Identidad y disidencia en la cultura estadounidense. AAVV
IDENTIDAD Y DISIDENCIA
EN LA CULTURA ESTADOUNIDENSE
Biblioteca Javier Coy d’estudis nord-americans
Directora
Carme Manuel
IDENTIDAD Y DISIDENCIA
EN LA CULTURA ESTADOUNIDENSE
Candela Delgado y Cristóbal Clemente, ed.
Biblioteca Javier Coy d’estudis nord-americans
Universitat de València
Identidad y disidencia en la cultura estadounidense
© Ed. Candela Delgado y Cristóbal Clemente
1ª edición de 2013
Reservados todos los derechos Prohibida
su reproducción total o parcial
ISBN: 978-84-9134-152-9
Imagen de la portada: Sophia de Vera Höltz
Diseño de la cubierta: Celso Hernández de la Figuera
Publicacions de la Universitat de València
Índice
JESÚS LERATE DE CASTRO Naturaleza y medioambiente: De la Escuela del río Hudson a Moby-Duck
JUAN MANUEL GÓMEZ Arte dramático en los Estados Unidos: mitos y realidades de la formación actoral
YIYI LÓPEZ GÁNDARA La ruptura como eje vertebrador de la primera vanguardia norteamericana
INMACULADA GORDILLO Diversidad y ruptura en el cine norteamericano contemporáneo
Prólogo
Las paradojas de la política estadounidense:
de George W. Bush a Barack Obama
Carmelo Machín
“Los Estados Unidos son un mundo que merece la pena conocerse”. Esto, ni más ni menos, es cuanto me gustaría decir como introducción al conjunto de trabajos al que estas pocas líneas sirven de presentación. Como introducción y como conclusión. Tecleo la frase en el buscador de Google para comprobar quién antes que yo ha escrito semejante obviedad y veo, perplejo, que nadie lo ha hecho. Me apunto, pues, la frase como propia y os la regalo a cuantos queráis hacer uso de ella libremente porque creo que es cierta. La repito y la resalto para hacerla más visible.
El hilo conductor de los ensayos de este volumen que han editado Candela Delgado y Cristóbal Clemente ha sido la “diversidad y la ruptura” en la literatura y la cultura de los Estados ¿Unidos?, entre signos de interrogación, para sugerir la permanente búsqueda y cambio que el país, u otro posible término que se desee atribuir al mismo, experimenta desde sus orígenes y seguirá experimentando mientras exista. Creo que es un hilo conductor sugerente que, de la mano de sus autores, nos conduce por la historia, el cine, la literatura y el arte en general de los Estados Unidos, a través de conflictos como la esclavitud, la relación de sexos, la lucha norte/sur, en definitiva, la historia.
“La creación de los Estados Unidos es la más grande de las aventuras humanas” (23), afirma el historiador Paul Johnson en el inicio de su obra Estados Unidos: la historia.1 Y, aunque puede resultar excesivo, no le falta razón ya que supone lisa y llanamente que un “puñado” de colonos aventureros visionarios consiguieron crear el hasta ahora imperio más poderoso del mundo a partir de muy poco y en muy poco tiempo. Alrededor de trescientos años hay desde que el navegante inglés Walter Raleigh puso sus pies en lo que ahora es el estado de Virginia hasta que los ya independientes Estados Unidos, en Cuba, en 1898, derrotaron y sustituyeron a España como gran potencia en la zona. Norteamérica quedó para los norteamericanos.
Desde ese año hasta nuestros días, un poco más de otro siglo, los Estados Unidos se han convertido una de las primeras potencias económicas, militares, industriales, científicas, culturales, artísticas y algunos adjetivos más. Es cierto que en este camino hacia su triunfo los Estados Unidos han dejado también un reguero de destrucción que comienza al mismo tiempo que su epopeya y que llega hasta estos momentos en los que, tal vez, ha iniciado su declive, como otros imperios antes que él. El exterminio de los pueblos indios en primer lugar y la esclavitud después son dos pecados originales, dos rupturas, que acompañarán siempre esta sin duda gran aventura humana. No las únicas, pero sí las más importantes.
Luces, sombras, hazañas, crímenes, logros, desastres y todos los múltiples puntos intermedios que existen entre estos extremos se cuentan por miles en la historia de los Estados Unidos. Y todos ellos, o casi todos ellos, están documentados y son accesibles sin demasiadas dificultades a quien esté interesado. Un ejemplo, sólo uno, de este poderío cultural es la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, una de las más grandes instituciones del mundo, en el corazón de la democracia del pueblo americano. ¿Hay algún otro estado en el mundo en el que estos dos pilares de la sociedad, el poder democrático y la cultura, estén tan unidos? Es posible, pero yo no lo conozco. He hecho la pregunta en público y alguien me ha sugerido que tal vez el Vaticano pudiera ser algo parecido…. Si fuese un estado democrático, que evidentemente ni lo es ni lo ha sido y mucho tiene que cambiar para que alguna vez lo sea.
Los Estados Unidos son un mundo que merece la pena conocer y, añado ahora un nuevo verbo, merece la pena estudiar. Y los nueve trabajos a los que estas torpes palabras sirven de presentación pueden ser un buen comienzo para quien se inicie con ellos en el camino de conocer los Estados Unidos, o un buen complemento para los ya iniciados. Hay que leerlos. Algunos de ellos proceden de un seminario celebrado en la Universidad de Sevilla en septiembre de 2012. Pero falta el que yo en aquel encuentro dediqué a “Las paradojas de la política estadounidense: de George W. Bush a Barack Obama”. No está porque soy un vago empedernido, me cuesta mucho esfuerzo ponerme a escribir y casi nunca quedo satisfecho con lo escrito. Además, como sucede siempre con el periodismo, el paso del tiempo deja viejo, muy viejo nuestro trabajo a veces en cuestión de minutos. Pero aprovecho esta oportunidad para esbozar y recordar a muy grandes rasgos mi experiencia personal como corresponsal de Televisión Española en Washington D.C., la capital, que no el alma, de los Estados Unidos. Aquellos años y aquel trabajo me permitieron ser testigo de este nuevo cambio