Magallanes territorio sin fronteras. Patrimonio, identidades, desarrollo sostenible. Carlos Silva
sentido que utiliza José Vasconcelos2. Las nuevas actividades que se implantan se enriquecen en tantas ocasiones con el legado de tradiciones y usos anteriores, aunque la exuberancia de una extraordinaria naturaleza enmascara esas huellas de civilizaciones pasadas. Llama también la atención su rica diversidad de recursos3. Y esto supone la aparición de tipologías constructivas novedosas, como las estancias jesuíticas, los engenhos, pueblos azucareros, oficinas de explotación del salitre, fazendas de café o usinas de pau-de-rosa, equiparables a los monumentos de la industrialización europea y en ocasiones tanto o más ricos.
Ateniéndonos a nuestra experiencia en otros procesos de nominación, podemos responder positivamente a la pregunta que encabeza el párrafo, basándonos en una idea relativamente sencilla. Aunque cueste distinguirlas, se trata de un territorio rico en huellas de sucesivas culturas, que se han adaptado a condiciones límite, en un texto que se ha escrito una y otra vez y que puede ser interpretado como un conjunto de narraciones sucesivas. Pero, más que la definición literal, nos interesa la metáfora que encierra este concepto, cuando nos referimos al territorio como palimpsesto, como una construcción territorial resultado de voluntades propositivas; en otras, resultado de procesos de carácter natural, como glaciaciones y erosión. Pero, además, el territorio sufre modificaciones importantes por la actividad humana, que lo remodela sin cesar. Y, en ocasiones, las huellas de estas intervenciones son borradas por otras posteriores, o bien se muestran con tal levedad que resultan inapreciables a los ojos de un observador no entrenado, que cree natural aquello que es un artificio4. Estas huellas arrancan con los pobladores originarios5 y sus Haruwen6. Sigue con los primeros colonizadores españoles, expedicionarios, científicos, investigadores y cartógrafos; más adelante, serán los buscadores de oro y los estancieros, y el propio gobierno,. que impulsa el principal núcleo poblado, Punta Arenas, y un conjunto de faros7.
Considerándolo así, Magallanes reúne condiciones de integridad y autenticidad, aunque resulta imprescindible desvelarlas y dotarlas cuanto antes de un sistema de protección y gestión adecuado que garantice la salvaguarda de los vestigios de sus diversas culturas. Mantiene, aunque casi invisibles, testimonios excepcionales de culturas casi desaparecidas. Muestra el empeño de formas tradicionales de asentamiento en un marco terriblemente inhóspito. Es el resultado de la interacción humana con un medio extremo, con fenómenos naturales y áreas de belleza natural excepcionales. Contiene, además, hábitats esenciales para la conservación de la diversidad biológica, que acogen especies amenazadas. Es testimonio de sucesivas culturas y por tanto constituye un ámbito singular, único.
Así, para este territorio que ha sido intensamente moldeado por el trabajo humano, cabe reivindicar la condición de paisaje cultural extremo de la humanidad.
NOTAS
1 El propio Gobierno de Chile lo considera zona extrema y especial, por tratarse, junto con otras zonas (Arica y Parinacota, Palena, Aysén, cordillera de la Araucanía y Chiloé) de un territorio caracterizado por su aislamiento, escasa y altamente dispersa población, presencia deficitaria del aparato público y bajo nivel de desarrollo socioeconómico (Comité Interministerial para el Desarrollo de Zonas Extremas y Especiales, 1994).
2 “La colonización española creó mestizaje; esto señala su carácter, fija su responsabilidad y define su porvenir... Entonces, la Humanidad entera se derramará sobre el trópico y, en la inmensidad solemne de sus paisajes, las almas conquistarán la plenitud”. Prólogo de La raza cósmica. Misión de la raza iberoamericana. Notas de viajes a la América del Sur. Publicado por la Agencia Mundial de Librería, Madrid, 1925.
3 Los trabajos de André Argolho, Geraldo Gomes, Eugenio Garcés y Olga Paterlini, por citar unos pocos, nos muestran un amplio abanico de actividades productivas (caña de azúcar, café, pau-de-rosa, agave tequilero, ganadería, minería de oro, cobre, hierro o diamantes).
4 Arturo Soria y Puig, “El territorio como artificio”, en Obra Pública 11 (pp. 30-39, Primavera 1989).
5 Kaweskar, Yagán, Aonikenk, Selk’nam y Haush.
6 Forma de estructura territorial que recogía una organización social basada en los grupos familiares Selk’nam en Tierra del Fuego.
7 La superposición de todas estas huellas se explica detalladamente en el capítulo “Estrecho de Magallanes y paisaje cultural extremo”, dentro de este mismo volumen.
EL SENTIDO DE LA HISTORIA:
EL PUNTO DE VISTA DE LA CÁTEDRA UNESCO DE MANTUA
Federico Bucci
Vicerrector del Polo de Mantua del Politécnico de Milán.
Profesor titular de Historia de la Arquitectura y titular de la Cátedra UNESCO.
La historia del paisaje cultural es una historia de estratificación continua. Un pensamiento iluminado de Ernst Jünger, tomado del libro An der Zeitmauer (1959), es nuestra fuente autorizada: “Por lo tanto, queremos considerar al hombre como un ser que conscientemente crea capas y, al mismo tiempo, como un fósil guía de su época”1.
Para los arquitectos, ingenieros y urbanistas que planifican las transformaciones físicas del territorio, para ofrecer nuevos espacios y nuevas infraestructuras al servicio de la vida social, las huellas del pasado deben considerarse materiales de construcción preciosos y resistentes.
Este libro, dedicado al estrecho de Magallanes en 2020, incluye una serie de estudios y proyectos capaces de realzar el patrimonio histórico del Cono Sur del continente americano.
Más allá de los resultados que este artículo pueda tener y, como siempre, confiados en el implacable juicio del tiempo, quisiera subrayar el gran valor educativo expresado por una obra de este tipo, que pone de relieve el sentido de la historia y lo proyecta en una dimensión cultural que debería asumir un papel protagonista en el desarrollo de las relaciones internacionales en todos los países del mundo.
Si la misión de la universidad es la transmisión y el avance del conocimiento, una de las tareas del Polo de Mantua del Politécnico de Milán -en la tierra donde trabajaron Leon Battista Alberti, Andrea Mantegna, Giulio Romano y muchos otros artistas y arquitectos– es ser un gimnasio donde practicar el ejercicio del respeto a la historia, que se hace útil a la sociedad solo cuando sus legados son interpretados y vividos en el presente.
Hablando de la contemporaneidad, ¿qué vincula a la ciudad de Mantua con el viaje de Magallanes?
Me parece que es el sentido de la historia y el valor de la transmisión de la memoria. Como sabemos, la expedición dirigida por Fernando de Magallanes salió de Sevilla con cinco barcos el 10 de julio de 1519 y regresó el 8 de septiembre de 1522 con un barco y dieciocho supervivientes. Entre ellos, estaba el italiano Antonio Pigafetta, que había