Yo soy la puerta. Osho
Yo soy la puerta
Título original: I am the Gate by OshoCopyright (c) 1988 OSHO International Foundation, www.osho.com/copyrights. Todos los derechos reservados Todas las charlas de Osho han sido publicadas como libros, y están también disponibles las grabaciones originales en audio. Las grabaciones en audio y el archivo completo de texto puede encontrarse on-line en la Biblioteca Osho en www.osho.com/library OSHO(r) es una marca registrada de Osho International Foundation, www.osho.com/trademarks
Yo soy la puerta (2021) OSHO
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D.R. © Editorial Lectorum, S.A. de C. V., 2019
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Noviembre 2021
D.R. © Portada: Angélica Carmona Bistráin
D.R. © Imagen de Portada: Shutterstock
D.R. © Traducción: Jeannine Diego
Característica tipográficas aseguradas conforme la ley.
Prohibida la reproducción parcial o total sin autorización escrita del editor
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Las charlas contenidas en este libro se llevaron a cabo en una época durante la cual el trabajo de Osho daba un giro cuando dejó de viajar por la India y llegó a instalarse en Bombay y (tal y como él lo indica en el último capítulo) cuando realizó un cambio correspondiente en el enfoque de su labor—. El material ha sido actualizado para lectores contemporáneos, con la omisión de algunas referencias a hechos históricos específicos.
Capítulo 1 · Yo soy conciencia, yo soy libertad
Por favor disculpa que te haga preguntas tan personales. Pregunto sólo porque siento que se trata de los interrogantes que posee mucha gente. ¿Quién eres tú! ¿Por qué motivo has venido al mundo? ¿Cuál es tu labor aquí, y cómo se logrará esta labor?
No tiene importancia que las preguntas sean o no personales, puesto que, para mí, la persona como tal no existe. Tú no puedes hacer preguntas personales porque no hay alguien en tomo a la cual relacionarse como persona. De hecho, el hacer preguntas personales no es presuntuoso, pero el asumir que una persona es, en definitiva, sí es presuntuoso. La persona no existe, es una no-entidad. De hecho, no hay persona, o hay únicamente una persona. Sólo lo divino se puede considerar como algo que posee personalidad, puesto que únicamente lo divino puede poseer un centro. Nosotros no poseemos ningún centro.
El centro no existe pero asumimos un centro. El centro es hipotético, ilusorio. Sentimos que sin un centro, la vida no es posible. El centro asumido es el ego.
Tú puedes pensar que tu pregunta es personal. En tanto que la pregunta esté dirigida a mí, está dirigida a una no-entidad. En lo que respecta a mí, de ningún modo siento ser una persona. Entre más profundo vaya uno, se es menos. Y al alcanzar el máximo centro de uno mismo, deja en absoluto de existir el yo.
En segundo lugar, tú me preguntas quién soy yo. Yo digo que no soy. Siempre les pido a aquellos que buscan, que se pregunten: "¿Quién soy yo?" No para que lleguen a saber quiénes son, sino únicamente para que llegue el momento en que la pregunta se haga de modo tan intenso, que aquel que pregunta no está ahí; queda sólo la pregunta misma. Un momento se presenta cuando la pregunta es absolutamente intensa, cuando ha llegado a lo más profundo posible; entonces, se revela lo absurdo de aquella pregunta. Uno llega a saber que nadie puede preguntarse: ¿Quién soy yo?", ni hay a quien se le pueda preguntar: ¿Quién eres? . La pregunta se hace, no con la intención de obtener una respuesta, sino para trascender la pregunta misma. No hay nadie adentro; de hecho, no hay nadie en absoluto adentro, y en cuanto el interior se desmorona, tampoco hay un exterior. En el momento en que no se es interiormente, no hay exterioridad. Entonces, el mundo entero se hace un todo. Entonces, la existencia es un todo, sin estar dividida entre el yo y el tú. Por lo tanto, para mí, la pregunta: "¿Quién eres?", no tiene ningún sentido. Más bien, la única pregunta relevante es: "¿Qué es?". Es decir, no quién, sino qué. Porque el qué puede ser el todo. Se puede hacer la pregunta en torno a la totalidad, en tomo a todo aquello que existe.
