Qué significa esto. Angel Hernandez
CAPÍTULO 1
El mosquito y el camello
“¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia”.—Mateo 23:24, 25
¿Por qué razón es importante comenzar este libro con el análisis del refrán del mosquito y el camello? La razón principal es que este dicho de Jesús sirve de guía para estudiar todos sus refranes volcados en los evangelios. La enseñanza que extraemos de este refrán es inmediata y obvia, tanto que a nadie se le ocurriría pensar que las palabras de Jesús pudieran ser interpretadas literalmente. Aunque sí es posible colar un mosquito con un cedazo, no es lógico pensar que un ser humano pueda tragarse un camello. De inmediato, se puede reconocer que, detrás del refrán, hay una enseñanza mucho más profunda de la que se puede apreciar a primera vista.
¿Cuál es, entonces, el propósito primordial del refrán del camello? Ayudarnos a comprender que hay ciertas cosas que son más valiosas que otras, y que debemos dejar de lado las que son insignificantes. Por ejemplo, es sabio prestar más atención al mensaje de una persona que a su acento y su forma de expresión. En el caso de un libro, hemos de valorarlo más por su contenido que por su tapa, pues hay cosas que son esenciales y otras que no lo son.
Pero, si el mensaje de Jesús es tan claro en el refrán del mosquito y el camello, ¿por qué tomar tiempo para analizarlo? ¿Por qué utilizarlo como guía en el estudio de los dichos más difíciles de Jesús? Precisamente por su sencillez. Con este dicho no tenemos que explicar lo que Jesús quería decir. Tampoco tenemos que esforzarnos por comprender que aquí el Maestro utiliza un lenguaje figurativo, pues es obvio y muy claro, aun con una lectura superficial del refrán. Por lo tanto, este refrán nos permite identificar parcialmente la metodología que Jesús empleaba cuando hablaba con su público.
Vayamos, entonces, sin más preámbulos ni rodeos, a las cualidades comunicativas de este refrán y a los criterios de interpretación y a las lecciones espirituales que se desprenden de él.
Brevedad. El mensaje de este dicho de Jesús es preciso y va al punto. No necesita elaboración. En pocas palabras, el mensaje central se destaca sobre los términos que se emplean en el refrán.
Figuras de lenguaje. En este refrán Jesús emplea una figura retórica del lenguaje denominada hipérbole. ¿Qué es una hipérbole? Es el uso de la exageración de un hecho, de una circunstancia o de un relato con el objetivo de comunicar un mensaje. En la hipérbole, la exageración tiene el propósito de ilustrar y educar. Esta clase de exageración es distinta a la común y corriente, cuyo propósito es el engaño.
Dramatización. El refrán del mosquito y el camello manifiesta el efecto de la dramatización. Como Jesús no podía contar con los recursos de la tecnología moderna en materia de comunicación, tuvo que dramatizar con las imágenes que tenía a la mano. Por ejemplo, se valió de imágenes comunes de la vida cotidiana para comunicarse con su público. Y no solo esto, sus imágenes debían también ser dinámicas y cautivadoras, como hoy lo son las escenas cinematográficas. Debían incluso provocar risa. Después de todo, el refrán del camello es algo jocoso.
Solo piensa en una persona que intenta tragarse un camello. Por supuesto que tal “prodigio” es imposible de realizar. ¿Pero acaso no habrá causado risa entre el público esta ocurrencia audaz de Jesús? Los expertos en el arte del humor comprenden muy bien la mecánica de la risa. La sorpresa es el secreto del poder del humorista. A nadie se le habría ocurrido, a menos que fuera humorista o dramaturgo, contrastar el cernido de un mosquito con el acto de tragarse un camello.
El efecto sorpresa en el uso del lenguaje figurativo. En ningún momento Jesús le anuncia a su público que está por valerse de una hipérbole para enseñar una lección. Como experto orador, él no prevenía a su público respecto a su metodología, ni tampoco ahondaba en las posibles moralejas de sus refranes. El arte de la retórica consiste en formular ilustraciones que se expliquen por sí mismas, que no requieran subsiguientes elaboraciones ni explicación de la moraleja. Las enseñanzas y reflexiones que se extraen de las moralejas se dejan al público, para que cada persona llegue a sus propias conclusiones. Del mismo modo ocurre con el chiste: si necesitara explicación, dejaría de ser jocoso, porque la explicación se convertiría en un antídoto del humor. Por esta razón, Jesús no rotulaba sus refranes.
Modismos semitas. Los refranes de Jesús tienen aplicación universal. Sin embargo, es necesario tomar en cuenta que Jesús se comunicaba en arameo, no en español. También debemos tomar en cuenta que varias de las expresiones de Jesús contienen modismos semitas que solo se comprenden en el ambiente de la cultura de Oriente Medio. Esto quiere decir que habrá frases, metáforas y otras figuras en el lenguaje de Jesús que no podrán ser traducidas directamente al castellano, y que en la traducción debemos esforzarnos por encontrar las equivalencias más aproximadas en nuestro idioma.
Teniendo en mente estas cinco cualidades comunicativas en el lenguaje de Jesús, expresadas ya en el refrán del mosquito y el camello, veamos cómo estas cualidades se aplican a los dichos más difíciles de Jesús registrados en los evangelios.
Para una mejor comprensión de los términos utilizados en este texto, consulte el “glosario” que se encuentra al final de este libro.
CAPÍTULO 2
La mutilación del cuerpo en el contexto del Sermón del Monte
“Si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno”.—Mateo 5:29, 30
¿Te imaginas lo que ocurriría si tomáramos literalmente el consejo de Jesús? El mundo estaría lleno de ciegos y lisiados. Por eso, es imposible interpretar literalmente este texto de Mateo.
¿Cómo podríamos, entonces, interpretar este dicho del Maestro? ¿De qué modo comprender el mensaje profundo de Jesús? Todo el texto se trata de una hipérbole que, como ya dijimos, consiste en una exageración de carácter especial cuyo propósito es la enseñanza, no el engaño. Hay un tipo de exageración que es engañosa por naturaleza. Este no es el caso.
Ahora bien, ¿cómo sabemos que este texto es una hipérbole? ¿Solo porque lo dice un teólogo? ¡Por supuesto que no! Para confirmar este hecho, debemos aplicar al texto ciertos criterios bíblicos que permitan distinguir una interpretación literal o simbólica. Ciertas preguntas clave pueden guiarnos a conclusiones objetivas acerca de un determinado texto bíblico. He aquí algunas preguntas sugerentes:
1 ¿Son consistentes las palabras del capítulo cinco de Mateo con el mensaje central de Jesús de darnos vida en abundancia?
2 ¿Existe evidencia bíblica, fuera del Sermón del Monte, que nos indique que Jesús utilizaba hipérboles en la comunicación de sus mensajes?
3 ¿Soportan los dichos de Jesús, interpretados literalmente, el criterio del sentido común y la racionalidad?
Revisemos a continuación algunos criterios de interpretación bíblica que nos permitirán comprender el mensaje de Mateo 5:29 y 30.
1. Consistencia con el mensaje de vida de Jesús. El Maestro dijo que prefería la misericordia a los actos de sacrificio. Al respecto, él dijo: “Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” (Mat. 9:13). El efecto de estas palabras es mayor cuando se entiende que el mensaje proviene del mismo Jesús y no de uno de los autores de los evangelios. También está el dato de que el texto pertenece al Evangelio de Mateo, el mismo libro que registra el Sermón del Monte y el dicho acerca de la mutilación del cuerpo.