Líder, llegó tu hora. Sebastián Escudero

Líder, llegó tu hora - Sebastián Escudero


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el resto de la historia de la salvación y el destino de todo un pueblo.

      De pronto, una voz suave le susurra en su corazón unas cuantas palabras que serán suficientes para robarle un par de lágrimas de sus ojos:

      Así es Josué, ha muerto mi servidor Moisés. Y este pueblo necesita salir de una vez por todas de este desierto inhóspito. Tú ya conoces lo que hay del otro lado. Eres el líder indicado. Eres el líder que elijo para esta gran cruzada. Líder, llegó tu hora.

      Si bien el liderazgo de Josué en la Biblia es uno más de los cientos que allí se encuentran, me pareció oportuno utilizar su figura como un modelo adecuado para comenzar ejemplificando lo que implica ser un líder.

      El ministerio de Josué, a pesar de no ser tan famoso como lo fue el de Moisés, o el de David, no deja de ser uno de los más sobresalientes de toda la Biblia. Tuvo que suceder nada más y nada menos que a Moisés, con todo lo que debe haber implicado tener que reemplazar a un líder que con su bastón tocaba el mar y este se abría; o que tocaba la roca y de esta brotaba agua. La hora de su liderazgo consistía no solo en conducir a su pueblo a la tierra prometida, sino también en dejarlo a este asentado en una tierra ocupada por países de guerreros. Era un nuevo tipo de liderazgo. No podía repetir el liderazgo de Moisés. Eran nuevos los retos, y distinta la realidad. Josué debería hacer lo que su antecesor no hizo. Dante Gebel lo explica así:

      Aquellos que seguían a Moisés tenían mente de turistas, mientras que los que seguían a Josué tenían mente de soldados.

      Los primeros salían a buscar el maná del cielo. Los segundos sembraban y cosechaban.

      Los primeros esperaban que Dios ahogara a los egipcios que venían detrás. Los segundos iban a conquistar la tierra que tenían por delante.

      Y yo me atrevo a agregar: los que seguían a Moisés tenían que cruzar el mar Rojo viendo cómo Dios al toque del bastón abría de par en par las aguas. Los que seguían a Josué tenían que atravesar el río Jordán dando pasos de fe, y a medida que pisaban se iban deteniendo las aguas (Cfr. Jos 3, 7-17).

      Sin duda es un nuevo pueblo, es un nuevo tipo de liderazgo. Un desafío, una carga muy pesada… pero posible de llevar.

      Este libro es una motivación a tomar el lugar de liderazgo que nos corresponde para conducir y guiar a nuestros hermanos a los pastos verdes que el Señor en visión ya nos ha mostrado; a luchar por ellos para asentarlos en su lugar definitivo de modo tal que puedan dejar de andar sobreviviendo en el desértico valle de lágrimas por donde hace tanto tiempo caminan. Les escribo a los líderes de hoy, que tienen que enfrentar los desafíos del presente. Ya no están los Moisés de ayer, nos toca asumir la responsabilidad con nuestro propio estilo de liderazgo.

      Te animo a creer que Dios cuenta contigo para llevar a cabo una gran obra. Y si después de leer este libro te encuentras tú también sentado en el desierto con un bastón de mando entre tus manos, tengo para ti la misma respuesta de Dios a Josué: “Líder, llegó tu hora”.

      Sebastián Escudero

      Mayo de 2011

      [email protected]

      1. GEBEL, Dante. Destinado al éxito. Ed. Vida. 2009: Miami, Florida. Cap. 11.

       INTRODUCCIÓN

      Este libro es el resultado de muchos años de triunfos y fracasos como líder. Cuando empecé a liderar a los 21 años hubiera deseado tener a mi alcance muchas más enseñanzas sobre liderazgo de las que en ese momento tenía. Tuve que aprender a liderar a la fuerza de caídas, de ensayos y fracasos. Y desde entonces tengo en mi mente la idea de hacer un libro que resuma todo lo que he aprendido a lo largo de mi vida sobre esta área tan importante del liderazgo, aplicándolo específicamente a los líderes cristianos.

