El rostro de los diarios digitales en el Perú. María Mendoza Michilot

El rostro de los diarios digitales en el Perú - María Mendoza Michilot


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1.1 Variables sociodemográficas: joven, masculina y profesional

       1.2 Experiencia laboral y entrenamiento

       2. Rutinas laborales

       2.1 Jornada laboral: más de ocho horas diarias

       2.2 Principales tareas

       3. Condicionantes organizacionales

       3.1 Interacción con la plataforma y las áreas digitales

       3.2 Interacción de la web con el impreso

       4. Percepciones sobre las fortalezas y debilidades de las webs

       Referencias

      Introducción

      Cuando llegué a la redacción del diario El Comercio, allá por el año 1985, no había computadora disponible para quienes empezábamos a realizar nuestras prácticas preprofesionales. Me tuve que conformar con una máquina de escribir que, felizmente, dejé al poco tiempo. Hasta que eso sucedió, miraba a mis compañeros escribir en las Harris, unas enormes computadoras de oscuras pantallas, en las que tras cada clic saltaban unas letras de color verde hoja. Allí, unos elaboraban sus notas mientras otros esperaban su turno, porque tampoco había aparatos suficientes para todos.

      Algunos pensaban que aquel armatoste nunca desaparecería. Lo cierto es que en menos de cinco años, la Harris pasó a mejor vida: fue reemplazada por una nueva generación de computadoras personales. Me instalé en una PC compatible a inicios de la década de 1990; entonces, nadie soñaba con internet ni estaba consciente de que a mediados de aquella década el diario ingresaría al mundo de la web 1.0 y después a la 2.0.

      La redacción crecía y se modernizaba. José Manuel de Pablos (2001) dice que frente a la internet algunos periodistas experimentaron en sus inicios “el síndrome tecnofóbico medieval” o simedie, es decir, cierta resistencia a la novedad informática. En el Perú, probablemente, fueron una minoría. A partir de 1995, año de la masificación digital (Villanueva, 2012), la mayoría aprendió a lidiar con internet como hoy las nuevas generaciones aprenden a hacer periodismo de calidad bajo las magníficas oportunidades que ofrecen herramientas digitales que se reactualizan día a día.

      El 2016, los ciberperiódicos peruanos han entrado en su tercera década digital y nadie duda del estatus que han alcanzado. Se les compara con los medios convencionales y, como se presagiaba, se han convertido en un factor estratégico para el futuro de las empresas periodísticas (Palacios y Díaz Noci, 2007). Al igual que lo sucedido en otros países, la experiencia vivida con la web –hoy popularizada– no se parece a otros experimentos en los cuales se embarcaron en el pasado algunos medios y que no duraron más de diez años (Boczkowski, 2006).

      Los medios digitales describen realidades con un ‘color’ y un ‘sabor’ característicos, diferentes a las de sus pares impresos. Al leer, ver, oír e interactuar con sus contenidos, se comprueba que el rostro del periodismo ha cambiado (Singer, 2008) y que la profesión se halla en una etapa de redefiniciones y revoluciones continuas que los académicos observan, los periodistas viven y los cibernautas siguen. Estamos ante el fin de una época y lo que preocupa es que se desaproveche la oportunidad que ofrece este modelo, incierto, sin duda (Cobo, 2013), en una época en que “las certezas han sido abolidas” y asistimos a lo que el sociólogo Zygmunt Bauman (2016) llama el colapso de la confianza.

      Desde que la revista Caretas ingresara a la red, convirtiéndose en la primera publicación con una edición digital, nada está dicho. Las tendencias de forma y fondo que hoy parecen inamovibles en el negocio de las noticias virtuales, mañana serán reinventadas. ¿Moda? No. Son cambios que seguirán produciéndose a una velocidad antes inimaginada, porque derivan, a su vez, de las innovaciones que impone internet, que se están dando tanto en el mundo de la tecnología como en el comportamiento del usuario, en las nuevas condiciones de producción del mensaje y en las salas de redacción, en la cultura y los contextos sociales (Bradshaw, 2012).

      Esta investigación hizo un alto en el camino para otear el panorama de diez ciberperiódicos de Lima, promovidos por medios impresos (El Comercio, La República, Perú.21, Correo, Gestión, Líbero, Trome, Diario 16, La Primera [Diario Uno] y El Peruano), ocho de información general y dos especializados (Salaverría, 2009), en un momento escogido aleatoriamente, para identificar qué innovaciones destacaron en la forma de hacer periodismo, qué prácticas adoptan para informar y comunicarse con las activas audiencias, cuáles son las características de las publicaciones electrónicas dirigidas al consumidor masivo que producen y, finalmente, quién es el nuevo periodista digital. Como señala Pablo Boczkowski, si se espera que los medios de comunicación masivos provoquen determinadas consecuencias revolucionarias, es importante reconocer cuáles fueron los procesos seguidos para llegar a ellas (2006).

      El periodo seleccionado para el análisis, junio del 2012 y diciembre del 2013, fue significativo. En primer lugar, porque se buscaba aportar información complementaria a los estudios realizados en años anteriores sobre la prensa digital peruana. En segundo lugar, porque como en el resto del mundo, aquellos años significaron la consolidación del ciberperiodismo y el surgimiento de nuevas experiencias nacidas en el mundo virtual. Y en tercer lugar, porque se trataba de cubrir un tiempo previo a las modificaciones que ocurrieron en varias redacciones web de Lima por dentro –o por fuera– de la llamada convergencia de plataformas. Podría decirse que fueron años de una transición –una más, en realidad– en el imparable desarrollo de los espacios virtuales.

      La investigación tiene un componente histórico, con lo cual se suma a los esfuerzos desplegados hasta la fecha para estudiar la evolución del ciberperiodismo (Salaverría, 2015). Si bien el análisis se circunscribe a lo sucedido en el bienio 2012-2013, se recogieron antecedentes previos de cada ciberperiódico y, al mismo tiempo, algunas innovaciones relevantes producidas hasta el 2014. Este estudio no aborda en detalle el proceso de la convergencia digital, de Epensa (2012) y del Grupo El Comercio (2013-2014), que merece una investigación aparte que dé cuenta de sus etapas, pero menciona algunos de sus alcances en el registro evolutivo que han tenido esos periódicos online.

      Contextualmente, se observa que en la prensa digital –como en la convencional– no existe una única forma de difundir noticias; los sitios web informan, crean corrientes de opinión o entretienen de manera diferente acorde con sus particulares orientaciones y lo que consideran o prefieren sus usuarios. Sin embargo, uno de los supuestos de esta investigación fue que los ciberperiódicos se inclinaban hacia prácticas comunes en la producción y difusión de las noticias, con base en un mismo lenguaje digital (hipertextualidad, interactividad, multimedialidad, actualización y usabilidad) en constante evolución. Por ello, uno de los objetivos en este trabajo fue identificar dichos recursos, su aplicación en cada medio y las ventajas que ofrecían al usuario para acceder a la información.

      Esta aproximación analítica se ajusta a lo que Marcos Palacios y Javier Díaz Noci reconocen como el estudio de los cibermedios a partir de las acciones que desarrollan, una de las cuatro tipologías más destacadas recomendadas para clasificar a los sitios web. La tipología permite evaluar el nivel de dinamismo y el grado de adecuación del ciberperiódico al lenguaje digital. Se entiende por nivel de dinamismo, “el aprovechamiento que los nuevos medios hacen de las posibilidades que ofrece el soporte en línea (aplicación


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