Revistas para la democracia. El papel de la prensa no diaria durante la Transición. AAVV
País Vasco, con semillas de hace 40 años y la extrema derecha campando descontrolada.36
Terrorismo, policía e, indirectamente, ejército conforman una línea de crítica abierta y sostenida de la acción del Gobierno que la revista hace compatible con el impulso y aplauso del progreso de la reforma política. La disolución de la Brigada Político Social hace desear que salga bien la reforma de unas fuerzas de orden público muy marcadas por su pasado dictatorial y represor.37 La atención prestada a las salpicaduras españolas de los sobornos militares de la empresa aeroespacial norteamericana Lookheed permite dar un toque de atención al Ejército.38 Con la crítica también clara a la esterilidad de las instancias unitarias de la oposición, que causan cansancio e irritación,39 la revista se siente autorizada a pedir al Gobierno que acoja las propuestas razonables que se le hacen.40
La posición ante el referéndum de la reforma no puede ser otra que favorable: tiene razón el Gobierno porque se trata de acabar con la dictadura, también la oposición que pide la abstención porque no se ha podido debatir libremente, pero «nadie puede encogerse de hombros».41 Tras una votación marcada por el extraño secuestro del presidente del Consejo de Estado, Antonio María de Oriol y Urquijo, la «gran derrota del franquismo en las urnas» empuja al Gobierno hacia delante y carga de responsabilidad a la oposición.42 El balance de 1976 es que ha sido un año duro pero lleno de esperanza, con poco avance jurídico, pero mucho político y social, con el Rey fiel al discurso de la Corona. Buenos augurios, pero mucho camino por hacer.43
Ante la aplicación de la Ley de Reforma Política y la preparación de las elecciones previstas para junio de 1977, Cambio 16 insiste en la unión de Gobierno –que no puede con todo sin la transformación de los aparatos del Estado– y oposición, necesidad acentuada por el encadenamiento de los secuestros y atentados terroristas de los primeros meses, con los diez muertos de Madrid por la extrema derecha y la extrema izquierda, en apenas una semana. Tras el editorial conjunto de los diarios de Madrid del 29 de enero, Cambio 16 lanza un doble mensaje: «De paso atrás, nada» y «Lealtad»44 como requisito básico, con la calma de todos, para ganar la batalla contra la monarquía democrática. Y subraya el papel de la prensa, que «hizo lo que pudo en favor de la paz con una unanimidad probablemente inédita en el periodismo mundial».
La sospecha de una mano oculta que mueve las acciones del misterioso GRAPO se refuerza tras la resolución policial de los secuestros de Oriol y del presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, Emilio Villaescusa, lo que acentúa la necesidad de cambios en la policía, «cambiar de verdad».45 Una sospecha que, en cuanto a la extrema derecha, se señala en los aledaños de Fuerza Nueva y del sindicalismo falangista, «el sindicato del crimen». La bienvenida crítica y esperanzada a la legalización del PCE, con la desaparición simultánea del Movimiento y de la censura de prensa implícita en el artículo 2 de la Ley Fraga, son «dos enormes zancadas hacia la normalidad».46 El aplauso de la candidatura electoral de Suárez como garantía ante el retorno de los «brujos» Fraga y Arias47 es acompañada de la denuncia de la ceguera del Gobierno ante un «Euskadi en llamas». Con este sabor agridulce, Cambio 16 saluda los resultados electorales ya comentados con el deseo de «enterrar la guerra civil y volver los fantasmas a sus tumbas».
Ese relato crítico del proceso de cambio, con un apoyo al Gobierno acompañado de permanentes reproches, se complementa con una tribuna de opinión abierta de forma destacada a la oposición de izquierda, principalmente a las diversas formaciones socialistas, en menor grado a comunistas y a algunas formaciones de extrema izquierda. En cuanto al Partido Socialista Obrero Español, destacan tres artículos de Felipe González,48 otros tres de Julio Feo,49 cuatro de Ignacio Sotelo50 y dos de Pablo Castellano,51 uno en nombre de la Unión General de Trabajadores, además de artículos de Luis Solana,52 Luis Yáñez-Barnuevo,53 Enrique Barón,54 Luis Gómez Llorente55 y Enrique Múgica Herzog,56 así como uno firmado conjuntamente por Virgilio Zapatero, Francisco Bustelo y Ciriaco de Vicente.57 En cuanto al Partido Socialista Popular, dos artículos de Enrique Tierno Galván58 y uno Raúl Morodo,59 así como uno de Joan E. Garcés60 (Partit Socialista del País Valencià) y tres de los dirigentes de partidos catalanes Amadeu Cuito61 (Partit Socialista de Catalunya - Reagrupament), Isidre Molas62 y Ernest Lluch63 (Partit Socialista de Catalunya - Congrés).
En cuanto al Partido Comunista de España, hay sendos artículos de Pilar Brabo Castells,64 Ramón Tamames,65 Jaime Ballesteros66 y Santiago Carrillo,67 este último después de legalizada su residencia en España. Más a la izquierda, hay un artículo de Jaime Pastor,68 de la Liga Comunista Revolucionaria. En cuanto a formaciones nacionalistas, hay artículos de Ramón Trías Fargas69 de Esquerra Democràtica de Catalunya, del abogado de la izquierda vasca Juan María Bandrés70 y de Carlos Garaicoechea71 del Partido Nacionalista Vasco.
En la atención dedicada permanentemente al mundo laboral, Cambio 16 publica diversas tribunas de dirigentes de los sindicatos de izquierda en las que aparecen tres artículos de Nicolás Redondo72 y el ya citado de Castellano por la Unión General de Trabajadores, dos de Marcelino Camacho73 y dos de Julián Ariza