Sé un ángel. Guillermo Sandino

Sé un ángel - Guillermo Sandino


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especialistas en la formación de niños que tienen dificultades en el aprendizaje, ellos llevan a los niños a mejorar la dicción, el manejo corporal, la concentración. También hay profesores de materias complementarias, como lo son los deportes –el tenis, fútbol, basquetbol–, o maestros de artes –música, canto, baile–. Son disciplinas que van engrandeciendo a los niños. Así mismo, Dios se siente maravillado cuando el ángel se convierte en maestro del ser que acompaña.

      Todos estos profesores buscan afanosamente el mundo de las habilidades, descifrar los talentos de cada niño, de cada joven, para que al descubrirlos –ya sea que estén explícitos o implícitos–, se dé un fortalecimiento del ser en su acontecer diario.

      El maestro después es coach en las empresas, es quien, a través de la conversación con los ejecutivos, va encontrando esos elementos del ser que le va a permitir sobresalir en su labor. El coach es un guía que inspira al entrenado a utilizar todos los descubrimientos que van sucediendo durante el tiempo del coaching. Los ángeles son los maestros que envía Dios para educarnos en el camino hacia él. Ellos tienen la misión de enviarnos permanentemente mensajes que nos despiertan a salirnos de la rutina negativa, del odio que nos va consumiendo, o de ese criticar todo y no hacer nada. Los ángeles despiertan en nosotros el deseo infinito de aprender mucho y llenarnos de conocimiento para lograr transmitir a los demás nuestro trabajo.

      Siempre he pensado que los ángeles son seres creativos por excelencia, que se valen de una cantidad de herramientas pedagógicas para que nosotros aprendamos a través de nuestros talentos a desarrollar el ser. Los ángeles, con una paciencia infinita, nos enseñan todos los días. Nosotros, en este camino con los ángeles, tenemos que diariamente, al final del día, hacer un resumen ejecutivo, en este caso un resumen espiritual, de qué circunstancias me llevaron a prender y cuando sentí la presencia de Jesús.

      Por lo anterior, estoy convencido de que los ángeles son maestros que nos enseñan diariamente el camino hacia la luz, el camino hacia Dios. Él quiere que sean los ángeles los maestros. Igual que los papás delegan el crecimiento en el conocimiento a los profesores, Dios delega el aprendizaje de sus criaturas a los ángeles.

      Estoy seguro de que los que me dicen que ellos no necesitan de los ángeles porque se comunican directamente con Dios, envían a sus hijos a la escuela y a la universidad, porque es en los centros educativos donde los hijos encuentran la escuela para aprender a vivir. Es así como los ángeles son los maestros de Dios.

       Experiencias a otro nivel

      Rápidamente se propagaba el tema de que había un señor que hablaba de los ángeles y que era muy interesante si tenías dudas o si requerían una solución espiritual.

      Mi hijo Francisco partió muy joven de este mundo en un absurdo accidente; cuando un ser tan cercano parte, para uno es difícil volver a la realidad, entender por qué y ser fiel a sus creencias religiosas. Estando en esta etapa de duelo, tuve un sueño con mi amado Francisco; él me decía que quería una misa, pero únicamente Jesús, el sacerdote, él y yo. Desperté sorprendido por el pedido que Francisco me hacía en el sueño. En esos días conocí a un sacerdote profesor de teología que quería que yo le comentara sobre mis experiencias con los ángeles; tuve una muy agradable conversación con él, era un sacerdote muy carismático, simpático, abierto y muy conocedor de la Biblia, tema que me fascina y que en otro capítulo voy a trabajar. Él me dijo que quería conocer el nombre de su ángel y yo, en forma muy sencilla, le pedí que cerrara los ojos y que el primer nombre que apareciera en su mente ese sería el nombre de su ángel custodio. Se sorprendió mucho porque le llegó claro y contundente el nombre. Volvimos al auto y yo conducía hacia su casa para dejarlo descansar, había sido un día largo y profundo en el tema de los ángeles. Cuando llegamos a la casa del Padre, él me dice: “Guillermo, yo estoy muy agradecido contigo por tu mensaje de los ángeles, me gustaría hacerte un regalo. En la casa yo tengo una pequeña capilla donde me gustaría realizar una misa contigo y tu hijo”.

