Flavio. Rosalía de Castro
FLAVIO
© autor: Rosalía de Castro
© edición 2021: Ediciones Garoé
Imágenes cubierta: Rosa Bonheur. Lienzo: Feria de caballo (1853)
Retrato Rosa Bonheur de Edouard Louis Dufube (1857)
Imágenes autor: Gonzalo Santana
Adaptación y actualización de la obra: María Ibaya Yuste González
Título de la colección: Ausencia, dolor y vanidad
Prólogo: Josefa Molina
Dibujo patrón floral: Paula Marian Amado
Vectores ilustraciones: Luxuryus
Maquetación y diseño de cubierta: Garoé Designer
Maquetación Ebook: CaryCar Servicios Editoriales
Corrector: Víctor J. Sanz
Impreso en España
ISBN Ebook:978-84-124013-9-4
ISBN: 978-84-124013-4-9
Depósito legal: GC 362-2021
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Flavio
Rosalía de Castro
[Nota preliminar: Edición a partir de Obras completas, ed. V. García Martí, Madrid, Aguilar, 1944, t. II, pp. 203—473, cotejada con la de Mauro Armiño (Obra completa, Madrid, Akal, 1980, t. III, pp. 13—284) y la de Manuel Arroyo Stephens (Obras completas, Madrid, Fundación José Antonio Castro, 1993, t. I, pp. 217—463).]
Hojas marchitas
Las rosas en sus troncos se secaron,
los lirios blancos en su tallo erguidos
secáronse también,
y airado el viento arrebató sus hojas,
arrebató sus hojas perfumadas
que nunca más veré.
Otras rosas después y otros jardines
con lirios blancos en su tallo erguidos
he visto florecer;
mas ya cansados de llorar mis ojos,
en vez de llanto en ellos, derramaron
gotas de amarga hiel.
Rosalía de Castro
Invisibilización: conjunto de mecanismos culturales dirigidos a ocultar de forma interesada la existencia de determinado grupo social.
Cuando hablamos de arte de autoría femenina, la historia universal del arte se ha encargado concienzudamente de obviar, anular, olvidar e invisibilizar las obras de las mujeres que desarrollan su labor artística en el campo de arte plástico (y lamentablemente, en todos los campos artísticos) negando el nombre y, por tanto, la existencia a todas esas creadoras.
Visibilizar: hacer visible lo que normalmente no se puede ver a simple vista.
Desde Ediciones Garoé hemos querido hacer todo lo contrario, visibilizando a las mujeres artistas a través de la inclusión de sus obras pictóricas en las portadas de nuestros libros. Porque nombrar es un acto de presencia, nombrar es un posicionamiento activo y comprometido con el que queremos nutrir a nuestras colecciones.
1Sabemos que solo una de cada tres exposiciones individuales en los museos españoles es de una artista. Nuestro objetivo es que nuestra Colección clásicos Mujeres escritoras se llene de arte con nombre de mujer, no solo como un acto de reconocimiento, sino, sobre todo, de gratitud hacia las mujeres artistas y su legado.
Marie-Rosalie Bonheur
La foire du cheval (Feria de caballos), 1835
Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.
Es 1853, una pintora y escultora francesa llamada Rosa Bonheur abandona con paso firme el Salón de París. Acaba de impresionar a los presentes con un cuadro de estilo realista titulado Feria de caballos, y ahora su nombre se dispone a resonar en los círculos artísticos de la Ville Lumière. No solo ha venido al mundo para deslumbrar con la maestría de su pincel representando animales; también para quebrar los convencionalismos de la época que le ha tocado vivir. Mientras camina, intuye que es una mujer adelantada a su tiempo, y su alma es tan libre que a veces siente que levita a ras de suelo. Está convencida de que nació para nadar a contracorriente, y con valentía le planta cara, sin aspavientos, a esa sociedad donde la mayoría de las mujeres sucumbe al corsé, al miriñaque y al rol de madre y esposa. Realmente, ella no hace otra cosa que ser ella misma, por eso lleva el pelo corto, fuma habanos y prefiere la comodidad del pantalón. Además, le gustan las mujeres y no lo esconde. Mientras avanza, las miradas de desaprobación, tanto de damas como de caballeros, no logran traspasar su piel. Rosa Bonheur responde elevando la barbilla, se siente orgullosa, y sonríe porque de nuevo nota que sus pies se elevan unos centímetros del suelo, y esa sensación le encanta.
Prólogo
Rosalía de Castro (Santiago de Compostela, 1837-Padrón, 1885) publicó Flavio en 1861, cuando apenas contaba con veinticuatro años de edad. Supuso su segunda obra en prosa tras la publicación de La hija del mar en 1859. Son apenas dos años los que transcurren entre la publicación de las dos novelas, y, sin embargo, existe una evolución hacia la madurez en la prosa de la poeta gallega.
Efectivamente, en esta segunda producción literaria, la autora ya no recurre a las citas literarias al inicio de cada capítulo tal y como hace en La hija del mar; presenta personajes mucho más elaborados en cuanto a su descripción psicológica, indaga en los diálogos como recurso de interacción entre los personajes principales y hace uso de los soliloquios como técnica narrativa de presentación de los pensamientos y sentimientos de estos.
Estamos, pues, ante un trabajo literario que evoluciona hacia la novela moderna en la que se ofrece una descripción psicológica de los personajes mucho más trabajada, que permite a la persona lectora adentrarse en la visión y vivencia de los personajes en relación con temas siempre controvertidos como la pasión, el amor desgraciado, los celos o la vanidad.
Conformada en un total de treinta y tres capítulos, Rosalía de Castro desarrolla la novela siguiendo una estructura narrativa firmemente asentada en pares contrarios: hombre-mujer,