Todo esto es mi país. Alejandro Susti

Todo esto es mi país - Alejandro Susti


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rel="nofollow" href="#uedeaf7ef-4b76-57ca-ac92-43336f8816cc"> Capítulo 6. La poesía como forma de conocimiento

       Salazar Bondy y la reflexión sobre la poesía

       “Todo esto es mi país”: la proyección de una poética

       La “crítica del idioma” y el conocimiento por la poesía

       Sombras como cosas sólidas: claves para una lectura

       Capítulo 7. El teatro: hacia la construcción de la utopía

       “Reflexiones de un autor teatral”

       Brecht y el teatro épico

       Trayectoria teatral

       Flora Tristán: la construcción de la utopía

       El rabdomante: acotaciones previas

       Claves para una lectura

       Referencias

       Mi país, ahora lo comprendo, es amargo y dulce; mi país es una intensa pasión, un triste piélago, un incansable manantial de razas y mitos que fermentan.

      Sebastián Salazar Bondy

      Introducción

      A lo largo de aproximadamente dos décadas, Sebastián Salazar Bondy (1924-1965) desarrolló una intensa y fructífera labor no solamente en el terreno de la literatura —fue dramaturgo, poeta, narrador, ensayista, antologador, entre otras tareas—, sino en el periodismo cultural como crítico literario, de arte, teatro, cine, además de cronista de su ciudad y columnista político. A pesar de la indiferencia de la sociedad peruana ante el papel del escritor y el intelectual, Salazar Bondy optó por su vocación con una convicción que le mereció la admiración de jóvenes escritores como Mario Vargas Llosa (1966) quien, en un emotivo homenaje que le rindiera junto con otros intelectuales escribió:

      Recordemos someramente qué ocurría con la literatura en el Perú hace quince años, qué hizo Sebastián cuando llegó a Lima. No había casi nada y él trató de hacerlo todo, a su alrededor reinaba un desolador vacío y él se consagró en cuerpo y alma a llenarlo. No había teatro (…) y él fue autor teatral; no había crítica ni información teatral y él fue crítico y columnista teatral; no había conjuntos ni compañías teatrales y él auspició la creación de un Club de Teatro y fue profesor y hasta director teatral; no había quien editara obras dramáticas y él fue su propio editor. (…) Todo, en el Perú, contradecía la vocación de escritor, en el ambiente peruano ella adoptaba una silueta quimérica, una existencia irreal. Pero ahí estaba ese caso extraño, ese hombre orquesta, esa demostración viviente de que sí, de que a pesar de todo alguien lo había conseguido. ¿Quién de mi generación se atrevería a negar lo estimulante, lo decisivo que fue para nosotros el ejemplo centelleante de Sebastián? ¿Cuántos nos atrevimos a intentar ser escritores gracias a su poderoso contagio? (pp. 47-48)

      Hoy, a más de cincuenta años de su muerte, dispersa en ediciones tanto peruanas como extranjeras, su obra se expande como un ramaje cuyos límites exceden su tiempo y espacio: el caso paradigmático es su célebre ensayo Lima la horrible —publicado por primera vez en México, en 1964, y luego reeditado en ese mismo país, en Cuba, Chile, además del Perú— cuya lectura ha influido en diversas generaciones de intelectuales y artistas no solo peruanos, sino latinoamericanos. Aquel mismo año, sin embargo, Salazar Bondy no solo publicaba el ensayo dedicado a su ciudad, sino la antología Poesía Quechua —con selección y presentación suyas—, el volumen Cerámica Peruana Precolombina —con introducción de su autoría— ambas con la Universidad Nacional Autónoma de México y, en Buenos Aires, una selección de los Comentarios Reales del Inca Garcilaso publicada por la Editorial Universitaria.

      Aun cuando parezca contradictorio, el propósito de este libro no es abarcar la totalidad sugerida en la expresión “Todo esto es mi país”. Una tarea de esa envergadura resulta a todas luces imposible. Más bien, se ha intentado trazar un recorrido por algunos de los múltiples itinerarios que el autor perfiló a través de la escritura, ya fuese en el periodismo o la literatura. En tal sentido, el desarrollo de este trabajo empezó a cobrar forma algunos años atrás con ocasión de la publicación de los dos volúmenes que conformaron La luz tras la memoria (2014), una selección de más cien artículos periodísticos de Salazar Bondy —la mayoría inéditos— dedicados a la difusión y promoción de la cultura y la literatura en nuestro país. Dos años después, con el apoyo de la Universidad de Lima, fue posible la publicación de más de cien crónicas del autor dedicadas a la ciudad de Lima, en el volumen La ciudad como utopía (2016).

      He optado por organizar este estudio en función de los principales temas y preocupaciones presentes en la obra de Salazar Bondy. De este modo, en el primer capítulo, a partir de una revisión de testimonios que formaron parte del debate de la época —artículos, intervenciones en debates, publicaciones diversas— se recogen las bases del pensamiento del autor en torno a temas tales como la cultura, la identidad nacional, la configuración de lo indígena, el arte realista y la literatura, todo ello a partir del reconocimiento de su posición como periodista cultural una vez que se incorporó al diario La Prensa a su regreso al Perú en 1951.

      El segundo capítulo aborda el diálogo entre el periodismo y la literatura a través de los artículos publicados entre 1945 y 1965: la responsabilidad social y el rol del crítico, el estado del libro peruano y la industria editorial, la importancia de la lectura y la formación de lectores, la labor de las revistas culturales y literarias, el reconocimiento de la obra de escritores canónicos y la promoción y apoyo a los nuevos escritores son algunos de los temas abordados.

      El tercer capítulo, “Escribir sobre la ciudad: las crónicas periodísticas”, se detiene en un aspecto poco conocido de la obra periodística de Salazar Bondy: las crónicas dedicadas a la ciudad cuya elaboración sería fundamental en el proceso de escritura del ensayo Lima la horrible (1964). En ellas, por ejemplo, son motivo de discusión la historia y el patrimonio histórico de la ciudad, la planificación urbana, la necesidad del desarrollo de una política coherente para el cuidado y fomento de las áreas verdes y la salud pública, la transformación del espacio urbano, las expresiones culturales de los primeros migrantes andinos, el problema del tránsito, la delincuencia y otros males propios de la ciudad moderna pero también contradictoria que era Lima a mediados de los años cincuenta y comienzos de los sesenta.

      El cuarto capítulo propone una lectura del ensayo Lima la horrible a partir de la revisión de una vasta red de referencias textuales. Como bien se sabe, en su ensayo Salazar Bondy se propone desmantelar el mito de lo que él describe como la “Arcadia Colonial” perpetuado por la literatura pasatista, así como por la cultura popular y la idiosincrasia de los limeños. Ello lleva al autor a consultar el testimonio de cronistas, viajeros, escritores nacionales y extranjeros y, en general, personajes diversos que, a su paso por la capital del Perú, la describen y representan en sus textos. Frente a estos, produce una crítica no exenta de algunas contradicciones que se examinan.

      El


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