Márcame, amo. Roberta Garza
convirtiéndose en una voz crítica pública, exponente de las excentricidades hasta entonces ocultas de Vanguardia; en testimonio posterior afirmaría que Raniere contemplaba reclutar nativos americanos con el fin de crear una reserva independiente, o comprar una cantidad sustancial de tierra en los desiertos australianos para allí fundar un nuevo país o, al menos, un territorio autónomo. Keith la acusaría entonces, como antes hiciera con Natalie, de haber sido Reinhard Heydrich, un oficial nazi considerado uno de los arquitectos del Holocausto.
Algunos de los manuales de NXIVM, nunca antes hechos públicos —la empresa le hacía firmar a los estudiantes un contrato leonino de no divulgación—, fueron presentados como evidencia en la corte. Son reiterativos, de retórica engolada, plagian términos y metodologías de otros programas y abundan en clichés —la mera patente del Rational Inquiry Method, o “Método de Cuestionamiento Racional”, llena 240 páginas—, diseñados como están para atacar las vulnerabilidades intelectuales y emocionales del lector en el marco de sesiones agotadoras, de al menos doce horas. Todos tienen como fin último ensalzar la figura de Raniere, creándole un público fanatizado y acrítico que no estaría fuera de lugar en el Templo del Pueblo de Jim Jones o en la Iglesia de la Luz del Mundo del apóstol Naasón; en su testimonio, el cineasta Mark Vicente mencionó “que Dios ampare a quien le revire algo a Keith”.
Parte del éxito de los cursos reside en el empaque, es decir, en su presentación en centros modernos y en zonas de clase alta, con instructores que proyectan seguridad y compañeros de familias de recursos económicos o políticos que, de otra manera, serían inalcanzables para el público común. En el punto 12 de la cartilla de la misión de NXIVM, misma que debe ser recitada diariamente por los acólitos, se menciona la promesa de “buscar controlar éticamente la mayor cantidad de dinero, recursos y capital del mundo… siendo esencial para la supervivencia de la humanidad que estas cosas estén en control de personas exitosas y éticas”. Cada intensivo de NXIVM, por cierto, cuesta alrededor de 10 mil dólares, y no se llega a ningún lado si no se toman, al menos, dos, reclutando de pasada a varios estudiantes más para cursos futuros.
“Cuestionamiento Racional”
Si omitimos usar frases hechas y lugares comunes, es difícil describir en qué consiste realmente la “tecnología” de Raniere. Lo cierto es que hay que distinguir los cursos iniciales de ESP, diseñados como herramientas de superación personal medianamente inocuas —en algunos casos, por el simple llamado a la autorreflexión, quizá benéficas—, y los inductores desarrollados subsecuentemente, como Jness o SOP, que tienen como intención última conducir al asistente incauto al mundo de las torcidas perversiones de su creador. Los rituales, sin embargo, son los mismos, independientemente del contenido del curso, y están diseñados para aglutinar al grupo y darle un sentido de pertenencia alrededor de la figura de Vanguardia: el estudiante se quita los zapatos y hace una reverencia al entrar al salón. El instructor o la persona de más alto rango hace el saludo a dos manos: se estrechan las derechas como en un saludo normal, y el personaje superior, en señal de dominio, corona los puños entrelazados con su mano izquierda, mientras que el subalterno pone la suya por debajo del apretón. Se recitan los doce puntos dictados por Raniere, llamados el decálogo o la misión, y comienza la sesión.
En una de las demandas vs Natalie, con número de caso 99-16195, Nancy Salzman explica tener entrenamiento en Programación Neurolingüística (PNL) e hipnosis ericksoniana. Sus materiales abrevan fuertemente de ambas técnicas que, por cierto, levantan dudas entre la comunidad seria de las ciencias de la salud mental en cuanto a la solvencia de sus docentes y practicantes, y en cuanto al subsecuente riesgo para los pacientes. Derivado de las reprogramaciones semánticas propias de estas técnicas, NXIVM tiene un proceso llamado “Exploration of Meaning”, o EM, en español exploración de significado, cuya propuesta es reflexionar frente a algún instructor, a través de preguntas y respuestas, sobre alguna fragilidad o detonador emocional, alguna impronta inconsciente que, remanente inmaduro de lo aprendido en la niñez, pueda estar provocándole al sujeto sentimientos o pensamientos negativos, impidiendo la “unificación”: la integración de la personalidad sin contradicciones o fisuras.
