Club de brujas. Knarik

Club de brujas - Knarik


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entre lo material y lo extrasensorial. Se puede pensar en la sibila délfica, o en los llamados “médium” que tienen favorecido, como vimos antes, este canal de percepción. Estas personas pueden tener epifanías o premoniciones sin necesidad de ninguna herramienta concreta.

      Por otro lado, existen técnicas que sí acuden a una herramienta concretamente diseñada para poder captar y traducir aquello que reside más allá del plano material. La cartomancia —que engloba muchos tipos de sistemas de cartas, entre ellos el Tarot— y la Astrología, las disciplinas que exploraremos en este libro, son sistemas simbólicos que justamente están diseñados para ello, aunque con distintos fundamentos.

      Pero también han existido —y existen— otras técnicas. Algunos ejemplos:

Oniromancia, la interpretación de los sueños: identificando en ellos los simbolismos de las distintas situaciones.
Mediumnidad y estados de trance: conectando con maestros y otros seres que habitan el plano espiritual. Como dijimos, suele ser practicada por personas que poseen una sensibilidad especial.
Telepatía y percepción a distancia: intentando conectar con situaciones que están en el plano material, pero a través de medios etéreos.
Psicografía, o escritura automática: canalización de mensajes por medio de la escritura.
Bibliomancia: la obtención de un mensaje o premonición seleccionando al azar una frase de un texto.
Numerología: el análisis e interpretación simbólica de distintos números que se obtienen a raíz de la fecha de nacimiento y el nombre, entre otras fuentes.
A través de objetos reflectivos: como las bolas de cristal y los espejos.
Piromancia: observando la llama en una vela.
A través de oráculos lúdicos: consultar runas, dados, tarjetas con descripciones.
Observación de patrones y símbolos en un medio: la lectura de borra de café, hojas de té, y la interpretación de algunos parámetros sobre el cuerpo físico, como la quiromancia (lectura de manos).

      El curioso caso de los eclipses

      En la historia de las mancias hemos tenido en consideración muchos cuentos, mitos o anécdotas que han sido lamentablemente reales, y esto responde a las supersticiones que eran tan famosas en antiguas épocas. Por ejemplo, antes se utilizaban los eclipses como eventos terribles, donde teníamos que vivir el enojo o el castigo de los dioses con la muerte de un gobernante, con guerras o enormes hambrunas. A veces decían también que el sol desaparecía porque había una criatura mítica y terrible intentando robar el astro.

      Por ejemplo, en Vietnam se creía que los eclipses eran causados por una rana gigante, mientras que en culturas nórdicas se decía que la culpa de los eclipses la tenían los lobos. En China se decía que había un dragón en el cielo intentando comerse al Sol. En muchas culturas, cerca de los eclipses la gente se junta a tener festejos o reuniones donde hacen mucho ruido, porque se dice que de esta manera se pueden ahuyentar a los demonios y malos espíritus. Incluso hoy en día, hay en ciertos lugares de India que la gente no come durante los eclipses, debido a que consideran que la comida que se hace durante ese evento no es pura, hasta puede estar envenenada.

      En épocas más antiguas esto se tomaba tan en serio, que muchas veces podía significar un verdadero peligro. Por ejemplo, en China se decía que los eclipses estaban asociados al éxito y la riqueza del Emperador, entonces era peligroso no llegar a predecir uno. De hecho, dos astrólogos fueron ejecutados por este mismo motivo. Hay muchas historias de lugares donde ponían reyes sustitutos durante los eclipses, porque se decía que en estos eventos era muy probable que el monarca muriera. Está la historia de un rey que fue escondido durante un eclipse, y murió por ingerir una sopa demasiado caliente, entonces quedó como rey definitivo el reemplazo que habían buscado.

      Sin embargo, esto no siempre se consideró como algo malo. Un historiador de la antigua Grecia teorizó respecto a que un eclipse en el 585 a. C. fue la causa por la cual se terminó una guerra, considerando que el cielo intentó hacer las paces entre la luz y la oscuridad.

      En cuanto al Tarot y la Astrología, que son las disciplinas que profundizaremos en este libro, vamos a recorrer un poco sus orígenes y cómo llegaron a usarse de la manera en la que las utilizamos actualmente.

      A su vez, tengamos en cuenta que hoy en día estas disciplinas no se toman estrictamente en el sentido adivinatorio. La mayoría de sus practicantes aplican a ellas reglas y conceptos que resurgieron actualmente (como el hermetismo, otra corriente de la cual aprenderemos en este libro) que le otorgan a estas disciplinas no solo un carácter adivinatorio, sino de autoconocimiento y exploración filosófica.

      Historia de la Astrología

      Los primeros descubrimientos relacionados a la Astrología son de hace aproximadamente tres mil años. En sus inicios, se utilizaba la observación de los planetas visibles –hasta Saturno, en ese momento– y sus ciclos. El tránsito de un astro tenía que ver con la voluntad de los dioses, atribuyéndose un efecto tanto sobre la fortuna como la desgracia. El sistema astrológico similar al que utilizamos actualmente (la astrología “adivinatoria”) tiene sus orígenes en Caldea. Por estos tiempos también se empieza a utilizar la rueda astrológica.

      Estos conceptos luego migraron a la antigua Grecia y se popularizó su uso, combinado con los avances en otras disciplinas como la geometría, la astronomía y la matemática. También es aquí donde se fusiona la mitología griega y romana –y sus deidades– con los arquetipos planetarios. De ahí que conozcamos a Venus (equivalente romano a Afrodita), Marte (Ares), Júpiter (Zeus), etc.; así como los nombres de las constelaciones.

      Es notable observar también que en las tierras de Israel también se utilizaba esta disciplina en conjunto con sus creencias. De hecho, hay numerosos tratados y textos que hablan de los diversos usos de la magia y la Astrología por estas épocas. Recordemos que los tres reyes que anunciaron la llegada de Jesús eran magos, y también astrólogos (claramente, ¡se guiaron por la observación de una estrella!).

      Alrededor del siglo II d.C. surge el Tetrabiblos de Ptolomeo; uno de los exponentes bibliográficos más importantes a tomar como antecedente en la historia de la Astrología. Este libro contenía las técnicas perfeccionadas que sientan las bases de la Astrología tal como la conocemos actualmente, así como la concepción de los elementos en relación con los signos y su clasificación (triplicidad y cuadruplicidad, conceptos que exploraremos más adelante).

      Posteriormente, en la Edad Media, también se utilizaba en conjunto con la medicina y el estudio de los fenómenos naturales. La distinción entre astrología y astronomía aún no estaba trazada. De hecho, separar la astrología de las ciencias positivistas es un concepto relativamente nuevo. A medida que la Iglesia fue incrementando su lucha contra el “pensamiento mágico” y la superstición como enemigos de la fe (sobre todo en la época de la Inquisición) se concreta esta fractura en el pensamiento astrológico.

      Durante la reforma protestante, empiezan a surgir corrientes de


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