Miserias del poder. Óscar Rodríguez Barreira
que fue a partir del primer invierno en las trincheras cuando se multiplicaron las denuncias contra desafectos y quintacolumnistas.77
Nuestra propuesta de cronología quintacolumnista pretende resaltar, fundamentalmente, dos periodos, aunque aceptemos la división en cuatro. Un primer periodo, que podría ser dividido en dos, concluiría con la apertura y el derrumbe del frente del Ebro. A partir de ahí comenzaría un segundo periodo que también podría dividirse en otros dos bloques. El primer apartado, que hemos denominado de salvación, verá el nacimiento de las redes de asistencia en torno al Palacio Episcopal, a los consulados, etc. El segundo, en el que ya se puede hablar con más propiedad del Socorro Blanco, nacería con los sucesos de mayo de 1937 y supondría el tránsito de la guerra miliciana a la guerra total. Este periodo supone una reducción a la nada del espacio público bajo la pretensión de construir un orden popular antifascista que movilizara a toda la población contra el enemigo. Son los momentos de obsesión por el enemigo interior y la Quinta Columna que se aprovechan para destruir las resistencias ofrecidas por algunos sectores anarquistas.78 El tercer periodo, o primero del segundo bloque de la guerra, rompe con el frente del Ebro. A partir de ese momento el bando republicano ya solo puede negociar a la defensiva y los sectores profranquistas en el bando republicano tienen menos dificultades para realizar sus actividades. Su acción pretende el boicot, el paso al bando nacional de derechistas, la obstrucción de la recluta frentepopulista y construir ciertas infraestructuras que faciliten el traspaso de poderes cuando llegue la ansiada Liberación.79El cuarto, y último bloque, comienza con el año de la Victoria. Son los momentos de las huidas y desbandadas y de la quiebra de cualquier tipo de unión republicana. Los derechistas intentan ocupar buenas posiciones en sus infraestructuras para el ansiado asalto al poder.
Esta propuesta, provisional y susceptible de revisión, resulta, a nuestro juicio, operativa, ya que la evolución de la Quinta Columna en Almería sigue esos mismos pasos: 1) Periodo de salvación: julio 1936-mayo 1937. 2) Socorro Blanco: mayo 1937-junio 1938. 3) Red Hataca: junio 1938-diciembre 1938. 4) Falange clandestina: noviembre 1938-abril 1939. Un problema con el que nos encontramos es que, como ha señalado Javier Paniagua, apenas existen trabajos sobre este tema, por lo que no podemos comparar el caso con el de otras regiones.80
La clandestinidad obligó a la Quinta Columna a adoptar fuertes medidas de seguridad a fin de minimizar riesgos. La estructura de estas redes seguía el esquema de células triangulares. Este esquema permitía que la caída de un/a quintacolumnista no supusiera el encarcelamiento de toda la red, sino de tres o, a lo sumo, cinco implicados.
El problema de este esquema es que, si se conseguía detener a una de las partes superiores de la pirámide, corría serio peligro la red entera. Esto, añadido a una infiltración, fue lo que ocurrió cuando el SIM detuvo a Cármen Góngora López. Según su declaración a la Causa General, esta detención se produjo el 28 de junio de 1938 a consecuencia de la denuncia de un guardia de asalto vinculado al SIM: Miguel Artero García.81
Carmen estuvo detenida en las dependencias de la temida organización durante veinte días, periodo de tiempo en el que su anciana madre también sufrió prisión. Empero, Carmen Góngora tuvo suerte. Su delicado estado de salud, el hecho de que fuera descubierta en un momento en el que la guerra estaba ya muy avanzada y la propia colaboración prestada por importantes funcionarios del Estado republicano favorecieron que la líder tradicionalista pasara el resto de su presidio incomunicada en el hospital.82 A pesar de todo, la detención de Carmen provocó un efecto dominó:
