Conocimiento y lenguaje. AAVV

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el momento en torno a los lenguajes mediáticos, al lenguaje natural como elemento conformante de los mismos y a la Lingüística como disciplina responsable del estudio del lenguaje natural autónomo e interrelacionado con otros en el ámbito comunicativo mediático.

      Los retos para los lingüistas y la presentación de perspectivas se refieren, como mínimo, a los ámbitos relacionados a continuación y a las operaciones que derivan de su consideración. Son éstas:

      a) delimitación del lenguaje natural como objeto autónomo y como objeto relacionado e interdependiente respecto al resto de los que intervienen en la construcción de los discursos mediáticos;

      b) establecimiento de un modelo explicativo, terminología y método de investigación adecuados para el estudio del lenguaje en su doble característica de objeto autónomo y restrictivamente lingüístico, y como formante complementario del complejo lenguaje mediático;

      c) participación como investigador perteneciente a la comunidad científica lingüística que entra a formar parte de una comunidad científica e investigadora interdisciplinar, que se ocupa del análisis e interpretación de los diferentes discursos mediáticos.

      Tanto la delimitación del lenguaje natural como objeto autónomo así como su estudio desde una teoría lingüística restrictiva acorde con cualquier paradigma que se considere adecuado y eficaz, no supone una actuación científica e investigadora diferente de la que normalmente realizan los especialistas en Lingüística. Únicamente habrán de estar atentos para seleccionar el modelo, terminología y método adecuados para aproximarse a su objeto de investigación, manteniendo los rasgos genéricos comunes al lenguaje natural y atendiendo a peculiaridades provenientes de la situación comunicativa especial en que se produce la interacción comunicativa, la comunicación de masas.

      En cambio, la participación de lingüistas en un macrocampo de investigación comporta nuevos retos, exige adoptar actitudes peculiares y llevar a cabo operaciones diferentes a las realizadas hasta el momento cuando se enfrenten a los discursos mediáticos, sean cuales sean, tanto por la necesidad de identificar la naturaleza del lenguaje natural que adquiere nuevas dimensiones, al ser un elemento complementario en el conjunto complejo de los lenguajes que definen tales discursos, como por la responsabilidad de aportar la perspectiva lingüística dentro del equipo investigador interdisciplinar, que necesariamente ha de realizar el estudio integral de los discursos mediáticos.

      La particularidad de este reto y la responsabilidad de esta operación proviene, entre otras razones, de la información necesariamente multidisciplinar (Echeverría, 1999: 294), que exige la investigación de los lenguajes mediáticos debido a la gran complejidad de su producción, y por el conjunto de factores que interviene en ella, lo que determina definir el objeto o producto desde una perspectiva plural que contemple los aspectos socioeconómicos, tecnológicos, comunicativos e incluso estéticos.

      En este contexto, el lingüista está/estamos obligados a salir de su/nuestra estricta parcela y a introducirse/nos en la complejidad del nuevo lenguaje vehiculizador de unos mensajes, de unos matices ideológicos, emitidos con intereses específicos y apropiados a la situación sociocultural contemporánea. Al mismo tiempo, los lingüistas deben/debemos aprender a convivir dentro de una comunidad científica más amplia y compleja con miembros que poseen pautas de investigación e interpretación diferentes. En tercer y último lugar, tampoco pueden/ podemos eludir una valoración equilibrada y, por supuesto, crítica de los factores que intervienen en la construcción de los discursos mediáticos que son, sin duda, responsables directos de su particularidad, entre otros, el factor tecnológico, como soporte (fondo) y también como protagonista (figura). Bajo la denominación de nuevas tecnologías de la comunicación e información (NTIT) (Echeverría, 1999: 292) el embrionario paradigma de la postcomunicación ha empezado a definir y aplicar a este campo de investigación, análisis e interpretación de significación y transcendencia absolutas en la sociedad del futuro (Rojas Vera y Arape, 1998).

