La otra economía que NO nos quieren contar. Eduardo Garzón Espinosa

La otra economía que NO nos quieren contar - Eduardo Garzón Espinosa


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      akal / a fondo

      Director de la colección

      Pascual Serrano

      Diseño interior y cubierta: RAG

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      Nota a la edición digital:

      Es posible que, por la propia naturaleza de la red, algunos de los vínculos a páginas web contenidos en el libro ya no sean accesibles en el momento de su consulta. No obstante, se mantienen las referencias por fidelidad a la edición original.

      © Eduardo Garzón, 2021

      © Ediciones Akal, S. A., 2021

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      Madrid - España

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      ISBN: 978-84-460-5130-5

      Eduardo Garzón Espinosa

      La otra economía que no nos quieren contar

      Teoría Monetaria Moderna para principiantes

      La Teoría Monetaria Moderna es un enfoque económico de reciente surgimiento y todavía poco conocido, pero que está de moda en el ámbito académico y político, y que sin duda ganará mucha más importancia en el futuro por lo rompedor y polémico que resulta. De hecho, hay muchos economistas que creen que se convertirá en el nuevo paradigma económico de la siguiente generación.

      Caricaturizada por unos y exagerada por otros, el presente libro pretende explicar con rigor, pero también con mucha claridad y sencillez, cuáles son sus propuestas, que permitirán abandonar muchos de los mitos que la teoría económica convencional instaló en nuestras mentes hace tiempo: «la austeridad es necesaria para que las cuentas públicas se saneen», «el Estado tiene que recaudar impuestos para poder realizar sus gastos», «el envejecimiento de la población pone en riesgo nuestras pensiones públicas»…

      Una respuesta sólida y solvente a la pregunta ¿de dónde obtenemos el dinero para pagar las políticas que necesitamos?, que permite proyectar y defender la aplicación de políticas transformadoras sin ningún tipo de complejo ni de inseguridades. Sin duda una teoría polémica. Pero, para opinar y debatir, lo primero es estar bien informado.

      Eduardo Garzón Espinosa, licenciado en Economía y licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Málaga, y Máster en Economía Internacional y Desarrollo por la Universidad Complutense de Madrid, es profesor ayudante en el Departamento de Economía y Hacienda Pública de la Universidad Autónoma de Madrid desde septiembre de 2018. Ha sido asesor en el Área de Gobierno de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid desde enero de 2016 hasta diciembre de 2017. Colaborador regular en los programas laSexta Noche y Más vale tarde de laSexta, Las Mañanas de Cuatro de Cuatro, El programa de Ana Rosa de Telecinco y La Mañana de TVE como experto en materia económica, en Akal ha publicado, con Carlos Sánchez Mato, 919 días. ¡Sí se podía! Cómo el Ayuntamiento de Madrid puso la economía al servicio de la gente.

      Presentación

      Imaginad que un Estado que gasta poco estuviera impidiendo que avanzara la economía del país, cuando lo que debe hacer es lo contrario: regar de dinero la economía para mejorar el poder adquisitivo de las familias, la demanda, la producción y, por tanto, el trabajo.

      Imaginad que el déficit público –gastar más de lo que se ingresa– no es el problema, porque no supone que el Estado haya pedido prestado a la gente el dinero que gasta, sino que, al contrario, con ese gasto inyecta dinero en la sociedad; la única vía, además, para que los ciudadanos tengan dinero.

      Imaginad que una solución para que haya más dinero en el bolsillo de las familias para comprar y de las empresas para invertir no es que hubiera menos impuestos, sino que el Estado hiciera más moneda y la gastase. Y que eso no produjese el espantajo de la inflación con la que tanto nos asustan; porque con más dinero circulando gastaríamos más, se debería producir más y dar más servicios, las empresas serían más rentables y se crearían más puestos de trabajo.

      Imaginad que no es verdad que, para poder gastar, el Estado deba recaudar primero dinero con impuestos.

      Imaginad que no es verdad que los sueldos de los empleados públicos procedan de los impuestos que han pagado los trabajadores de los sectores privados, sino, al contrario, que el dinero de la economía privada procede del que ha inyectado previamente el Estado.

      Imaginad que un poco de inflación no es mala, ya que en realidad sólo es negativa para los que pretenden vivir de las rentas, es decir, los inversores financieros –que verán que su dinero vale menos–, pero no para los deudores, los trabajadores y los empresarios que producen.

      Imaginad que es mentira que la producción masiva de dinero produjese hiperinflación, porque la historia muestra que eso sólo sucede en un momento de tragedia del país, no por la decisión económica de un Gobierno.

      Imaginad que el Estado, como puede seguir produciendo dinero a través de su Banco Central, no tiene ningún obstáculo para contratar por un ingreso mínimo hasta al último ciudadano en labores medioambientales sostenibles.

      Todo esto, y mucho más, es lo que nos cuenta Eduardo Garzón en este nuevo libro de la colección A Fondo, La otra economía que no nos quieren contar. Teoría Monetaria Moderna para principiantes.

      Veamos algunas de las ideas.

      El dinero en moneda nacional que hay en un país soberano procede del que ha creado el Estado a través del Banco Central. Por tanto, es absurdo que la Administración pública tenga que pedir prestado dinero a nadie, particular o banco privado, y pagarle intereses; si todo ese dinero antes lo creó un Banco Central público, lo puede seguir creando.

      El orden no es que primero el Estado recaude dinero con impuestos y luego se pueda gastar en servicios públicos, el orden es justo el contrario: primero el Estado crea ese dinero y luego lo gasta, y así llega a la sociedad y está a disposición de la gente. Según Garzón y la Teoría Monetaria Moderna, «los impuestos no sirven para financiar gastos públicos, porque el Estado emisor puede simplemente crear el dinero para gastar. De hecho, este Estado no podría recaudar impuestos si no hubiera creado el dinero antes, porque no habría nada que recaudar». Imaginad los países colonizadores europeos en el siglo xix en África. Obligaban a aquellas tribus a pagar impuestos en la moneda de Europa y para ello los africanos se veían forzados a trabajar. ¿Qué es lo que querían los explotadores europeos? Evidentemente no era la moneda que ellos habían fabricado, no tenían ninguna intención de financiarse con unos papeles que podían conseguir ellos imprimiendo, lo que les interesaba era el trabajo de toda esa población.

      La inflación o la subida del precio de un producto no tienen por qué depender de que el Estado emita mucha moneda, sino de si esa sociedad es capaz de fabricar suficiente cantidad de ese producto (desde patatas hasta viviendas u ordenadores) para la demanda y de que esos productores no suban el precio. De hecho, en muchas ocasiones hay un alto déficit público sin que afecte a la inflación. No es verdad que el Estado que gaste mucho tenga que


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