Filosofía en lengua castellana. Группа авторов
la eliminación de personas bajo la tutela de una necesidad de libertad, paz o seguridad. El único objetivo que leemos en la preocupación de Millas al destacar el sufrimiento de las víctimas y proponer la democracia como el afán regulador de un movimiento humano hacia la real convivencia, es lo que menciona en Idea de la individualidad, en que afirma que solo el individuo tiene efectiva realidad (“soy un drama angustiado”46 es la frase que utiliza Millas para describir la zozobra, la incertidumbre y la inseguridad de no saber bien quién es uno en la vida). Si forzamos el argumento del chileno, debemos enfatizar el hecho que, al ser el individuo la única realidad desplegada en un quehacer personal, esta se despliega en lo cotidiano junto con otras individualidades que son tanto o más reales que cualquier otra, por ende, el solo hecho de eliminar, vulnerar o aumentar la precariedad de una vida humana, supone, a fin de cuentas, que lo hago a mi propia individualidad. Solo la conciencia crítica política de un pensar abierto a la interdependencia me puede revelar lo vulnerable que se convierte mi ser desde el minuto en que ejerzo violencia e intento anular la humanidad de otra persona, y así, bajo el deber de mi acción racional, debo prevenir convertir a otro en un medio y en un ente banal, que son las condiciones inherentes a los proyectos ideológicos.
6. Conclusiones
El poeta y amigo Nicanor Parra, ante la muerte de Jorge Millas en 1982, le dedicó un poema que se encuentra en unos de sus discursos, Aunque no vengo preparrado. En el poema, dice Parra sobre la figura de nuestro filósofo:
Después de una larga y escandalosa persecución
Ha dejado de existir en este país
El profesor Jorge Millas
El orador el poeta
El filósofo Jorge Millas Jiménez
Conceptuado x moros & cristianos
Como el hombre + lúcido de Chile
El + humilde el + desinteresado
Como también + insobornable47
Nos parece que Parra se acerca con suficiente justicia a resumir en unos versos el valor que subsiste sobre la figura y persona de Jorge Millas. Lo insobornable e intransigente ante las ideologías y cualquier asomo de embotamiento de la razón, la responsabilidad pública del intelectual, la denuncia de las máscaras justificadoras de la violencia, la defensa de la democracia y los derechos humanos, son algunos de los legados de este filósofo.
Lo significativo que supone que los textos sigan siendo la voz de los autores que ya no están, permiten a las nuevas generaciones interactuar con ellos, y entender también que estos grandes intelectuales se hallan íntimamente relacionados con la vida general de la nación, de su época y de su contexto. En ese sentido, consideramos a Millas un filósofo contemporáneo, de un valor fundamental en el periodo en que se ha desvelado por parte de la crítica filosófica la preeminencia de las ideologías del siglo XX. El profesor Millas fue un sujeto arraigado en el mundo y en su época, que trabajó con abstracciones, con ideas que las convirtió en fuerzas y referentes de sentido para nuestra vida cotidiana. Si el ser humano ha optado por subsumirse en el oscurantismo, consideramos fundamental volver a pensar con Jorge Millas y sus tesis principales: el valor del individuo y lo que debemos hacer para que ese valor perdure en el tiempo y no se agote la espiritualidad de su destino; la crítica de la masificación como una fuente de amenaza a la propia individualidad del hombre; la idea de que la Filosofía consiste en llevar el pensamiento hasta los límites de su posibilidad y, en esa radicalidad, conducir al hombre a la plenitud o perfección, para así lograr obtener la máxima conciencia de sí mismo y del mundo; la convicción de que no se trata de salvar a la sociedad del individuo que ha optado por la violencia y las manías ideológicas, sino de hacer posible la realidad del hombre mismo, es decir, la salvación se encontraría en el individuo mismo dentro de la sociedad; la individualidad y sociedad son interdependientes en vistas al fin humano, dependientes una de otra y, en la interacción entre estas, se debe lograr el enriquecimiento de la vida.
