Guía de supervivencia audiovisual. Luis Alfredo Landavere Vergara

Guía de supervivencia audiovisual - Luis Alfredo Landavere Vergara


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Encantando a la quimera

       Anuncio, luego existo

       Afiches

       Tráiler

       Internet

       Fotografías

       Estreno

       Merchandising

       DVD

       La luz al final del proyector

       “Dios no juega a los dados”

       10. Y bien...

       Referencias y bibliografía recomendada

       Te parecerá extraño cuando tus sueños comiencen a estar en formato rectangular de cine…

       Sabrás que tienes problemas cuando tus sueños tengan una luz de REC parpadeando en una esquina superior…

       Te darás cuenta de que tocaste fondo cuando en tus sueños te veas a ti mismo dirigiendo lo que pasa.

       Ahora empezarás a trabajar soñando y a soñar trabajando.

      El autor

       Introducción

       Del libro de magia al manual de combate

       No creo en los escenarios sin solución.

      William Shatner como ‘James T. Kirk’ en

      Star Trek II: The Wrath of Khan (1982); guion de Jack B. Sowards, dirige Nicholas Meyer.

      Si abriste este libro es porque ya sabes qué es lo que quieres hacer, tienes algo en mente, una meta que cumplir, y quieres (o tienes que… si eres estudiante de un curso) verla en pantalla. Así que ya tienes alguna idea de qué es la ‘realización audiovisual’ y más o menos sabes por dónde va tu camino. Pero te voy avisando, no va a ser pura felicidad, pues todo el concepto darwiniano sobre la supervivencia del más apto se te va a presentar de primera mano y te enfrentarás a varias situaciones que te pondrán a prueba todo el tiempo, tanto emocional como físicamente. Pero si aguantas y llegas al final, no solo te vas a llenar de la alegría de ese éxito, sino que vas a pertenecer a esa élite especial que puede manejar el último rezago de verdadera magia que queda en el mundo.

      Y es que la realización audiovisual como manifestación artística va a vincular al individuo con su universo circundante, ya sea en forma crítica o descriptiva. Esto da pie a una manera única para exteriorizar su pensar, con el consiguiente choque entre el mundo real y el imaginario. Pero esto requiere un proceso, una serie de lineamientos, y será cada realizador el que pueda generar sus propias reglas, revolucionando algunas, implantando nuevas o descartando otras.

      ¿Qué te dará ese poder de decisión sobre algo tan masivo? Pues el mismo hecho de crear un universo narrativo, personajes, realidad, elementos… como creador asumirás un derecho legítimo, como otros –antes que tú– lo hicieron. Como si se tratase de un libro de cocina que en la familia pasa de generación en generación, o de un libro de magia que pasa de hechiceros a aprendices, la información técnica que se vaya incorporando se asimilará en la gran base de datos de fórmulas que se aprenden con el ensayo y el error.

      Ya sea que te inicies por la necesidad imperativa de contar historias, lograr algún premio, conocer gente, o simplemente por la esperanza de destacar y salir al mercado audiovisual, todos coincidiremos en que es una búsqueda por la unidad entre la realidad y la fantasía. Por lo tanto, hacer realidad la fantasía... eso es magia.

      Pero nuestro contexto no industrializado lleva a muchos a buscar recursos poco ortodoxos para realizar sus proyectos y hacer que los guiones lleguen a ver la luz del proyector y no queden condenados a la triste y oscura bidimensionalidad del papel, o peor, que permanezcan como un conjunto de ideas que nunca se pudieron plasmar, ni siquiera por escrito.

      El cineasta norteamericano Darious J. Britt dijo: “Si solo tienes cinco dólares en tu cuenta, haz una formidable película de cinco dólares”1, y es cierto. A grandes rasgos, no hay nada que te limite, ni siquiera el dinero, más que el propio miedo. La necesidad de levantar ese proyecto desde sus raíces, así como los motivos, ideales y sueños que lo formaron, te darán la fuerza para mantenerte firme ante los factores en contra que se presenten y que probarán tu obstinación para llegar a tu meta. Y como escribo líneas arriba, si ya superaste las trabas de empezar esta aventura, vas a querer quedarte hasta el final.

      Para esto, en gran medida debes pensar más allá de los paradigmas establecidos sobre la experiencia de preproducir, realizar, editar y cerrar un proyecto, así como buscar los elementos explotables que tengas alrededor, manteniendo una mentalidad alerta e inquisitiva. Así, convertiremos nuestra realización audiovisual en una de guerrilla, donde los recursos no disponibles se volverán fortalezas y lo que está a la mano se puede tornar en una herramienta útil.

      Pero no será una realización escasa de permisos, altamente arriesgada, sin precauciones, donde las comodidades son mínimas y la actividad implicada es acelerada… ¡error! Incluso con pocos recursos, una producción de guerrilla como la que vas a empezar (más aún si es un trabajo de estudios o tu primer cortometraje) debe ser altamente organizada y preparada, con una planificación lo más acertada posible para realizar una operación efectiva. Por esto la aplicación de técnicas militares se conjuga perfectamente con las prácticas de una realización audiovisual, con el establecimiento de nuevos parámetros de acción acordes con escenarios ajustados y considerando recursos estratégicos.

      Así, descubrimos que el realizador es además un guerrero, individuo combativo que debe aplicar lógica y razonamiento frío en una experiencia donde reconocer su entorno, recursos y fallas será tan importante como el manejo de su arte.

      ¿Y dónde queda lo mágico del asunto? Claro, visto así parece más técnico que otra cosa, pero piensa bien en lo que vas a hacer:

      – Jugarás con luces y sombras.

      – Mezclarás diversos elementos a partir de recetas.

      – Alterarás las reglas del tiempo y el espacio cada vez que enciendas la cámara.

      – Manipularás (constantemente) la realidad.

      – Te transportarás a otros paisajes y a otros mundos.

      Ahí está la magia.

      Y como mago, tendrás que encontrar, experimentar y registrar las respectivas fórmulas que consiguen crear ilusión. Y verás que existen muchas variantes técnicas para los procesos; algunos expertos coinciden con estas, mientras otros tantos discreparán radicalmente. ¡Y eso está bien! En la medida en que establezcas sistemas de trabajo y experimentes (y desde luego, te equivoques) podrás crear tus propias recetas. Aquí están las mías.

      Este texto evolucionó a partir de mi proyecto profesional de final de carrera, que fundamentaba mis actividades al realizar un cortometraje y que me llevó a un intenso análisis de esa aventura. Aventura que terminó dándome mi título profesional y mi primer empleo como docente. Al tomar conciencia de la considerable semejanza de una producción con una misión en terrenos inhóspitos, se fueron sumando la idea de una cultura preventiva y mis nuevas experiencias como realizador y después como docente, logrando armar este recetario/manual de combate, sobre la base de errores y aciertos, con la expectativa de que estas vivencias traigan consigo consecuencias favorables para quienes se quieran embarcar en nuevos proyectos.

      Antes de concluir esta introducción, expreso mi agradecimiento a Romina Ortega, Walter Espinoza, Diego Mezarina, Pablo J. Ruiz y Andrés Vernal, por sus acotaciones y recomendaciones en el texto; a Pia Galiano, Luciana León-Barandiarán


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