Legado y futuro de la sociología. Manuel Pérez Yruela
1955-56 en el que se llevará a cabo debates de contenido sociológico: textos clásicos (Comte, Weber, Mannheim, Scheler...) y contemporáneos de procedencia francesa, alemana y anglosajona serán discutidos, entre otros, Ecología Humana de Hawley y el Sistema Social de Parsons[6]. Se trataba de textos importados por Gómez Arboleya a través de sus contactos con la Universidad de Colonia (Peset, 2018: 367-368). A lo largo de su existencia atrajo a numerosos estudiantes interesados en Ciencia Política, Sociología, Antropología Social y Sociolingüística (Morente, 2004:150).
En tercer lugar, la conformación de una biblioteca de ciencias sociales, al menos, hasta 1961 en que Murillo obtuvo la cátedra de derecho político en su ciudad natal, Granada. Su importancia en la actividad académica, sobre todo, en ese tiempo, está fuera de duda, especialmente, en el impulso de la investigación. Por otro lado, una iniciativa que no estuvo exenta de dificultades (Palao, 2018: 284-285; Morente, 2004: 150).
En cuarto lugar, la promoción de investigación importando nuevas metodologías, como la del análisis de contenido, y utilizando técnicas de recogida de información tanto cuantitativas como cualitativas. Así, se promovió una investigación sobre la conciencia de grupo de los estudiantes de la Universidad de Valencia. Fue llevada a cabo por Murillo y Jiménez Blanco en el curso 1954/55 mediante una encuesta que respondieron casi 1.500[7]. Uno de los objetivos concretos era conocer su actitud para con el resto del estudiantado y del profesorado, esto es, la existencia de un tipo específico de comportamiento de grupo (Ariño, 2015: 134). Unos años después, tras la estancia en el Instituto de Investigaciones Sociológicas de Colonia en 1958, Murillo promovió un estudio sobre las clases medias en España en el contexto de la estructura social, utilizando datos secundarios procedentes del censo de 1950 y del primer informe del Banco de Bilbao sobre la renta media de los españoles[8].
En quinto lugar, la tutoría y dirección de las primeras tesis doctorales defendidas en la Facultad de Derecho: la de Juan Ferrando Badía y la de José Jiménez Blanco. Son tesis interdisciplinares. Los temas fueron la constitución de 1812 y las Cortes de Felipe II (Palao, 2018: 283). En este último caso, Jiménez Blanco aplicó la metodología del análisis de contenido, toda una novedad, al examen de las proposiciones de Felipe II en las Cortes de Castilla.
Así pues, una profusa actividad académica en el ámbito de la sociología (y en el de la ciencia política) desarrolló F. Murillo en el tiempo que estuvo en la Universidad de Valencia (1953-1961). Su relación con Gómez Arboleya y su curiosidad intelectual posibilitaron su reorientación hacia la sociología. Una actividad en la que hay que destacar su «... estilo docente» (Palao, 2018: 292) manifiesto en las iniciativas que adoptó en su magisterio de las que se beneficiaron, primero, los estudiantes de la Universidad de Valencia y, luego, los de la Universidad de Granada. Con «un maestro en tiempos de patronos» resumió Vallespín su fértil actividad a lo largo de su vida en la entrevista que le realizó (1999: 58)[9].
La puesta en marcha de la licenciatura en Ciencias Económicas en la nueva Facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales –sección de Económicas y Comerciales– (cuya aprobación se publicó en el BOE de 29 de diciembre de 1966), dará lugar a la constitución de un núcleo de profesorado poco tiempo después en la cátedra de sociología ocupada por Jiménez Blanco en el curso 1967/68 que ya había ocupado anteriormente la de Bilbao (1962) y la de Málaga (1964). Este núcleo estaba integrado junto a José Jiménez Blanco, por Isidro Soriano Soriano y por Josep Vicent Marqués[10]. Este profesorado impartirá la asignatura de Sociología en la mencionada licenciatura. Jiménez Blanco había ampliado su formación en el Institute of Social Research de la Universidad de Michigan tras la lectura de su tesis importando su interés por la ecología humana y contribuyendo a la difusión del estructural funcionalismo predominante en Estados Unidos, aunque tendrá poco eco en la Universidad de Valencia. Influido por la sociología empírica americana, promoverá pronto investigaciones cuantitativas. En el curso 1969/70, se trasladará a la recién creada UAM. La cátedra de sociología de la Universitat de Valencia no será ocupada de nuevo hasta el curso 1973/74 por Amando de Miguel.