Maximiliano Figueroa menciona que la gran lección de Millas es habernos enseñado que el pensar implica primero un valor, el valor de pensar, porque hacerlo inmediatamente comporta un ejercicio de radical honestidad que nos compromete con nuestra conciencia y nuestra conducta48. Agregaríamos que el pensar en Millas es un pensar que se compromete con su época y con el ser humano, ya que busca reconocer la individualidad y con ello la heterogeneidad y defender el pluralismo. Si en Idea de individualidad enfatiza que “una filosofía que no esté animada por una verdadera pasión frente al destino del hombre, no es en propiedad verdadera filosofía”49, él no duda de expresar con acciones concretas lo anterior: su primer trabajo académico versó sobre la teoría del pacifismo, y el último sobre las contradicciones del concepto de libertad en von Hayek. Además, uno de sus últimos actos públicos fue ser uno de los doce firmantes que dio origen a la Comisión Chilena de Derechos Humanos en 1978.
Más allá de teorizar en contra de las ideologías y la subyugación del ser humano, ejerció el papel de intelectual díscolo de la Unidad Popular y de la dictadura, denunció en su época y previno sobre las consecuencias del apasionamiento de la irracionalidad que se alineó con el dogmatismo y el absolutismo; se vio obligado a renunciar a la Universidad luego de hacer públicas sus diferencias con el régimen de Pinochet. Primero, con un artículo publicado en el diario El Mercurio, llamado “La Universidad Vigilada”, le costó su trabajo en la Universidad de Chile, y luego debió renunciar a la Universidad Austral a raíz de sus declaraciones al diario El Sur en que expresaba su posición contraria a la intervención militar, que suponía censura, vigilancia y limitación al pensar. Millas, que describió la Universidad como “el último refugio que en nuestra sociedad, corrompida o por el mercantilismo o por las ideologías políticas, puede encontrar el libre discernimiento”50, termina realizando clases particulares de filosofía en su casa, ante la desnaturalización y secuestro de las universidades por la dictadura.
En suma, el contexto en que escribió, denunció, y expresó su discordia respecto a los dogmatismos y los absolutismo en que estaba subsumida (y en algunos casos, recién subsumiéndose) la sociedad chilena, y en la revelación honesta e intelectual que tanto la democracia, la libertad y la individualidad no son, al parecer, algo obvio, convierten a Millas en un autor con un valor subestimado a nuestro juicio, que necesariamente debe proyectarse en el tiempo con el objeto de abrir la crítica respecto a nuestra propia condición ideologizada. ¿A quién interroga y a quién escribe el Millas profesor y filósofo? Bergson, Husserl, Ortega y Gasset, Kant, son autores que fácilmente dejan rastro en los distintos pasajes de la obra del chileno. En la rigurosidad y claridad de su exposición, compartió su pensamiento llevado al límite de las posibilidades con todos (filósofos, intelectuales, ciudadanos, alumnos, estudiantes). Y en otras, debido a las condiciones socio políticas existentes, la valentía y una capacidad de indignación moral insobornable como antes recitaba Nicanor Parra, pueden explicar que un filósofo dedicado a la academia se animara a reivindicar lo valioso del pensamiento, de la libertad y de la dignidad humana en circunstancias en que imperaba la violencia y el secuestro de la verdad por la institución oficial51. En ese sentido, Millas comprendió muy bien que la actividad reflexiva trae consigo una demanda y una responsabilidad para con el sentido propio de la humanidad. En otras palabras, las acciones que realizó y que lo convierten hoy en un autor díscolo del poder, hacen evidente que Millas no ejerciera la crítica y el camino analítico propio de la filosofía solo por el placer intelectual de encontrar un poco de certeza, más bien es un compromiso ético con las víctimas de las ideologías, y una defensa política del individuo. De hecho, Humberto Giannini, en un texto elaborado con el fin de recordar a Jorge Millas, enfatiza que ser filósofo para este último, tiene un doble cariz: uno positivo, que es la capacidad de detenerse ante las cosas y asombrarse ante su ser. Y uno negativo: el “perder la tranquilidad”, en virtud o por la virtud de haber perdido todas las certezas que hacen apacible la vida común52.
Si la tesis general de este artículo ha sido revisar cómo en el pensamiento de Millas existe un antagonismo a las ideologías del siglo XX, a modo de argumento hemos descrito la defensa explícita del chileno respecto a la democracia como el modo más acorde para defender la pluralidad