Vida y muerte de un convento. William Plata
le añadieron o sobrepusieron otros propósitos, como servir a la piedad popular como centros de peregrinación (Chiquinquirá, Santo Ecce-Homo y Las Aguas) o de lugares de reforma interna (San Vicente Ferrer y Ecce-Homo) para vivir en recolección y en vivencia plena de las reglas y constituciones de la Orden. La consolidación del proceso de colonización y de establecimiento del aparato eclesiástico secular y la reducción significativa de la población indígena explican, por una parte, el freno a la fundación de conventos, y, por otra, que las orientaciones fundamentales de esas comunidades no se centraran ya en la misión y la doctrina de los aborígenes. Estos conventos se establecieron en torno a un ritmo un poco diferente a los primeros.
Figura 4. Conventos de la orden dominicana en la Nueva Granada (ss. XVI-XVIII). Fuente: elaboración propia a partir de datos de ARIZA Alberto E. Los dominicos en Colombia. Op. cit., t. 1, págs. 223-879.
Unos pocos conventos, cuatro para ser exactos, Santafé, Cartagena, Tunja y Popayán, establecidos en lugares céntricos de la audiencia y con afluencia de población hispana y criolla, tuvieron una suerte distinta. El Convento de Nuestra Señora del Rosario, en Santafé, conocido popularmente como de Santo Domingo siempre fue considerado como el convento máximo o más importante de la provincia dominicana. El segundo lugar, aunque más lejos, fue disputado por el San José (o Santo Domingo), en Cartagena, y el Santo Domingo, en Tunja. Desde un comienzo, el Convento del Rosario asumió su papel de convento principal. Incluso, el mismo grupo de frailes que fundó el convento de Santafé fue el responsable de la fundación del convento de Tunja (1551) y de la organización de otros conventos recientemente fundados, en Tocaima y Vélez94. No se hace referencia al convento de Popayán, pues este pasó a integrar la provincia dominicana de Santa Catalina, de Quito, desde finales del siglo XVI.
Los tres conventos mayores de la Provincia de San Antonino fueron casa de estudios, es decir, recibieron y formaron religiosos95, y en torno a ellos orbitaron los demás conventos menores. La cuarta casa de estudios formal fue el Colegio y Universidad de Santo Tomás, contiguo al Convento de Nuestra Señora del Rosario, aunque por cuestiones prácticas, en gran parte de su vida compartieron los mismos catedráticos96.
Un caso aparte es Chiquinquirá. Durante la época colonial el convento dominicano allí fundado nunca dejó de tener categoría menor, pues la localidad en que estaba siempre fue pequeña y poco importante en materia económica y política. Sin embargo, tuvo la característica de ser el centro nacional de peregrinación religiosa, dada la presencia de la imagen de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, milagrosa y muy venerada por las distintas clases sociales. El pequeño convento chiquinquireño tenía una importancia mayor dado que contaba con un capital religioso sin igual. Los dominicos, al convertirse en guardianes de la imagen desde sus orígenes, estuvieron allí amparados por la Virgen y su culto.
Figura 5. Famosa copia del cuadro de la Virgen de Chiquinquirá, guardado desde 1636 por los dominicos en su convento en esa ciudad. Fue declarada patrona de Colombia en 1919. Fuente: copia de Antonio Acero de la Cruz (1660 aprox.). Convento de Nuestra Señora del Rosario, Chiquinquirá. Tomada de VENCES VIDAL Magdalena. La Virgen de Chiquinquirá, Colombia: afirmación dogmática y fuente de identidad. México, Museo de la Basílica de Guadalupe, 2008 (serie: Estudios en torno al arte), pág. 233.
Creación de la Provincia de San Antonino del Nuevo Reino de Granada
A medida que la orden se expandía, fue necesario crear más unidades administrativas. Así, en 1532, dos años después de la fundación de la Provincia de Santa Cruz de las Indias, nació la Provincia de Santiago de México (1532), que separó las regiones de la entonces Nueva España. Luego vino la conquista del Perú y el establecimiento de la orden dominicana allí. Por eso, en 1538 el papa Pablo III dio facultades para la erección de la Provincia del Perú, con conventos y territorios segregados de las Provincias de Santa Cruz y de Santiago de México, que se verificó en 154097.