Al iniciarse la década de los setenta (curso 1971/72), el grupo de profesores estaba integrado por Josep Vicent Marqués y Damià Mollà al que se añadirán Josep Picó (1972) y Salvador Salcedo (1974). Los profesores mencionados, junto a Rafael Ninyoles y Ll. V. Aracil, serán los promotores de las primeras tentativas de sociología local. Su desarrollo tenía lugar en un entorno y en una coyuntura particular, el de la sociedad valenciana de finales de los sesenta y principios de los setenta que estaba experimentando un intenso proceso de industrialización en una etapa peculiar del capitalismo bajo un régimen dictatorial. Además, padecía un proceso de subordinación cultural impuesto por el estado central desde hacía casi tres siglos. Las investigaciones y reflexiones realizadas pretendían desentrañar los problemas existentes en la estructura social valenciana y proporcionar orientaciones para afrontarlos (Ninyoles, 1982: 20; Picó, 1987: 62). A este respecto, la investigación sociológica se relacionaba frecuentemente, en la línea de lo que apunta Pérez Yruela (2021, 79) en el texto incluido en el presente libro, con la conformación de una conciencia crítica. Estaba constituida por un conjunto de trabajos cuyo denominador común era el análisis de la dominación en distintos ámbitos de la sociedad valenciana: ideológico-comunicativo, socio-económico (Picó, 1987: 63). Estos trabajos se desarrollarán con metodologías diversas. Pocos años después, se incorporaba María Poveda al grupo de profesorado.
Las primeras aportaciones tuvieron lugar a finales de los sesenta. Estaban promovidas en paralelo por las dos personas que no formaban parte del grupo de profesorado mencionado; tanto una como otra son licenciados en derecho y ampliarán estudios en Estados Unidos. Ninyoles reconstruye la configuración histórica del bilingüismo y de la diglosia en el País Valenciano, una noción que importa de Estados Unidos, para explicar la ruptura de la unidad lingüística llevada a cabo por el estado monárquico español (el conflicto lingüístico)[11]. En la reconstrucción histórica que lleva a cabo, recurre a la sociología crítica de Mills que le lleva a incorporar elementos de la sociología comprensiva. Aracil examina el papel del idioma como signo de clase y como manifestación de subordinación cultural analizando para ello el teatro de Escalante[12]. En este contexto, el examen del lenguaje, de su práctica y legitimación que traduce una determinada estratificación social, tiene como finalidad poner de manifiesto la dominación ideológica ejercida a través del mismo (Picó, 1987: 68).
A principios de los setenta, Marqués reflexiona sobre el entramado ideológico que dominaba la vida de las personas de la sociedad valenciana en País Perplex; esto es, pretende desentrañar las «deformaciones» de la mentalidad colectiva valenciana –la obscura consciencia– cuya existencia ocultaría y dificultaría la adopción de una conciencia crítica[13]. En este sentido, el examen de la ideología comporta una aproximación al lenguaje social, a las distorsiones que introduce en la vida de las personas –las denominadas concepciones falsas–, con el fin de comprender su ofuscación. Por ello, su aportación se puede ubicar en el ámbito de análisis ideológico del lenguaje; una ubicación que le costaría aceptar a su autor, reacio a cierta etiquetación académica como lo pone de manifiesto su autoubicación de que formaba parte de la «escuela borde de sociología».
En esos mismos años, Salcedo observa las reacciones de los jóvenes con respecto a las creencias, valores y costumbres que constituyen la cultura hegemónica y a través de las cuáles se lleva a cabo la socialización. Con este fin, examina los movimientos y subculturas juveniles de la sociedad valenciana en un sentido amplio de la época caracterizándolos y clasificándolos (integrados, rebeldes y marginados)[14].