      En ese momento me emocioné mucho porque se cumplía el deseo de mi hijo Francisco, íbamos a tener una comunicación muy profunda y hermosa. El padre comenzó la misa y en el momento de la elevación me dijo. “Habla con tu hijo, él está aquí con Jesús”, yo le dije que lo amaba, que lo quería y que gracias al Padre y los ángeles podíamos lograr que el sueño se convirtiera en realidad. Todo fue manejado angelicalmente para lograr tener ese hermoso encuentro con Francisco. Así actúan los ángeles, en susurros de Dios.

      Recordemos que la esencia de los ángeles es ser mensajeros de Dios. Ellos son los encargados de las buenas nuevas que inspiran a seguir el camino hacia la salvación. Ángel quiere decir mensajero, el utiliza sus mensajes que transforman, que son eficientes y efectivos. Al aceptar el rol de ángel, debes actuar como el mensajero de lo bueno, de lo bello, de lo trasformador.

       Misiones de los ángeles en nuestra familia

      Mi hijo y su ángel

      Por ese entonces, mi hijo menor tenía nueve años. En una ocasión, llegaron a visitarnos unos muy buenos amigos que nos invitaron a compartir un rato en un club cerca de la ciudad. Ellos venían con sus dos hijos, que eran de edades similares a la del mío. Mientras hablábamos animadamente con la pareja amiga, los dos hijos de ellos y mi hijo se fueron a jugar al parque. Los tres niños decidieron jugar en un columpio donde cabían los tres perfectamente sentados. Mi hijo decidió bajarse cuando el columpio aminoró la velocidad del balanceo, pero uno de los amiguitos decidió empujar con mayor fuerza; mi hijo, inconscientemente, puso la mano en la barra que sostenía el columpio y, con la fuerza del nuevo impulso, quedó el dedo atrapado entre la barra que sostiene la estructura y la barra del columpio. El dedo recibió todo el impacto y se lesionó muy fuerte. Los niños, al ver el dedo destrozado de mi hijo, corrieron asustados hacia dónde estábamos, mientras gritaban Sebastián (el nombre de mi hijo). Cuando volteamos a ver el dedo, vimos que estaba completamente suelto en la falange. Mi señora –no sé cómo se le ocurrió– le dijo que se lo apretara con una servilleta y no lo soltara; él no lloraba, solo estaba muy concentrado.

      Salimos rápidamente del club con dirección a una clínica muy conocida por su profesionalismo. Llegamos a urgencias, lo recibieron rápidamente, tomaron toda clase de radiografías y, después de un tiempo, nos llamaron a mi señora y a mí. Nos mostraron en las radiografías que el dedito estaba muy complicado, por lo que habían llamado al cirujano plástico, quien debería realizar una cirugía urgente para tratar de salvar el dedo de mi hijo. Dimos todos los permisos y nos pidieron que esperáramos a que el cirujano llegase en una media hora. Yo me acerqué a mi hijo, quien estaba muy tranquilo, le pregunté qué pensaba y me contestó: “Estoy con Lorenzo y él me dice que todo va a salir bien”. Lorenzo es el nombre de su ángel, que descubrió un día que le pidió el nombre y él oyó en una canción que decía Lorenzo, así que Sebastián desde ese día asumió que ese era su nombre.

      Llegó el cirujano a la media hora, tal cual nos habían manifestado los médicos de turno. Nos saludó amablemente y se dirigió a revisar las radiografías y el dedo de mi hijo. Le volvieron a tomar radiografías una y otra vez, le revisaron el dedo, y nos llamaron nuevamente a mi señora y a mí. El cirujano, un doctor joven y simpático, nos dijo: “No sé qué paso; miren las primeras radiografías y miren las segundas y las terceras, el dedo está sano, no me gusta decirlo, pero es un milagro. Pueden llevarse a Sebastián está curado su dedo”.

      Cuando llegamos a la casa, le dimos gracias a Dios y a Lorenzo, quien pudo interceder por Sebastián gracias a su fe total en el poder de este con Jesús. Estas experiencias cercanas y contundentes con los ángeles únicamente suceden cuando estamos realmente convencidos de que la fe existe, y que es a través de ella que los seres angelicales se pueden comunicar con nosotros.

      Mi hija y su ángel

      Estábamos


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