      A modo de conclusión, convendría asumir como punto de referencia las palabras que Echeverría (1999: 305-306) dedica al lenguaje de la sociedad futura, que denomina «Telépolis» o «el Tercer Entorno» (E3):

      Para terminar este apartado volveré sobre la cuestión del lenguaje en E3. La expresión «lenguaje de las máquinas» que hemos utilizado más de una vez no es la más correcta, porque los sistemas de signos que se utilizan en el primer entorno no sólo son lingüísticos. Pero prescindiendo de estos matices cabe hablar de un lenguaje de las máquinas, teniendo en cuenta que dicho lenguaje es, por una parte, un metalenguaje, y por otra un interlenguaje (o translenguaje), en la medida en que sirve como espacio semiótico intermedio para la intercomunicación entre las diversas lenguas y sistemas de signos. Desde un punto de vista filosófico, estos nuevos procesos semióticos pueden ser pensados desde el proyecto leibniciano de la Característica Universal. Ello quiere decir que el progreso de la Característica, que ha sido muy considerable con el desarrollo de la ciencia y sus diversos formalismos, es mucho más acusado cuando emerge este lenguaje electrónico, digital e hipertextual que está a la base del funcionamiento del tercer entorno. En cuanto abrimos una televentana (la televisión) o una telepuerta (el ordenador conectado a una red) y nos adentramos en el tercer entorno, el lenguaje de las máquinas adquiere una relevancia cada vez mayor. Para nosotros, el nuevo espacio puede parecer artificial, y ciertamente lo es, porque su componente tecnológico es indudable. Para los niños y niñas que se eduquen en las futuras tele-escuelas el tercer entorno será connatural a ellos y ellas, y por eso pedirán más puertas, más ventanas, y más fáciles de abrir y cerrar. Esos niños y niñas serán los ciudadanos de Telépolis, y a ellos les corresponde desarrollar, perfeccionar y utilizar el lenguaje de las máquinas.

      1. Explica la relevancia teórica de la necesidad de establecer la pluralidad de las situaciones comunicativas.

      2. Estudia los criterios enumerados en el apartado §1.2.2. para enmarcar las propuestas de definición de la comunicación y selecciona ejemplos de definiciones que respondan a cada uno de esos criterios.

      3. Selecciona tres ejemplos de situaciones comunicativas y comenta las particularidades del proceso comunicativo de las mismas.

      4. Resume en qué consiste la complejidad de la realidad comunicativa actual.

      5. Estudia lo que en el texto se explica sobre la revisión del papel de los lingüistas en relación con los lenguajes mediáticos y construye una argumentación propia a partir de esa información.

      6. Lee los capítulos que D. Crystal (una de las lecturas recomendas) dedica al estudio del correo electrónico y el chat, selecciona algunos ejemplos de ese tipo de cibertextos y aplícales el análisis propuesto por el autor.

      CRYSTAL, D. (2002): El lenguaje de internet.

      Madrid, Cambridge University Press. (Traducción del inglés de Pedro Tena)

      Una obra pionera que asume el riesgo de enfrentarse al lenguaje de Internet (Ciberhabla) estableciendo, en primer lugar, los rasgos que definen este tipo de lenguaje y desarrollando, a continuación, el tratamiento específico de algunos lenguajes específicos del cibermundo: correo electrónico, chat y realidad virtual. El contenido de esta obra puede cubrir con creces las expectativas que en los últimos epígrafes de este trabajo aluden a la necesidad de ampliar el campo de acción teórico-práctica de los lingüistas como consecuencia de los retos que les plantea el habla y la escritura empleadas para la interacción comunicativa de los miembros de la sociedad actual.

      DÍAZ NOCI, J.; SALAVERRÍA ALIAGA, R. (2003): Manual de redacción ciberperiodística.

      Barcelona, Ariel.

      Los coordinadores de esta obra y los colaboradores, especialistas en el estudio de la llamada escritura digital, han conformado una obra clave para que iniciados y legos puedan extraer una información, tan extensa como necesaria, en torno a las cuestiones generales de la peculiaridad comunicativa de la escritura digital y, de interés muy especial, una revisión y reformulación de los géneros tradicionales del periodismo a partir de las implicaciones en la producción, circulación


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