En el registro de patente 09/654423 presentado el 26 de marzo del 2003, mismo que fue rechazado por su incapacidad de probar innovación o aporte alguno, se describe a cabalidad el método de Cuestionamiento Racional, que en teoría serviría “para detectar y eliminar desintegraciones” por medio de una serie de ejercicios que, en la práctica, facilitan la suplantación axiológica. Eso, por sí mismo, no necesariamente es malo, sobre todo cuando nuestra herencia ideológica viene cargada de prejuicios que se manifiestan en comportamientos e ideas aprendidas como lastres muchas veces inconscientes. El problema en este caso es que, por una parte, nada de esto es nuevo: hay decenas de terapias probadas encaminadas a lo mismo, entre otras todas aquellas que caen bajo el abanico de cognoscitivas. Por la otra, en el caso de NXIVM, los cambios buscados van teledirigidos a desarrollar una veneración religiosa hacia Raniere, fomentando el cuestionamiento de todo menos del mismo NXIVM o de sus apóstoles, Vanguardia y Prefecta: el estudiante debe mostrarse siempre eternamente agradecido, y las críticas o dudas, tan alentados en cuanto al resto del espectro temático, conducen en ese caso a la expulsión o a castigos fulminantes.
En realidad esta constante reexaminación de las creencias y valores de sus acólitos, que en buenas manos puede llevar a la catarsis terapéutica, es aquí un primer paso hacia la normalización de las actividades criminales de Raniere: los últimos días del juicio culminaron con la declaración del agente de campo Michael Weniger, del FBI. Weniger describió sus impresiones cuando revisó los documentos o las guías de la supuesta “tecnología educativa”; en este caso, los módulos de Jness, que arrancan con introductorios de tres a cinco días y que escalan a intensivos de dieciséis días, volviéndose más misóginos y sexualizados a cada escalafón. Recordemos que Jness se vendía como un curso para que las mujeres alcanzaran la plenitud, y DOS como una sororidad de empoderamiento femenino. Incomprensiblemente, esa misoginia rabiosa fue abrazada por las mujeres del grupo como lo más sagrado. Un correo de Allison Mack a Vanguardia fechado en marzo del 2016, presentado como evidencia en el juicio, dice así:
En mi EM de ayer vi el enorme daño causado por mujeres, a las mujeres, por la manera empoderada en que nos inflamos… la mujer valiente y fenomenal es tan presente y buscada y ¡tan SUPRESIVA! La raíz de tanta arrogancia, tanta violencia, tanto prejuicio. Lo sentí tanto ayer. Y sentí lo inquebrantable que soy en mi intento de mantener esta creencia respecto a mí misma… Es horrible, Amo. Y nadie lo ve; entonces tú, yo, Jness, somos considerados horribles por señalarlo así… ¿Cómo aceleramos el jodido fin de esta confusión?
Te agradezco tanto por tener a DOS y a Jness. Porque te tengo de Amo tengo el privilegio de entender esto sobre mí misma y el mundo y de poderlo cambiar.
Eternamente agradecida.
Te amo tanto, tu esclava eterna.
A.
Jness, que suena exactamente como la palabra juventud en francés —aunque sus miembros, primordialmente mujeres, afirman que la palabra significa lo que sea que tu camino te indique—, nació en 2006 luego de “Un paseo por la carretera entre tres entrañables amigos: Pam, Mariana y Keith”, como un preámbulo diluido de lo que luego sería DOS. Consta de diez u once módulos de una semana, claramente diseñados para ubicar a la mujer en un papel subsidiario al hombre. En sus antípodas está SOP, o Sociedad de Protectores que, como su nombre lo indica, describe al varón como el responsable de guiar y conducir al rebaño femenino. Ambos programas luego incluirían en sus módulos finales a miembros del otro sexo: en su testimonio, el cineasta Mark Vicente declaró que en SOP Complete, como se llamaba la versión mixta con duración de seis días, la idea era darle a las mujeres la experiencia de ser las pequeñas en el mundo de los hombres, pidiéndoles que “se comportaran como hombrecitos y dejaran de chillar”. Se les dispensaban castigos corporales, con paletas de madera. Se les daban apodos denigrantes y se les hacía portar disfraces vergonzantes, como coronitas de princesas o alitas de hada, o se les rellenaba el brassiere de papel o hule espuma si se consideraba que enseñaban demasiado. A Clare Bronfman, por decisión de Raniere, se le