafemas y la traducción automática.

      Desde entonces, numerosos desarrollos han ampliado el número de idiomas estructurados en plataformas digitales y de interacciones entre idiomas, la diversificación de las bases de datos, los términos incorporados por estudios lexicográficos, la velocidad de procesamiento y la profundidad semántica. Tanto así que ahora se dispone de traductores en línea, por demanda y por oferta, para más de 30 idiomas, así como numerosas aplicaciones para aprender idiomas o traducir frases de forma instantánea.

      A pesar de estos y otros importantes avances tecnológicos,


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