La declarante sabe que al mismo tiempo que ella o en días sucesivos fueron detenidos y llevados al S.I.M. por pertenecer a la citada organización, las siguientes personas: D.a Ana Román González y su hijo Manuel Román González con domicilio en la calle de Mariana, nro. 7; Encarnación Alcaraz, digo, Alcalá Templado, con domicilio en la calle Trajano; D. Cecilio Martín González, ya fallecido y su esposa, de la que sólo recuerda se llama D.a Amalia [...] D.a Rafaela González y el marido de ésta, cuyo nombre y apellidos no recuerda [...] D. Serafín Aguilera Alférez, que reside en esta capital, aunque ignora cual sea su domicilio; D. Miguel Juárez López y su hermano D. Carlos y un cuñado de éstos cuyo nombre no recuerda [...] D. Manuel Martínez González, Policía Armada, con residencia en Madrid; [D. Manuel] Luis Ramón Barranco, oficial de la Guardia Civil, con residencia en la provincia de Sevilla; unos hermanos de los que solo sabe que se apellidan Montes y que son hijos de un Notario de Guadix; don Antonio Fornieles Ulibarri, Médico oculista y su esposa D.a Pilar Urton, con residencia en Gijón; José Andrés Moreno Vargas, residente en Albuñol, Ángeles y Carmen García González, hermanas, con domicilio en esta capital en la calle del General Saliquet, nro. 33; D.a Mercedes Campos Juárez, con residencia en esta Capital, calle de la Encantada; D. José Sánchez Mayordomo, Oficial de Infantería con residencia en Alicante y algunos más que de momento no recuerda.83
En definitiva, el entorno más cercano a Carmen Góngora y aquellos que escondía dentro de las redes creadas por el Sindicato Católico de la Aguja, el vicario general de la diócesis, Rafael Ortega Barrios, y otros religiosos, preferentemente jesuitas, como el padre José Rodríguez Ponce de León o Servando López Sancho. Esta relación con el Palacio Episcopal explica la estrecha vinculación entre la Quinta Columna y los talleres del periódico ultracatólico La Independencia84 El hecho de que fueran, precisamente, los propios tradicionalistas los que recibieron más inclementemente la primera represión republicana, añadido a la movilización política de Carmen Góngora y su Sindicato, produjo una conexión que sería muy importante durante la posguerra: la del Servicio de Inteligencia y Policía Militar (SIPM) y el entorno de La Independencia. Esta conexión facilitó que, durante la posguerra, el núcleo duro de la clandestina conformara la elite de la delegación provincial de Información e Investigación –la policía política de FET-JONS–.85 Rafael Salazar, primo de Alejandro Salazar Salvador y cuñado de Fructuoso Pérez Barceló (hijo de Fructuoso Pérez Márquez –director de La Independencia–), el camisa vieja Antonio Rodríguez García, el tradicionalista José López Valero...; un círculo muy cerrado y compacto que persistió en puestos clave, Información e Investigación y CNS, durante toda una década. Una delegación –la de Información e Investigación–, no lo olvidemos, estrechamente ligada al SIPM.86 La organización de Carmen Góngora en el sindicato, al margen de los Román, estaba compuesta por mujeres como Encarnación Alcalá Templado, Ana María Plaza, Remedios González Amezcua, Ángeles García González, Antonia Rodríguez Tuset o María Guzmán Benavente. Como puede verse, los ángeles de la guerra sí tuvieron sexo.87
Como ya comentamos, las primeras acciones del sindicato tenían más que ver con salvar la vida a personas en peligro que con cualquier otro tipo de actividad. El testimonio de Ana Plaza Cuervo, rvda. M. Sor Corazón de María, camina en este sentido.88 Para poder esquivar la persecución debió ponerse en contacto con Carmen Góngora y su grupo, ya que esta, desde el primer momento de la sublevación,
... se consagró en la medida de sus fuerzas a defender tal causa, poniéndose en contacto con los elementos de derechas de esta Plaza, especialmente con las personas más destacadas y de posición más desahogada, ya que la exponente tenía montado en su domicilio el sindicato católico de la aguja por cuya circunstancia al advenir la dominación roja ha sufrido encarcelamientos y persecuciones constantes.89
Y es que las fuerzas de Carmen Góngora, aunque fingiera padecer enfermedades, daban para mucho. Según Encarnación Alcalá, desde muy pronto comenzaron a realizar servicios tales como socorrer a los perseguidos, eludir los encarcelamientos de derechistas, conseguir certificados médicos para boicotear al Ejército Popular e, incluso, pasar a gente a la zona nacional.
Tanto movimiento hizo que al SIM se hiciese sospechosa aquella casa y bien pronto comenzaron los registros policíacos. Apenas se sabía que estaba la policía, Carmen Góngora se apresuraba a acostarse fingiendo una grave enfermedad y de este modo consiguió que en infinidad de registros no se la llevaran.90
Otra actividad desarrollada por el Socorro Blanco, que le valió ganarse la admiración de todos los sectores derechistas de la capital, fue la asistencia económica a derechistas.
Eso