La cuarta provincia en nacer fue la de la Nueva Granada. Los frailes habían llegado en 1528, habían fundado varios conventos en Santa Marta y Cartagena y mantenían presencia en el altiplano central desde 1537. La organización propiamente dicha de los dominicos en la Nueva Granada solo comenzó en 1550, cuando se creó la Real Audiencia y se dio un proyecto formal de organización colonial, incluida la creación de la Diócesis de Santafé. La fundación de conventos y provincias para las órdenes regulares estaba incluida dentro de este proyecto.
En 1550, junto con los primeros oidores y el obispo de Santafé, Fr. Juan de los Barrios O. F. M., llegó una expedición dominicana al mando de Fr. José de Robles, con la misión de organizar conventos formales en el interior del país. También tenía la tarea de gestar una estructura formal para los dominicos en la región y fundar una provincia independiente. Robles hizo las veces de vicario, verificó la fundación del convento de Santafé, realizó la primera visita a las doctrinas que administraban los frailes de su orden y regresó en poco tiempo a España98. Poco después llegó otra expedición al mando de Fr. Juan de Méndez, quien, a juicio de Zamora, había sido el principal gestor de la fundación de la Provincia. En total, según el cronista, arribaron unos cuarenta frailes99.
Mientras tanto, a instancias de Fr. Bartolomé de las Casas y de otros religiosos influyentes, se insistía a la Corona en dar «provisiones para el buen regimiento y conservación de su religión en aquellas partes y por consiguiente para el aprovechamiento de la predicación y la salud de las ánimas de aquel orbe»100. El Consejo de Indias envió entonces documentos y cédulas reales que favorecían tanto esta idea como la de enviar más misioneros. El Capítulo General de la Orden de Predicadores, celebrado en mayo de ese mismo año (1551), decretó medidas que ayudaron a la organización de la orden en todo el Nuevo Mundo y, en particular, en la Nueva Granada. En especial, se otorgaron concesiones para facilitar la fundación de conventos (reducir el número de frailes a seis, por ejemplo), alargar los periodos entre capítulos provinciales y erigir las provincias de San Vicente Ferrer de Chiapas (en Chiapas, Guatemala, Honduras y Nicaragua) y de San Antonino del Nuevo Reino de Granada101.
La Provincia quedaba fundada al segregarla de la de San Juan Bautista del Perú, con territorios que comprendían las actuales Colombia y Venezuela hasta límites con el Ecuador. Se nombraba como primer vicario provincial a Fr. Pedro de Miranda102 y se proveían de fondos para los gastos necesarios, pues se tenía que crear conventos y templos, y había que dotarlos. Todo esto sería costeado por las Cajas Reales. Como la Provincia de San Antonino no tenía los suficientes frailes y conventos, se la consideró una congregación sujeta a la del Perú, mientras se consolidaba el proceso de organización real, que se dio posterior a la organización jurídica.
Dado este impulso, en las décadas de 1550 y 1560 nacieron doce conventos, entre mayores y menores (entre ellos el de Nuestra Señora del Rosario de Santafé), y se crearon en ellos y en las doctrinas administradas escuelas de catequesis y estudios de primeras letras, conforme a una provisión real expedida por la Real Audiencia de Santafé. La fundación de la Provincia se consolidó con decretos y mandatos emanados de las autoridades centrales de la orden, en 1558, 1561 y 1566. El Primer Capítulo Provincial se realizó en el convento de Tocaima, en julio de 1566103. En 1576, el maestro general aprobó el sello oficial de la Provincia, diseñado por Fr. Alberto Pedrero y que se utilizó durante más de trescientos cincuenta años en los documentos oficiales.
Para la época colonial, los límites de la Provincia quedaron definitivamente fijados en 1584, cuando los conventos del suroccidente, ubicados en el Reino de Popayán, fueron incorporados a la Provincia de Santa Catalina, de Quito. De esta manera, la Provincia de San Antonino, cuyo centro era el Convento de Nuestra Señora del Rosario de Santafé, comprendía los territorios actuales del centro, norte y oriente de Colombia, además de regiones ubicadas en los actuales estados de Táchira, Mérida, Apure y Barinas, en Venezuela. La Provincia fue dirigida exclusivamente por religiosos españoles hasta 1611, cuando el crecimiento del número de frailes criollos llevó a la elección del primer provincial nacido en la Nueva