      He aprendido sobre liderazgo de vivencias, de consejeros, de observar otros líderes, y de mucha lectura sobre el tema. Pero sin duda he aprendido de los errores mucho más que de cualquier otra cosa. Por eso este humilde libro estoy convencido que puede ayudar a quien lo lea, y aplique los principios que enseño en su propio liderazgo, a no cometer los mismos errores que cometí yo y a crecer como líder para ser ocasión de bendición para otros.

      Habrá quienes encuentren principios que sean una novedad en sus vidas, y otros para los cuales solo serán recordatorios de enseñanzas que ya aprendieron en su liderazgo. Pues como decía Platón: “La mayor parte de la instrucción es que a uno le recuerden las cosas que ya sabía”.

      Si bien el libro está enfocado en aquellos líderes cristianos que tienen algún tipo de responsabilidad en lo que se refiere a la conducción de personas, esto no quiere decir que no sirva para todo tipo de personas; porque todos, lo aceptemos o no, somos influencia para alguien más. Y eso nos convierte en líderes, aun cuando no sepamos a quién estamos liderando:

      Estés donde estés, seas quien seas, tengas lo que tengas, ocupes la posición que ocupes, siempre habrá alguien, por debajo de ti, que estará observándote.

      Alguien que anhela ser como tú, parecerse a ti, actuar como tú, estar donde tú estás, tener lo que tú tienes, llegar donde tú has llegado, o, quizá, ocupar tu posición.

      Siempre serás un modelo para alguien y serás responsable, con tus actos, con tus actitudes, con tus expresiones, en general, con tu comportamiento, por ese alguien que te sigue (Carlos Ache).

      Y si no existiera ninguna persona que te siga, lo mismo tengo que comentarte que no has dejado de ser líder. Porque aún te queda alguien que precisará de ti el liderazgo más desafiante de toda tu vida: tú mismo. Solo si aprendemos a liderarnos a nosotros mismos estaremos capacitados para dirigir a los demás, sean uno, diez o diez mil personas. Así que no tengo ninguna duda de que escribí este libro para ti que estás acompañándome en esta introducción ahora mismo.

      Mi intención no es impresionar a quienes lo lean, ni impartirles sabiduría, sino más bien compartir principios que considero que pueden llegar a ser importantes tenerlos en cuenta para llevar a cabo un liderazgo cristiano. No es un libro más de mi ministerio, ni lo escribí para agrandar mi “currículum”, sino que es una excusa, una nueva idea que el Señor puso en mi corazón para afectar a mi generación y a las venideras. Y esta idea no surgió de la nada; permíteme contarte cómo comenzó todo.

      En enero del año 2006 el Consejo General de los Misioneros Mensajeros de Jesús, a quienes pertenezco por carisma e identidad, reunido en Salta, al norte de mi país, me eligió como el primer coordinador regional de la provincia de Córdoba, por tres años, con la posibilidad de ser re-elegido. Yo acepté con mucho gusto la propuesta. Sentía que toda mi vida, hasta ese entonces, me había preparado para llevar a cabo esta nueva misión. La tarea principalmente consistía en el acompañamiento de cada comunidad de la región, especialmente el pastoreo de los líderes.

      Mientras regresaba de aquella misión maravillosa, el Señor me reveló la necesidad que los líderes de la región tenían de una formación sobre liderazgo. Y tenía dos opciones: les brindaba una formación en base a temas escritos por otras personas o me tomaba el trabajo de escribir yo mismo el material que creía adecuado. Elegí la segunda opción. Y así surgieron una serie de siete artículos sobre liderazgo que escribí para las reuniones de consejo regional a lo largo de mis tres años como coordinador regional.

      Cuando terminé de escribir el séptimo artículo, supe claramente que el Señor quería que el material se difunda más allá de los Misioneros Mensajeros de Jesús de mi provincia. Y entendí que el Señor me llamaba a darle forma a los artículos para que se convirtieran en mi tercer libro. Y ese es el resultado que tuvieron efectivamente.

      Le


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