La pregunta ¿qué es? es existencial y no existe en ella ninguna dicotomía; no divide. Pero la pregunta "¿quién?", divide, desde un principio. Acepta la dualidad, la multiplicidad, la dualidad de los seres.
Sólo existe el ser, mas no hay seres.
Cuando digo que sólo existe el ser, me refiero a que sólo existe el estado de ser, porque uno no puede existir sin el otro. Si no hay otro, el decir que uno existe carece de sentido.
Así que realmente no existe el ser, sino el estado de ser. Siempre digo que no existe un Dios, sino la divinidad, el estado de lo divino, puesto que la palabra 'ser', como tal, conlleva una limitación. La palabra 'Dios', como tal, conlleva una finitud; no puede ser infinita. Pero el estado de ser o de lo divino se vuelve infinito; contiene todo lo que es. Incluye todo, nada es excluido. Así que, cuando tú preguntas: "¡Quién eres tú?", la pregunta, para mí, significa "¡Qué es?". Para mí, no puede significar otra cosa mas que eso.
Tú has hecho, a través mío, una pregunta extremadamente fundamental. Lo que es, no soy yo, sino el ser mismo, la existencia misma. Si uno va a lo más profundo de una gota, encontrará el océano. Una gota es meramente una gota sólo a nivel superficial. Al ser la existencia misma, la naturaleza esencial de una gota de agua, es la misma que la del océano. Es oceánica. Por lo tanto, sólo en la ignorancia, uno es una gota de agua. En el momento en que uno sabe, hay un océano.
Tú me has hecho una pregunta acerca del océano. Al responder a esa pregunta, mi respuesta no se trata únicamente de mí mismo, sino de ti también. Al responder, mi respuesta no se trata únicamente de mí mismo, sino de todo lo que existe.
¿Qué existe? Hay tantas capas. Si uno percibe únicamente la superficie, la materia existe. La materia es la superficie de la existencia. En su búsqueda, la ciencia se ha ocupado únicamente de la superficie; para la ciencia, sólo la materia es real y todo lo demás no lo es. Pero, ahora, la ciencia ha dado un paso hacia delante y ha dicho que la materia no es, sino que la energía es. La energía es la segunda capa, es más profunda que la materia. Si uno va a lo profundo de la materia, no hay materia, sino energía. Pero eso tampoco es suficiente porque, más allá de la energía, existe la conciencia.
Por lo tanto, cuando tú preguntas: "¿Quién eres tú?", yo respondo: "Yo soy conciencia". Y esta respuesta incluye todo; todo es conciencia. Respondo únicamente como un representante del todo. Es posible que tú no hayas escuchado que eres conciencia, es posible que tú no hayas sabido que eres conciencia, pero yo respondo incluso por ti. La conciencia existe, y cuando digo que algo existe, significa que jamás estará en la no existencia. Si algo puede caer en la no existencia, significaría que, en realidad, jamás existió. Habrá sido puramente fenomenológico, sólo pareció existir.
Entonces, todo lo que cambia es fenomenológico; no es verdaderamente existencial. Todo aquello que cambia es sólo la superficie. El núcleo más esencial nunca cambia. Está y siempre está en el presente. Jamás se puede decir que fue, jamás se puede decir que será. Cuando sea que es, es. Sólo se le aplica el presente. No hay pasado ni futuro, porque el pasado y el futuro se tornan relevantes únicamente cuando algo cambia. Cuando algo es, no hay pasado ni futuro, únicamente hay el presente. Por supuesto que el significado del presente será distinto, muy distinto. Para nosotros, el presente significa algo que existe entre el pasado y el futuro. Pero si no hay pasado ni futuro, el presente es algo muy distinto. No es algo entre el pasado y el futuro. El presente es sólo un momento; un momento entre dos inexistentes: el pasado que se ha ido y que ya no es, y el futuro